DEMAGOGIA Y CONTRADICCIONES

 

 
 Por Silvia Torres

Desde el oficialismo se puntualizan las contradicciones y la demagogia del discurso de campaña de la oposición: Reflejo de la inacción y la parálisis en que cayó al momento de gobernar o de ser mayoría en el Parlamento nacional. ¿Tienen proyecto de país o simplemente no lo pueden explicitar públicamente?Puerta

 

Cuando la oposición cuestiona las inversiones en obra pública, cuando no acompaña en el Parlamento nacional las acciones que defienden el interés de la provincia, cuando critica los “planes” sociales y calla los “planes” que financian el desarrollo industrial y agrario, cuando desvaloriza la distribución de la riqueza en servicios para el pueblo: subsidio a los combustibles, agua, gas, Fútbol para Todos y fomenta las industrias y la producción cultural; cuando cuestiona el fortalecimiento de las relaciones regionales para el intercambio comercial y la integración económica, etc. etc. está negando el valor de cada una de estas acciones que forman parte del corazón del proyecto nacional y provincial y que permitieron que el crecimiento sea una realidad palpable para millones de argentinos.

 

Una realidad que solo con mucha miopía los dirigentes de la oposición y sus seguidores, pueden negar. Una realidad que se pretende desvalorizar con demagogia, es decir, apelando a los prejuicios más lamentables que se albergan en algunos sectores de la sociedad argentina.

 

Tanto el gobernador de la provincia, Maurice Closs, como los integrantes de su gabinete y los candidatos a la reelección como diputados nacionales que participarán en las próximas PASO, Alex Ziegler y Silvia Risko, a quienes se suma en el tercer lugar Isaac Sevi, no eludieron señalar las flagrantes contradicciones del discurso de los candidatos opositores, quienes afirman bregar por las mismas cosas que niegan con su voto en el Parlamento o bien en el ejercicio del gobierno, como es el caso de Ramón Puerta, un hombre que continúa usando la mentira como su principal arma de difusión hasta para negar su condición de yerbatero, o el paupérrimo aporte hacia los intereses misioneros por parte de los legisladores del Frente para la Victoria, que responden a los lineamientos nacionales, pero no como “representantes” del pueblo misionero.

 

No es ocioso insistir en este sentido porque éstas son las sombras que cubren la real intencionalidad de las candidaturas opositoras, las que se empeñan en ocultar la realidad de su desempeño político en el Parlamento nacional, ya que de esto se trata. Acá no se pone en juego el gobierno ejecutivo ni de la provincia ni del país sino el desempeño parlamentario, el rol de diputados nacionales o sea cómo y cuándo levantarán la mano a favor de leyes sustanciales para continuar en la senda del crecimiento, en conceder mayores y mejores derechos para los ciudadanos, en facilitar los medios para financiar el desarrollo industrial, científico y tecnológico, en definir los recursos para áreas sensibles que deben sostenerse ante los avatares de la economía internacional, etcétera.

 

Y en este sentido sorprende, por ejemplo, la irresponsabilidad del ex gobernador mencionado quien, como diputado nacional, tiene infinitasinasistencias a las reuniones de comisiones y a sesiones demostrando su falta de voluntad o su incapacidad para aportar o disentir con solvencia ante los temas en discusión. (Si fuera docente o empleado público, hubiera perdido indefectiblemente el presentismo y si fuera estudiante, la regularidad.) Pero es diputado, elegido por el pueblo y será el pueblo quien deberá decidir su continuidad o darlo de baja, por incumplimiento de sus básicas obligaciones.

 

Velázquez, Pastori, Meili y los demás, de ser electos en octubre, pasarán a integrar las huestes de quienes se negaronsistemáticamente a apoyar las leyes que permitieron los grandes cambios que ya se operaron en la Argentina y en Misiones, fundados en el desendeudamiento y en el manejo eficiente de los recursos, dirigidos hacia la producción y el consumo. Lo dicen con todas las letras, como para que no haya duda alguna: a) Poner límites (los famosos palos en la rueda que aplicaron con el Grupo A, cuando no aprobaron el presupuesto nacional); b) Cambiar el proyecto político en ejecución, o sea, ¿dilapidar las reservas y endeudar de nuevo al país, no cobrando impuestos ni retenciones? c) No a la reforma constitucional, siendo que solo con ella es factible reformar la distribución de la coparticipación, que también pregonan.

 

En ninguna parte dicen que quieren modificar el modelo político para mejorar, para ampliar derechos, o la calidad de vida y el trabajo de los misioneros. El discurso opositor así es la más acabada demostración de lo que es la demagogia y lascontradicciones. Estará en manos de los ciudadanos decidir con su voto la gobernabilidad, la continuidad y profundización de lo alcanzado o la inacción y la parálisis que fue realidad en manos de la oposición.

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