Por Rodrigo Zelada
La presencia de Cartes en los Estados Unidos y una lectura de los códigos y los lenguajes al margen de la palabra.
El Presidente Cartes se paseó por Manhattan como lo han hecho los anteriores presidentes, pero esta vez los rituales fueron muy otros. Observar el lenguaje de los gestos, la posición de los cuerpos de la gente, la gesticulación; es decir la otra comunicación: el body language fue apoteósico.
Desde la primera visita del Presidente Fernando Lugo a las Naciones Unidas, y su encuentro con los compatriotas, se utilizó el Consulado Paraguayo en Nueva York, como el organizador de los encuentros con los connacionales.
Fue especialmente duro para los que habían apoyado a Fernando Lugo sentarse a pactar el acto, con funcionarios que en época de campaña electoral fueron por meses a Paraguay a trabajar por Blanca Ovelar con goce de sueldo.
Las sucesivas reuniones fueron canalizadas a través del Consulado; pero para la visita de Cartes, las Seccionales intentaron torcer esta norma, organizando ellos un encuentro que no se realizó, pues desde la Cancilleria prevaleció el Protocolo y fue el Consulado el que organizó el encuentro con el Presidente.
A Manhattan llegó la pulseada entre la ANR y el Ejecutivo, más aún con la presente Lilian Samaniego en la comitiva.Muchos, al enterarse de esta noticia, dijeron: “esto va a ser unvyrorei”, y dejaron de asistir a las actividades. La titular de la ANR, en el encuentro, se ubicó al lado de Cartes, desplazando a las figuras del Gabinete presidencial.
Durante la visita de Lugo el procedimiento fue otro. Mientras recibía y contestaba las inquietudes de los participantes, instruía a sus Ministros tomar nota de las inquietudes. Con Cartes fue diferente, las dos únicas figuras activas fueron el presidente Cartes y la presidente del Partido Colorado, Lilian Samaniego, quien se erigió en la intermediaria de los reclamos; mientras que el Canciller Loizaga, metido entre la gente, no opinaba ni tomaba nota de los pedidos.
Finalmente, varios dirigían sus reclamos a la presidente y no al presidente; incluso algunas representantes esperaron por horas en el hotel para entrevistarse con Samaniego, a quien rindieron informes y pedidos, sin faltar la pyraguereada correspondiente.
El encuentro siguió estrictamente los viejos códigos establecidos, la mayoría de los hombres impecablemente trajeados y, como anexo, bajo los brazos, carpetas estrictamente coloradas. Esto contrastó enormemente con las anteriores reuniones distendidas e informales, sin pomposidad ficticia.
¿Qué busca Lilian Samaniego en USA? ¿Para qué vino con la comitiva presidencial? En las elecciones anteriores, el voto de los migrantes había pasado como un hecho anecdótico; pero al finalizar el conteo de los votos en territorio nacional, se inició el voto en el exterior. Si bien es cierto que los electores del exterior no pueden definir la presidencia de la república, su voto incide sobre los números en las candidaturas al Parlamento.
Al gobierno del Partido Colorado no le conviene la existencia de un Consulado imparcial y regido por la Ley 1335, sino por el contrario, se busca, a toda costa, meter funcionarios amigos del Partido. Pero no sólo el Consulado está en la mira: en la misión ante las Naciones Unidas se pretende ubicar como embajadora a Julia Maciel, cuñada de su hermano Roberto, quien ya consiguió un jugoso zoquete en Jasyreta.
Por eso es que en el encuentro primaron los correligionarios antes que los compatriotas, por eso no es nada inocente la pregunta de Lilian Samaniego a sus trajeados asistentes: “¿Tienen afiliaciones para entregarme?”.
