ESO NO SE DICE, DE ESO NO SE HABLA

 

 
 
 
por Silvia Torres 
 
En un colegio cuya gestión depende del Obispado, un grupo de alumnos de cuarto año fue severamente sancionado por haber regalado profilácticos a sus compañeros de quinto, en vísperas de viajar a Bariloche. Resistencia a aplicar una agenda sobre sexualidad humana.  
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Se sabe que en la provincia de Misiones, al igual que en muchas provincias argentinas, existe una gran resistencia para cumplir con la instrumentación de la ley de educación sexual vigente para las escuelas de todo el país, a pesar de los esfuerzos que realizan las autoridades educativas misioneras que, por el momento, no lograron avances positivos tal cual lo demuestra el episodio que dispara esta nota.
En el colegio Santa Catalina, dependiente del Obispado de Misiones aunque financiado por el Estado que se ocupa de pagar los sueldos de todos sus docentes, entre otras cosas, un grupo de alumnos de cuarto año fue severamente sancionado por regalar profilácticos a sus compañeros de quinto ante el inminente viaje de egresados. La sanción implicó amonestaciones, reuniones con los padres para ponerlos en antecedentes y fuertes agravios verbales de algunos docentes hacia la conducta de los alumnos, denunciado este último hecho por algunos medios de comunicación, pero todavía no ratificado por el Ministerio de Educación, conforme las declaraciones de su titular, Luis Jacobo.
Lo cierto y paradójico es que un hecho que debiera disparar ámbitos de debate en la escuela, se castigó con sanciones. ¿Cuál es el mensaje educativo que pretenden imponer los directivos y docentes en esa escuela? De eso no se habla, eso no se dice, eso no se hace, siendo que el hecho de que los alumnos hayan actuado como lo hicieron está sacando a la luz una conducta que es habitual en los viajes a Bariloche: Es el momento oportuno para que quienes no lo hicieron, se inicien en la práctica sexual.
La sanción busca negar, ocultar esta realidad. Pretende no solo violar una ley al negarse la escuela a tratar temas de sexualidad, sino también ocultar y negar las lamentables consecuencias que ese desinterés de la escuela provoca en la vida de los estudiantes: Embarazos no deseados, que se solucionan en el ámbito privado de los abortos clandestinos; ignorancia acerca de procedimientos para el cuidado de la salud y desconocimiento de las particularidades de la sexualidad humana.
Las escuelas confesionales siguen creyendo que pueden manejar los instrumentos educativos conforme sus prejuicios medievales, en una época en la que se han destapado las relaciones humanas a niveles jamás imaginado y cuando los medios de comunicación difunden a los cuatro vientos y en cualquier horario la liberalización de costumbres y diversas formas de la relación humana, incluso de aquellas que están castigadas por la ley, como es la pedofilia, en la que estuvieron involucrados gran número de sacerdotes católicos y que ponen en severa tela de juicio los efectos del celibato.
Además, ante episodios que significaron otorgar derechos a minorías sociales que involucran a la vida sexual de las personas, quedaron evidenciadas las posturas anacrónicas de quienes expusieron y manifestaron su oposición ante tales avances. La realidad está a la vista: no desapareció la familia con una mamá y un papá, tampoco se disparó el comercio en negro de semen y óvulos, ni la Argentina se convirtió en un mercado libre de venta de niños, como fueron los argumentos expuestos por legisladores y por manifestantes con fuerte compromiso religioso, ni las familias homosexuales violan a sus hijos, como suponía una anciana conductora de almuerzos. Todo este bagaje de experiencias debiera de servir para comprender que el ejercicio de derechos no conlleva al deterioro social de una comunidad y la educación es un derecho inalienable e irrenunciable.
El grupo de alumnos que distribuyó los profilácticos entre sus compañeros debiera de haber obtenido un reconocimiento por parte de toda la comunidad educativa, incluidos los padres. Un reconocimiento que pusiera bien en claro que el profiláctico es el mejor medio para evitar consecuencias no deseadas en la práctica sexual. Y, también, podrían haber aprovechado la oportunidad para bajar línea acerca de cómo y cuándo iniciarse en la vida sexual, ya que el debate al respecto puede servir para que se inculque acerca del celibato hasta la consagración del matrimonio, como es uno de los dogmas que difunde la religión católica.

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