¿QUIEN MANDÓ A MATAR A CRISTINA?

Por Carlos Rozanski   ***  

El ex juez de la Cámara Federal Carlos Rozanski afirma que no hay dudas que una derecha variable, multifacética y siempre violenta está vinculada al intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández.

Ilustración: Pablo Temes.

Sobre Cristina Fernández de Kirchner se han diseñado, elaborado y difundido una cantidad de discursos descalificantes como nunca antes en la historia de nuestro país. Para comprender las verdaderas razones de ese récord, es necesario ingresar, aunque sea brevemente, al concepto de discurso de odio y manipulación.

El objetivo central de los violentos, una vez seleccionada la/s víctima/s, es encontrar la manera más contundente y sostenida de desacreditar, denigrar y, si es posible, destruir literalmente a esa/s persona/s. Al mismo tiempo, buscan obtener en los destinatarios un estado de rencor y animadversión adecuados a los fines políticos de quienes articulan el plan. Esos fines no son otros que orientar en un sentido determinado el voto de la mayor cantidad de ciudadanos posible. Es bueno recordar que la Comisión Parlamentaria británica, en 2018 comprobó que la empresa Cambridge Analytica había estado al servicio de diferentes partidos políticos y candidatos presidenciales de los más variados países. En cada caso, se buscó influenciar a un porcentaje de votantes para direccionarlos hacia un candidato determinado en detrimento de aquel a quien demonizaban sistemáticamente. Tal el ejemplo de Hilary Clinton, a quien se calificaba de “corrupta” en las campañas donde participó la empresa citada. El resultado fue el triunfo del ultraconservador Donald Trump por escaso margen de votos.

En el mismo sentido, en esa investigación se mencionó a Mauricio Macri y su campaña, donde se buscó desacreditar y denigrar a Daniel Scioli a quien el citado Macri terminó venciendo en las elecciones de 2015 por un escaso 2 % de votos. De hecho, en el documental realizado sobre el tema (Nada es privado), se muestra que el CEO de Cambridge Analytica fue interrogado sobre su participación en una campaña “antikirchnerista”. Se ilustra el documental con la foto del propio Macri acompañado por Horacio Rodríguez Larreta.

En Argentina, logrado el objetivo electoral en 2015, la banda delictiva liderada por Mauricio Macri se dedicó a saquear el país en cifras inéditas en la historia tanto democrática como dictatorial.
Durante los cuatro años de su gobierno, Macri recurrió a la persecución mediático-judicial (al decir de Carlos Zanini), conocida también como “Lawfare” o “guerra judicial” que es una nueva forma de totalitarismo mediante el cual se reemplaza el concepto de guerra militar convencional, es decir la de pistolas, bazucas y bombas, por la de una modalidad cuyo contenido y estrategia es mediática-jurídico-judicial.

Los pilares centrales de esa nueva versión son los medios hegemónicos de comunicación, los Servicios de Inteligencia y el sector corrupto del Poder Judicial. El objetivo, en ese periodo 2015/2019, fue garantizar el saqueo planificado, mediante la persecución e incluso encarcelamiento de opositores y de todos aquellos que pudieran reaccionar ante ese nuevo e inédito desfalco que impactó y continúa impactando de manera brutal sobre los sectores más vulnerables de la sociedad. Cada pilar del Lawfare cumplió acabadamente su rol en el plan. Los servicios de inteligencia, en manos de dos importantes bandidos, espiaron y obtuvieron toda clase de información de los objetivos a perseguir, los que compartieron con los medios cómplices y con la rama corrupta del Poder Judicial. Así, desde canales de televisión (bonificados) a bares, restaurantes, clínicas privadas y hospitales públicos, se diseminó información falsa de manera cotidiana e ininterrumpida.

Durante esos cuatro años, periodistas altamente rentados demonizaron de las maneras más insólitas y variadas a los dirigentes de la oposición peronista, especialmente a quienes se vincularan con el llamado “Kirchnerismo”. Desde la atribución de hechos de corrupción hasta diagnósticos psiquiátricos realizados a Cristina Fernández de Kirchner (Nelson Castro y el Síndrome de Ubris), las mentiras se multiplicaron exponencialmente según la más pura ortodoxia nazi de comunicación. Se trató de una forma estudiada de transmitir una cantidad de veces una falsedad para instalarla como verdad en la mente de las personas y generar una falsa convicción. Así, se usan los mitos y prejuicios sobre la política para generar odio sobre quien benefició al pueblo, incluso en aquellos que fueron favorecidos por los odiados. Tal el caso de Cristina Fernández, en donde se suma, además, una profunda misoginia inherente al pensamiento nazifascista.

