LAS HIDROELÉCTRICAS SANTACRUCEÑAS Y LOS OCHO DIFAMADORES ENERGÉTICOS

por Carlos Andrés Ortiz

De enorme trascendencia positiva ha sido la adjudicación de las dos grandes hidroeléctricas a construirse en el Río Santa Cruz. Son dos proyectos que tienen más de medio siglo desde que fueron pensados, y a los cuales desde siempre se opusieron poderosos intereses no siempre visibles, disimulados con el recurrente y variado conjunto de trabas, argumentaciones enredadas y derrotistas, que atentaron contra todas las grandes obras de infraestructura que nuestro país necesita para el desarrollo socio económico.cao

Largo sería enumerar y fundamentar los múltiples efectos positivos que devendrán de la concreción de estas grandes hidroeléctricas, debiendo simplemente enfatizarse la sustitución de combustibles (léase divisas ahorradas), el consecuente ahorro ambiental, y la importancia geopolítica de impulsar el desarrollo en ese extremo continental de nuestro dilatado y poco poblado territorio.

Para este significativo logro, se lograron superar dos intentos previos de adjudicaciones, que por falta de financiación y otros inconvenientes técnicos resultaron fallidos, consiguiéndose finalmente la total financiación por parte del Estado chino, que no omitió la participación de empresas argentinas en el proceso constructivo, lo cual es positivo.

Excelente noticia sin duda, que como suele ser una constante, la “maquinaria de impedir”, transformada en “maquinaria de difamar”, se encargó rápidamente de agredir.

El mascarón de proa de esa embestida, tal como viene ocurriendo en lo concerniente al Sector Energético, está conformado por el auto denominado “Ocho ex Secretarios de Energía de la Democracia”, rimbombante título que más bien debería decir “los ocho responsables energéticos de la partidocracia decadente”, que ha sido el tristemente célebre período que bajo formalidades democráticas fue la continuidad socio – económica del “proceso” cívico – militar que tomó el poder el 24 de marzo de 1976, para acometer el genocidio económico que fue consecuencia de la impiadosa aplicación de las deshumanas directivas neoliberales, que dictadas desde el Consenso de Washington, destrozaron la economía argentina, agredieron gravemente el tejido social nacional, e incluso pusieron en serio riesgo la continuidad de Argentina como unidad política nacional.

Los siete años del “proceso” más los 18 años de partidocracia decadente, conformaron el muy nefasto cuarto de siglo neoliberal, responsable directo del más negativo período de desarticulación y destrucción política, económica y social generalizada, que provocó miseria, retroceso económico, degradación industrial, parálisis tecnológica, éxodo poblacional y desarticulación funcional de nuestro enorme y valioso territorio nacional.

Precisamente, los ocho ex responsables de la conducción energética argentina en aquellos tristes años, copartícipes y gestores activos de la desinversión, la parálisis de obras energéticas, las “privatizaciones” masivas en muchos casos a precios irrisorios, el desguace de entes señeros (como Agua y Energía Eléctrica), el freno total al muy importante desarrollo nuclear, la patológica orientación termoeléctrica de nuestra matriz energética, y el incubamiento de la crisis energética (por serias deficiencias de planificación y ausencia de inversiones); ellos mismos desde hace algunos años se auto erigieron en jueces y censores de la realidad energética argentina, como si en lugar de las deplorables acciones perpetradas, fuesen impolutos dioses del Olimpo recién llegados a La Tierra.

El breve escrito de los ocho opinantes está tan falto de fundamentaciones como lleno de falaces desacreditaciones a la iniciativa de comenzar esas dos grandes hidroeléctricas tan importantes para el desarrollo y la integración nacional.

Con notable audacia dicen que “nadie conoce” la factibilidad de esas obras, lo cual es falso, pues son obras largamente estudiadas, y ahora cuentan con el 100 % de financiación, además de reemplazar costosa generación termoeléctrica (a gas o petróleo), con lo cual proveerán importantes ahorros adicionales al país.

Incurren en procaz maledicencia, al tildar de “decisión irresponsable” la corajuda iniciativa de poner en marcha esos proyectos, aún en contra de los detractores de siempre, y de los operadores al servicio de la termogeneración y de los que lucran con el subdesarrollo  crónico. Claramente esos ocho ex secretarios de energía, han sido cajoneadores de proyectos hidroeléctricos y nucleares, postergadores de nuevas refinerías y malvendedores de nuestro patrimonio energético y científico vinculado al mismo. ¿Quiénes son entonces, más que “irresponsables”, directos culpables de gravísimas decisiones que hipotecaron el futuro energético argentino? Claramente esos ocho opinantes que hoy se ponen en difamadores seriales.

Afirman que es necesario desarrollar el potencial hidroeléctrico (cosa que NO hicieron en sus gestiones), pero camaleónicamente se ponen en críticos acérrimos de la construcción del mayor conjunto de obras hidroeléctricas desarrollado hasta el momento en Argentina…eso se llama doble mensaje, o tal vez lisa y llanamente vulgar hipocresía polítiquera de muy baja estofa.

Dicen que hace falta un organismo que provea “adecuada supervisión e inspección a las obras”…y ellos (los ocho ex secretarios de energía de la partidocracia) fueron los causantes directos del absurdo y muy perjudicial desguace de Agua y Energía Eléctrica.

Con miope visión centralista portuaria, critican que la obra se construya tan lejos del epicentro de la demanda eléctrica. ¡O sea cero de concepción geopolítica de integración nacional! Esos mismos nefastos personajes fueron los que impidieron la interconexión eléctrica de La Patagonia, antes la de Misiones, y mantuvieron al Sistema Interconectado en un distorsionado y muy limitado esquema radial centrípeto, en vez de operar con un factor de Integración Nacional. Como elementos de articulación fueron concebidas las integraciones transversales NEA-NOA, y Comahue – Cuyo, y por supuesto la integración patagónica incluso hasta Río Turbio, en el límite con Chile, todo ello hecho en los últimos años, cubriendo los faltantes de obras que esos operadores del neoliberalismo impidieron en sus gestiones.

En el colmo de ese panfletario escrito, culminan con una verdadera proclama…para impedir que las hidroeléctricas del Río Santa Cruz sean una concreta realidad.

¡Vulgares operadores mediáticos, en su momento personeros del subdesarrollo crónico e instigadores del desguace del Estado; hoy sembradores de cizaña para impedir el desarrollo!

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Carlos Andrés Ortiz – Investigador de temas económicos y geopolíticos

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