por Luis Sicilia
La mayoría de los analistas políticos del fin de semana coinciden en atribuirle a Héctor Magnetto el papel de conductor invisible del frente electoral antikirchnerista en gestación, debido a la ausencia de un liderazgo opositor.
Se trata de una expresión de deseos antes que de un pronostico porque el candidato en la gatera de la derecha peronista es Roberto Lavagna, un economista neoliberal que se siente extremadamente cómodo junto a Mauricio Macri, el crédito de la patria empresaria, aunque su propio padre, Franco Macri, acaba de decir que si por él fuera «Mauricio no debería estar en política». En realidad todas estas especulaciones no valen nada cuando asoma su cabeza el candidato real del peronismo no kirchnerista Daniel Scioli, que está agarrado con uñas y dientes del borde del plato gritando su «lealtad a Cristina» y que aceptaría ser candidato a presidente en 2015 siempre que «no deba competir con la Presidenta».
Aunque suene a chiste de humor negro, lo de Magnetto, como impulsor ideológico del brote conservador rabioso en la política argentina es un hecho puntual, como se desprende incluso de un informe más o menos reservado al que tuvo acceso este cronista. El CEO del grupo Clarín se ha transformado en los últimos tiempos en el verdadero cerebro de la avanzada antikirchnerista. De esta banda de «agitadores» con pretensiones de gobernar el país participa un sector de la justicia, empresas como el grupo Techint, y la entente integrada por la Sociedad Rural Argentina y la Federación Agraria, un circulo financiero pequeño pero muy poderoso, y la clase política ejecutiva, encabezada por Mauricio Macri (conocido también como el Capriles criollo), el gobernador de Córdoba José Manuel de la Sota, y el dueto santafesino Hermes Binner y Antonio Bonfatti. El grupo Clarín armó un gran negocio con Macri, De la Sota y Bonfatti. Magnetto encontró la fórmula para sustituir la pérdida de la televisión del fútbol entretejiendo acuerdos con algunos caciques provinciales que le entregaron en bandeja un negocio de más de 230 millones de pesos, a cambio de lo cual se aseguraron un buen tratamiento publicitario y una plataforma de divulgación ideológica por parte del principal multimedios del país.
El acuerdo de Moyano con el gobernador cordobés para impulsar un bloqueo comercial en esa provincia ha sido denunciado por 80 intendentes y hombres de la política local mediante un comunicado donde se repudia el paro en supermercados que lleva adelante el sindicato de camioneros desde hace más de una semana.
En este contexto político donde el progresista Pino Solanas se pasea del brazo con Lilita Carrió y Moyano toma mate a escondidas con Mauricio Macri, el kirchnerismo despliega su trabajo en defensa del modelo en marcha y lo hace sin escatimar el compromiso militante.
El viernes próximo el peronismo de la Provincia de Buenos Aires protagonizará una demostración de fuerza llamada a tener amplia repercusión política con eje en un territorio tradicionalmente identificado con el peronismo obrero y popular: La Matanza, un distrito con más de dos millones de habitantes. El intendente de La Matanza, Fernando Espinosa, ha sido el paciente organizador de esta cumbre del peronismo que terminará en una nueva muestra de contundente respaldo político a la figura de la Presidenta Cristina Fernández. La reunión tiene como antecedente el encuentro de Santa Teresita y la reciente cumbre de GESTAR en Entre Ríos. En ambas hubo fuertes cuestionamientos a la figura del gobernador Daniel Scioli y fervientes reclamos para habilitar la discusión que abra la puerta a un nuevo mandato de la Presidenta.
Como sucedió en las dos últimas oportunidades Scioli no será de la partida. La cumbre se llevará a cabo en la Universidad de La Matanza, uno de los puntos altos de la gestión del intendente donde se prevé la asistencia de más de dos mil dirigentes y militantes de la tercera sección electoral.
El Libertador en Línea
