ULTRA ECOLOGISTAS Y NEOLIBERALES – LAS ALIANZAS ESTRATÉGICAS A PROPÓSITO DEL CASO EMBLEMÁTICO DE RÍO TURBIO

por Carlos Andrés Ortiz /

No por casualidad, el ecologismo de corte fundamentalista, se instaló fuertemente en nuestro país en plena época de apogeo del más extremo neoliberalismo, entre fines de los ’80 y los nefastos años ’90.CAO

El auge lo tuvo durante el nefasto menemato, cuando “Marijú” Alsogaray les dispensaba atenciones y generosos subsidios y otros apoyos, en épocas en las que resultaba visible que varios desocupados crónicos y disconformes varios “contra el sistema”, fundaban ONGs “ecologistas”, que en muchos casos eran vulgares sellos de goma, con las cuales “trabajaban” de militantes del ecologismo cavernario, con el único “requisito” de expresar y difundir los “pensamientos ecológicamente correctos”; con los cuales adherían o montaban campañas antinacionales de diversos tenores; casi siempre montándose en acciones “en contra de”, con lo cual evidenciaban adherir al irracional paradigma del “crecimiento cero”. Paradigma perverso si los hay, pues edulcorado con “ideas conservacionistas” propugnan eternizar el subdesarrollo crónico…a cambio del “paraíso ecologista”, el cual si lo hubieran impuesto, habríamos retrocedido al siglo XVIII.

El cambio de paradigmas que fogonean los ultraecologistas busca el reemplazo del patriotismo, por un difuso amor “medio ambiente”, para lo cual el Club de Roma (génesis del fundamentalismo ecolátrico) y las ONGs de ese perfil, cuentan con apoyos del establishment transnacional, interesado en crear preocupaciones alternativas, para que la gente no piense en cosas esenciales, como la miseria crónica, la desigualdad escandalosa, y los perversos mecanismos que la perpetúan.

Mediante sutiles técnicas de manipulación psicológica, aptas para cooptar incautos y desinformados, además de sumar entusiastas activistas del neomarxismo; las ONGs transnacionales, como Greenpeace y WWF, fijan sus agendas, de seguro dictadas desde sus centrales del G 7, y esas dos en particular, desde Gran Bretaña. El inconfeso pero claro fin último, es mantenernos atados al subdesarrollo crónico, además de provocar insalvables odios y divisiones sociales, con clara exclusión de todo amor a la propia nacionalidad; todo acorde a la vieja táctica de “divide y vencerás” siempre aplicada por el vetusto imperio.

Uno de los focos del accionar de esas transnacionales del ecologismo ultra, es el Sector Energético. Dentro de él, uno de los recurrentes blancos de las campañas de terrorismo mediático, realizadas sistemáticamente, es la central carbonífera de Río Turbio, la cual pronto producirá energía eléctrica prácticamente al pie de la mina homónima.

La concreción de ese proyecto reviste particular importancia geopolítica y energética, pues sin duda dará mucha mayor sustentabilidad económica a las actividades de la única mina productora de carbón, que hasta hoy posee nuestro país; pero a la vez inyectará energía en uno de los extremos del sistema de alta tensión –el SADI-, en el confín sur – oeste de nuestro dilatado territorio continental, proveyendo mayor sustentabilidad técnica y mejorando la calidad del servicio eléctrico en las inmensidades patagónicas. Y adicionalmente proveerá energía de una fuente diferente al petróleo y el gas natural, hidrocarburos que hoy forman más del 90 % de nuestra matriz energética.

Por otra parte, será una fuente genuina de trabajos muy bien pagos, contribuyendo a radicar y aumentar la población, en la gran región más despoblada de Argentina, la cual es a la vez la más amenazada por el agresivo militarismo británico en nuestras Islas Malvinas, usurpadas bajo prepotencia por el decadente pero peligroso imperio.

La Central Carbonífera de Río Turbio contribuye efectivamente a radicar población en ese extremo patagónico, a la vez que se favorece la real integración mediante la extensión de las “autopistas eléctricas” que son las redes de alta tensión, posibilitando con ello mejorar las condiciones de vida de los argentinos de esa zona, y a la vez facilitando nuevos emprendimientos industriales y agro – ganaderos, siendo sin duda una de las prioridades geopolíticas para nuestro país. Por algo, la población de esa ciudad y su zona de influencia, apoyó activamente la concreción de esa usina carbonífera.

No puede sorprender, que dentro de las muchas activas campañas mediáticas, plagadas de mentiras y tergiversaciones, que sistemáticamente perpetra Greenpeace, los ataques a esa usina carbonífera tuvieron especial virulencia. El eco terrorismo montado contra la usina de Río Turbio, “denunció” la contaminación, pese a que la central es de última tecnología, y con ello garantiza menores niveles  de polución que las viejas usinas carboníferas, y particularmente denunció “los daños a los glaciares”, mentira monstruosa, pues está a varios cientos de kilómetros del glaciar Perito Moreno, el más cercano y a la vez el más famoso; y ubicada a contra viento del glaciar, por lo que la contaminación es físicamente imposible.

Pocos meses atrás, otras ONGs del ecologismo fundamentalista, se sumaron a las arteras y mentirosas campañas en contra de Río Turbio; en particular la transnacional británica WWF, con su filial “argentina” Fundación Vida Silvestre, y otras ONGs y alguna entidad asociada, que montaron la campaña mediática dudosamente científica, y cargada de falsedades, que es el informe pomposamente llamado Escenarios Energéticos Argentina 2030, que en esencia es un panfleto con pretensiones de muy tergiversado tecnicismo.

Corroborando –una vez más- las coincidencias estratégicas entre los neoliberales y los sectores ultra ecologistas, el vocero principal del establishment en Argentina, el Diario La Nación, el 20/01/2013 publicó una ácida crítica a la Central Carbonífera de Río Turbio, con amplios espacios, gran infografía, pero dudosas o muy falseadas bases de fundamentación. Todo muy acorde al rol cerradamente centralista – portuario y a la concepción cerrilmente ultra liberal del centenario matutino, desde sus orígenes puesto como “vocero intelectual” de los intereses británicos y antinacionales de Argentina.

Cómplice necesario del proceso, del menemato y del delarruato, y de la tibieza del alfonsinato, La Nación no solo “miró para otro lado”, sino que alentó los muy corruptos procesos de privatizaciones salvajes, la desindustrialización y los brutales niveles de desocupación, que fueron consecuencia de esos gobiernos. Hoy se opone a grandes obras que nos van transformando positivamente y apuntalando el desarrollo socio – económico; como asociado estratégico del ecologismo ultra, apátrida y cavernario.

El autor es:

Contador Público Nacional
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente de la Facultad de Ciencias Económicas  (UNaM)
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. (UNaM)
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía  (UNLa – CNEA)
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mbororé

El Libertador en Línea

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