Por Prensa Bienal del Chaco
El Concurso Internacional de Escultura vive su tercera jornada de competición. Los 11 escultores del mundo trabajan durante concentradas horas en el mármol. Hay que garantizar llegar a tiempo y a buen puerto.
El polvo blanco y espeso continúa expandiéndose en oleadas poderosas, pero ya la gente venció la barrera y se acerca munida de barbijos que se entregan gratuitamente, a ver las obras que están surgiendo, unas tímidamente, otras ya en forma más tajante.
El anillo humano –una postal típica va rotando lentamente alrededor del predio de competición. El tiempo es veloz, el trabajo es excluyente. Vacaciones de invierno y la posibilidad bienhechora de poder acercarse en familia, o grupos de amigos, o en pareja, o solitariamente, disfrutar del acontecimiento con variedad de actividades gratuitas, para todos los gustos y de alto nivel.
Nadie va volver insatisfecho sobre sus pasos: la Bienal es arte y paseo.
Arte por donde se pose la mirada, porque además de los 11 escultores del mundo, procesan sus obras los escultores nacionales y latinoamericanos, los ceramistas invitados, los maestros originarios, y otros en situación particular, como el stand de la empresa Sthill que auspicia en su box a un par de escultores vigorosos trabajando la madera.
Ya una obra efímera flota en las aguas del río Negro, la poética de Karen Macher Nesta se mece en las aguas de nuestro río fundacional.
La artista peruana, licenciada en escultura y máster en Arte y Tecnología por la Universidad de Valencia, realizó la obra “El transportador de sueños”, una escultura con ramas de árboles y canoa en el río. Observar esa embarcación que tiene por tripulación antes que a hombres a una cabellera de ramas, pone –y esto es lo fascinante del arte lo mágico, lo irreal en contexto racional, se cuela en el cotidiano.
Además, dos exposiciones de sala pueden visitarse: La exposición de la Asociación de Escultores chaqueños en el hall del Domo del Centenario y la muestra de Expositores del mundo en el salón de exposición del Museum, con una muestra en pequeño formato de los escultores internacionales e invitados.
Esa es la reflexión inevitable mirando tanta gente pasar y de todo grupo hetáreo, de cualquier condición social, de todas las edades: ¿qué hace que cientos de miles de personas vengan a disfrutar del arte? Aunque para el resistenciano sea algo naturalizado, se puede apreciar por internet por ejemplo, importantes concursos escultóricos al aire libre en Europa con los participantes trabajando casi en soledad. La participación y protagonismo del pueblo chaqueño –y por supuesto, cientos de visitantes que transitan es increíble. Una suerte de lealtad.
Por la tarde se realizará el concurso de lampiñeros que ya tiene una tradición confirmada. Hombres del hacha descortezando la madera chaqueña que será utilizada mañana, por los concursantes del Premio Desafío.
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