EL BRICS Y EL G 7 – EL COMPLEJO ENTRAMADO GEOPOLÍTICO MUNDIAL DEL SIGLO XXI


por Carlos Andrés Ortiz

El original BRIC, luego transformado en BRICS, es de hecho un grupo de nuevas potencias regionales (y/o mundiales, como Rusia y China), que conforman un conjunto de poder alternativo, con capacidades suficientes y fuertemente crecientes, y con objetivos propios que “no le piden permiso” al establishment mundial; por ello actúa fuera del poder hegemónico (del fugaz Mundo Unipolar) que ejerció EEUU a fines del siglo pasado; y también por fuera del G 7, el núcleo de las principales potencias “occidentales”, representativas del mega poder financiero – corporativo transnacional, corporizado en la doctrina político – económica del neoliberalismo, el cual a su vez impulsa el proceso llamado “la globalización salvaje” (contundente definición acuñada por Viviane Forrester, luego utilizado por múltiples analistas).
CAO
Para simplificar un poco esos complejos entramados de la geopolítica mundial, cabe definir que el G 7 (formado por EEUU, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, y Japón; como paso posterior a alianzas previas entre EEUU y las principales potencias económico-industriales-

tecnológicas de Europa Occidental);

es el núcleo de poder político – económico que busca imponer el “libre mercado” y su doctrina asociada, el neoliberalismo. Esa doctrina, impuesta bajo las presiones financieras del FMI, el BM, y la gran Banca transnacional con sede en esas potencias; busca lisa y llanamente el debilitamiento extremo y la posterior desaparición de los Estados Nacionales, como pasos previos al manejo mundial irrestricto y dictatorial por parte de las grandes corporaciones financieras y otras asociadas a las mismas.

Del mundo bipolar de la guerra fría, se pasó al fugaz mundo unipolar, el cual pasó casi desapercibidamente al mundo multipolar actual, en una compleja relación de poder que se altera constantemente, y medida en términos históricos, con cambios profundos operados en muy breves lapsos de tiempo.

En el complejo tablero geopolítico mundial, si bien EEUU mantiene su liderazgo, hoy dista mucho de ser absoluto y excluyente, como pretendió consolidar en el efímero período unipolar. Y los límites de su poderío, claramente se erosionan, en un proceso muy acelerado medido en términos históricos; siendo evidente que su deterioro relativo parece ser irrefrenable e irreversible. Más de un analista, incluso de EEUU, habla de la búsqueda de un “aterrizaje suave” de la mega potencia, buscando dilatar o impedir el colapso brusco y total. La abortada búsqueda de formar el G 2 (con China), diplomáticamente eludida por la emergente potencia asiática, con la habilidad de su milenaria cultura, muestra que Estados Unidos ya no puede imponer cualquier “solución” ni a cualquier nación del globo; ¡menos aún a los emergentes del BRICS!

Claramente, las naciones que se constituyeron en nuevas potencias mundiales (o en el caso ruso que reasumieron ese rol), lo hicieron “contraviniendo” las presiones “económica y políticamente correctas” emanadas de los poderes financieros transnacionales, y del G 7; grupo geopolítico que es socio  y marcadamente afín a los dictados corporativos financieros globalizantes.

Los BRICS, cada uno a su modo, realizaron y siguen ejecutando decididas Políticas de Estado, precisamente con sus respectivos Estados Nacionales muy activos, marcando rumbos y definiendo las líneas estratégicas e incluso tácticas, que obedecen claramente a Objetivos Nacionales; por ello muy lejos de las actitudes claudicantes de los Estados que se sometieron a las durísimas tiranías de “los mercados”, lo cual es un eufemismo que en realidad implica la implacable dictadura de los grandes poderes plutocráticos (financieros) transnacionales.

Esa inteligente “desobediencia” a los dictados de la plutocracia transnacional (FMI, BM, BCE, RF, BPI, y grandes corporaciones financieras transnacionales privadas),

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ha sido el factor clave que permitió a las economías de los BRICS crecer y desarrollarse sin las ataduras de las “recomendaciones” (léase brutales imposiciones), que bajo la cobertura de doctrinas económicas probadamente tóxicas –liberalismo extremo, neoliberalismo, monetarismo-, solo inducen a la recesión y a crisis crecientes sin solución alguna.

Y es interesante constatar que los BRICS ya están buscando un acuerdo marco, para poder comerciar fuera de las monedas de cambio usuales, el dólar y el euro, lo cual podría acelerar la debacle de la divisa norteamericana (hoy papel pintado sin respaldo), y la crisis de la UE que en buena parte es consecuencia de la dependencia de sus miembros a una moneda comunitaria que impide devaluaciones compensatorias en los Estados sumidos en severas recesiones (los PIGS y otros menores).

Tan delicado es el tema de la moneda de referencia, que una caída en picada del dólar podría poner a la primera economía mundial en una real situación de caos, pues sería una muestra cabal de pérdida de poder y el fin de la capacidad de financiar sus déficits con simple emisión sin respaldo alguno. Y por si alguna duda quedara de la importancia del tema, algunos analistas deslizaron la posibilidad que la brutal destitución de Kaddafy pudo ser motivada por la decisión –nunca ejecutada- de cambiar la moneda de referencia de sus cuantiosas reservas, posiblemente con la intención de volcarse al oro.

