EL ROL DE LA ESMA Y LA PRODUCCIÓN DE FAKE NEWS EN LA DICTADURA

 

Por Ailín Bullentini

Una conferencia en el Espacio de Memoria y Derechos Humanos en ocasión del Día del Periodista revisó el uso de las noticias falsas en dictadura. No son una novedad, dijo Miriam Lewin sobreviviente y Defensora del Público. «En esa usina de noticias falsas que fue la ESMA se construían las fake news de la época». El rol de los medios, el caso Thelma Jara de Cabezas y la agencia Saporiti.  


Carlos Rodríguez, Miriam Lewin y Daniel Cabezas.

A ritmo frenético y viral, a diario operaciones mediáticas e informaciones falsas escalan hasta encender la mecha en home pages de medios masivos de comunicación, cadenas de noticias y redes sociales. Y pareciera ser que todo esto es propio de los tiempos actuales, pero no. “Las fake news no son una novedad”, advirtió la periodista y sobreviviente de la última dictadura cívico militar eclesiástica Miriam Lewin en una charla que encabezó sobre dictadura y noticias falsas, organizada por la Defensoría del Público, que dirige, y el Espacio Memoria y Derechos Humanos que funciona en la exEscuela de Mecánica de la Armada. El Día del Periodista, que se conmemoró ayer, cuando esta charla se llevó a cabo, ofreció el marco propicio.

Además de Lewin, la charla contó con la participación del comunicador y familiar de víctimas de la última dictadura Daniel Cabezas. Su mamá, Thelma Jara de Cabezas, fue obligada a participar de una operación mediática para “lavar la imagen” de la dictadura argentina mientras estuvo secuestrada en la ESMA. El periodista Carlos Rodríguez contó su experiencia como empleado de la agencia de noticias Saporiti, que durante el golpe estuvo manejada por la Secretaría de Inteligencia del Estado.

El objetivo del encuentro fue otorgar un contexto temporal y político al fenómeno de las fake news, que lejos de ser un producto de la era digital de la comunicación, son un recurso comunicacional que antecede al terrorismo de Estado, y a las fronteras de la Argentina. Sin embargo, los genocidas hicieron un “uso emblemático” de las noticias falsas durante los tiempos de secuestros y desapariciones y analizarlo, apuntaron desde el Espacio Memoria y Derechos Humanos, “muestra hasta qué punto los medios de comunicación no fueron sólo manipulables sino también cómplices del discurso que se construía” en algunos de los espacios del horror de la última dictadura, como la “pecera”, que funcionó dentro del centro clandestino instalado en el Casino de Oficiales de la ESMA.

“En esa usina de noticias falsas que fue la ESMA se construían las fake news de la época”,
señaló Lewin, que fue trasladada a la ESMA en marzo de 1978, luego de permanecer secuestrada durante casi un año en el centro clandestino Virrey Cevallos, y sometida, como muches otres detenides clandestines, a realizar trabajo esclavo para lo que, indicó, fue el “centro de producción política y comunicacional para construir la candidatura del almirante (Emilio) Massera”, el genocida integrante de la Primera Junta Militar que tomó el poder el 24 de marzo de 1976. “Usaban nuestra materia gris”, sostuvo Lewin, para producir “pescado podrido”: “Un aparato para mostrarle al mundo que aquí no había secuestros, no había torturas, no se robaban bebés”, amplió.

Tal como quedó probado gracias al testimonio de sobrevivientes, y así lo ratificó Lewin, en la ESMA se hacían auditorías de medios de comunicación nacionales e internacionales para determinar qué decía la prensa sobre la dictadura genocida y se producía información –documentales, artículos periodísticos, editoriales– para contrarrestar lo que los represores llamaban la “campaña antiargentina”. “En la pecera de la ESMA los secuestrados y las secuestradas escribíamos las editoriales que a diario periodistas prestigiosos de Canal 13 leían al aire sin cambiarle una coma”, comentó.

“Las fake news no son una novedad, es lo que hace muchos años conocemos como pescado podrido”
, apuntó, aunque marcó una diferencia con la actualidad, cuando “esa información podrida se viraliza a una velocidad vertiginosa”. Las noticias sobre el “abatimiento” de la fundadora de Montoneros Norma Arrostito, a la que la patota de la Armada mantuvo viva durante mucho tiempo en el centro clandestino, o el comunicado de las monjas francesas secuestradas en la Iglesia de la Santa Cruz haciéndolas pasar por montoneras; el envío del sobreviviente Lisandro Cubas, entonces prisionero de la ESMA, a la conferencia de prensa de César Luis Menotti, entonces director técnico del seleccionado nacional, para “intentar sacarle una declaración a favor de la dictadura”; el reportaje falso a Thelma Jara de Cabezas, son los ejemplos que Lewin mencionó para graficar la utilización del recurso en manos del genocidio.

Especialmente sobre el falso reportaje publicado en la revista Para Ti del que su madre fue obligada a participar habló Cabezas durante la charla. Thelma, que integró el colectivo de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas en la lucha por saber dónde estaba su hijo Gustavo, secuestrado, cayó en las garras de la patota de la ESMA en 1978. Al año siguiente, en el marco de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, fue “emprolijada” y llevada a una confitería de la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires para participar de la operación mediática en la que debía hacerse pasar por una madre que blasfemaba de la militancia de su hijo. “Con esa fake news los represores de la ESMA le hablaron a la militancia, a los familiares, a los organismos, a sus socios en el terrorismo de Estado y sobre todo a la sociedad”, apuntó Cabezas. Luego completó: “La dictadura utilizó a la prensa como un arma de guerra bombardeando con noticias falsas para instalar el terror y difundir que los militantes éramos subversivos terroristas lo cual los habilitaba para matarnos”.

Por último, Cabezas llamó a la sociedad a “resistir” a las fake news: “El poder nos necesita vulnerables y desprevenidos”, sostuvo, por lo que “hay que fortalecer los miles de medios comunitarios que ya no son alternativos, sino que nos brindan las noticias reales”. En tanto, llamó a exigir en los juicios de lesa humanidad que las sentencias ordenen a los medios de comunicación una “rectificación” de las “mentiras que difundieron” para que “las nuevas generaciones encuentren verdades históricas”.

Rodríguez, exredactor de este diario, compartió su experiencia en el funcionamiento de la agencia Saporiti, donde agentes de los servicios de inteligencia oficiaban de periodistas y sus notas eran publicadas en diarios como Clarín y La Nueva Provincia.

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