Valga la digresión para aclarar que el término Lawfare fue acuñado por el general de aviación norteamericano Charles Dunlap hace poco más de dos décadas. Sin embargo, la persecución de opositores y las mentiras reiteradas como metodología, fue ideada por el Ministro de propaganda de Hitler, Joseph Goebells en 1933. De ahí la famosa frase “calumnia, calumnia, que algo queda”. Y sabido es que la derecha de todas las latitudes abreva en el nazifacismo que caracterizó lo peor del siglo XX y cuyas consecuencias emocionales y materiales se siguen padeciendo. Debe recordarse igualmente que no es casual que el principal asesor de Mauricio Macri definió textualmente a Adolfo Hitler como “!Un tipo espectacular!. Era muy importante en el mundo!” (SIC) (Jaime Duran Barba 8/11/2013).

El propio Mauricio Macri, el 28 de septiembre de 2018, siendo presidente de la Nación, se manifestó en las redes tomando citas exactas del libro “Mi Lucha”, de Hitler. Pocos días después, denunciamos penalmente ese hecho junto a Eduardo Barcesat, Horacio Pietragalla, Jorge Elbaum y Guillermo Robledo. Sin ningún resultado, hasta la fecha, claro está.

Cabe igualmente recordar que Patricia Bullrich, Presidenta del PRO, fue condecorada el 23/7/2021 por Luis Chocobar, homicida por la espalda de Pablo Kukoc. Señaló emocionada en la ocasión: “Recibir un reconocimiento de Luis Chocobar me alienta» (SIC). La misma dirigente que siendo Ministra de Seguridad de la Nación, el 2/11/2018, había dicho: “El que quiere andar armado, que ande armado” (SIC). En este breve repaso, cabe también hacer mención al actual diputado José Luis Espert (Avanza Libertad), quien el 8 de noviembre de 2021, señaló que a los ladrones hay que “agujerearlos como un queso gruyere”, y agregó “es cárcel o balas, pero primero balas” (SIC). Finalmente, Javier Milei (Libertad Avanza), quien como diputado de la Nación señaló que está a favor de la venta de órganos, y que es sólo un mercado más (SIC 2022).

En el periodo actual, a partir del cambio de gobierno en 2019, se produjo una modificación evidente en la orientación del Poder Ejecutivo (el reemplazo de un mafioso por el de una persona decente) y un cambio notable en la dirección de la Agencia Federal de Inteligencia. Personas inobjetables reemplazaron a corruptos como Gustavo Arribas y Silvia Majdalani. Sin embargo, esa modificación no alteró los pilares esenciales integrados por los medios hegemónicos y el sector corrupto del Poder Judicial. A ello, se debe agregar, aquellos “servicios” que aún se encuentran activos dentro y fuera de la Agencia.

En cuanto al poder judicial, el único integrante del sector corrupto que ya no está es Claudio Bonadío, fallecido en 2020.
Las reflexiones presentes se realizan dejando siempre a salvo a aquellos integrantes del poder judicial y el Ministerio Publico que poseen fuertes convicciones democráticas pero que, de momento, se encuentran limitados en su posibilidad de alzar su voz contra el sector recalcitrante y corrupto de la famiglia judicial.

Finalmente, el Lawfare se enfoca hoy en mantener la impunidad de quienes saquearon el país y, simultáneamente, de intentar su regreso al poder en el 2023. En esos dos objetivos, el obstáculo más importante, sin duda, se llama Cristina Fernández de Kirchner. Ahí está la clave de su criminal atentado.

No hay dudas que la derecha mandó matar a Cristina.
Una derecha variable, multifacética y siempre violenta. La misma que se vistió de toga para convalidar golpes de Estado, perseguir, proscribir y estigmatizar. La misma que en nuestro país torturó, hizo desaparecer y mató. La misma que hoy, en su nueva versión recargada, intenta frenar un proceso irreversible de expresión popular que privilegie los intereses de los más vulnerables por sobre las miserias de los violentos insaciables.


*** Carlos Rozanski
– Ex Juez de Cámara Federal y Ex Presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de La Plata.

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