Los BRICS están abocados a la creación de su propio Banco de Desarrollo, el cual en los hechos será una alternativa poderosa contrapuesta a la dupla FMI – BM, la cual fuera creada a la medida de los intereses anglosajones, en los acuerdos de Bretton Woods, poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial. Las poderosas espaldas financieras de China –que además es el principal acreedor de EEUU-, sumadas a las de los otros cuatro socios, le confieren un respaldo formidable a cualquier iniciativa financiera de los BRICS.

En un marco de fluidos acontecimientos, los recientes acercamientos políticos, económicos y militares, de Rusia y China, tienen profundas connotaciones; y constituyen una clara acción contrapuesta al accionar de la alianza explícita de las alianzas, amenazas y acciones de EEUU más Canadá, la UE y Japón; del brazo armado que es la OTAN (desde hace años ya con proyecciones globales), y dentro de la OTAN, el accionar marcadamente agresivo de las tres potencias neocolonialistas del siglo XXI, que son EEUU, Gran Bretaña y Francia.

Si bien Japón no integra la OTAN, tiene fuertes vínculos militares con EEUU y sus socios, motivados por viejas disputas y celos geopolíticos con China, con Rusia (con cuestiones territoriales por las Islas Kuriles, que datan de fines de la Segunda Guerra Mundial), y por los despliegues misilísticos y nucleares de Corea Del Norte.

En todo ello también actúa la Comunidad Británica de Naciones (el Commonwealth), con activa injerencia de Australia en su entorno, influyendo en el Sur de Asia, e incluso con “su pata en el BRICS” que es Sudáfrica. Como ya es usual en las últimas décadas, Gran Bretaña juega a tres puntas: a) como socio menor subordinado a EEUU; b) como cabeza de la Commonwealth; c) como parte de la UE.

En el complejo entramado geopolítico mundial, la deuda externa, los condicionamientos financieros, y los acuerdos de “libre comercio” (nombre que encierra un sofisma monstruoso, pues encadenan a los países económicamente más débiles), son viejas herramientas de la guerra diplomática y de las extorsiones geopolíticas. Desde comienzos del siglo XX, se le agregan los poderes de manejos psicológicos y sociológicos a escalas masivas, de las grandes agencias noticiosas y los medios de comunicación dominantes, como jugadores centrales de las guerras psicológicas, en los últimos años devenidas en el concepto más abarcativo de guerras blandas. Y en estas, son agresores principales, desde hace tres a cuatro décadas, las miríadas de ONGs, que manipulan conciencias e instalan temas con tiránicas vigencias. Sus perniciosos trabajos de zapa, tienden a perpetuar el subdesarrollo, a fomentar odios y divisiones internas, a confundir a la opinión pública, y a influir descarada y sistemáticamente en los resortes del poder, mediante la extorsión y las presiones sin límites, además de manejar presupuestos enormes con los cuales tienen a muchos comunicadores sociales y medios principales de comunicación, como simples subordinados a sus dictatoriales imposiciones.

Sin duda, los BRICS, si bien no son inmunes a esas presiones neocolonialistas, están mejor equipados y posicionados para no dejarse influir ni amedrentar por esos mecanismos agresivos de las guerras blandas.

Para Argentina y para el BRICS, será mutuamente beneficioso que nuestro país pueda sumarse a ese destacado grupo de naciones emergentes. Lo cual es una expresión mayor del accionar geopolítico.

Integrar el BRICS, no implica enfrentarnos al G 7 ni la UE; pero si tener objetivos superiores, socios y aliados de relevante importancia, y una mayor capacidad de maniobra y negociación diplomática.

Y en ese contexto, no tiene ningún sentido mantener o fogonear absurdos conflictos con la hermana república de Uruguay, por el tema de las pasteras; el cual es bueno recordar, fue llevado a presiones escandalosas y muy mal fundamentadas, por el extorsivo y mal intencionado accionar de ONGs transnacionales manejadas por Gran Bretaña (destacándose Greenpeace en tan deleznable tarea), operando de acuerdo a la vieja máxima geopolítica británica de “dividir para reinar”.

¡No es coherente accionar geopolíticamente con visión de futuro, mientras algunos desaprensivos funcionarios o colonizados mentales nos arrastran a peleas absurdas, que más que acciones diplomáticas parecen cotilleos de comadres ignorantes y mal intencionadas!


Referencias de abreviaturas:
FMI = Fondo Monetario Internacional; BM = Banco Mundial; BCE = Banco Central Europeo; RF = Reserva Federal (EEUU); BPI = Banco de Pagos Internacionales; BRICS = Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica; G 7 = Grupo de los Siete; UE = Unión Europea; PIGS (cerdos) = Portugal, Italia, Grecia, España (Spain); OTAN = Organización del Tratado del Atlántico Norte.


​Carlos Andrés Ortiz

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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