VILMA IBARRA: «PARA FRENAR LA INFLACIÓN NECESITAMOS AL FRENTE DE TODOS»

por Nicolás Lanto   ***

La secretaria de Legal y Técnica recibió a El Destape para hablar sobre el 24 de marzo, las internas en el oficialismo, la lucha contra la inflación, la posibilidad de poner retenciones y más.


Suele decirse que la secretaría de Legal y Técnica se encarga de “cuidar la firma” del presidente. En el caso de Vilma Ibarra, la metáfora se vuelve literal: a lo largo de la extensa entrevista que concedió a El Destape en su despacho en la planta baja de la Casa Rosada, la funcionaria defendió una y otra vez al gobierno del que forma parte y, en especial, a Alberto Fernández. “Necesitamos un presidente fortalecido y unidad de acción para enfrentar con éxito a la inflación”, dijo. También aseguró que el traslado de precios internacionales de alimentos al mercado interno “sólo se puede frenar con retenciones” aunque sostuvo a continuación que una propuesta de ese calibre no tendría éxito en el Congreso si no parte de una coalición fortalecida. Pocas horas después de la multitudinaria manifestación por el 24 de marzo, de la que participó, Ibarra cree que las fuertes coincidencias respecto a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia y Nunca Más pueden ser el punto en el que se apoye la reconstrucción de la confianza en el Frente de Todos.

– Parte del éxito del Nunca Más y del consenso democrático tuvo que ver con el juzgamiento de los responsables. Hubo al comienzo de este gobierno dos Nunca Más propuestos por el presidente Alberto Fernández, uno tiene que ver con la deuda, el otro con los sótanos de la democracia, ¿qué balance hacés de lo hecho en ambos casos para investigar las responsabilidades, castigar a los culpables y establecer un consenso sobre esos temas?

– No tenemos que olvidar que el golpe del 76 fue para instaurar un plan económico, político y social. Y que la represión brutal, el terrorismo de Estado, fue para disciplinar a una sociedad que resistía ese tipo de políticas. El juicio a los comandantes, después esa etapa central que fue en el gobierno de Néstor Kirchner la anulación de las leyes de Obediencia Civil y Punto Final y el impulso a los juicios por delitos de lesa humanidad sostenido durante los gobiernos de Cristina y esta alianza con los organismos de derechos humanos marcan un camino que no estamos dispuestos a desandar. La utilización de los llamados sótanos de la democracia, servicios de inteligencia, a veces algunos sectores judiciales y algunos intereses políticos con sus aliados en el periodismo pueden llevar a situaciones muy graves y a hackear los mecanismos democráticos con la persecución a opositores políticos. ¿Qué se hace con esto? Se hace lo que el gobierno de Alberto Fernández hizo desde el primer día. La AFI, hasta acá, ha exhibido públicamente aquello que encontró y lo puso a disposición de los jueces. Los servicios de inteligencia tienen que cumplir las leyes. Eso es algo en lo cual el gobierno ha sido muy claro desde el primer día y no hubo un paso en falso. Hoy nadie piensa que los organismos de inteligencia, la AFI, se utilizan para la persecución política o para seguridad interna. Estas decisiones deben ser muy consolidadas y ratificadas por la sociedad. Son consensos fuertes que nunca hay que dar por supuesto. Hay que ratificarlos en cada acto de gobierno y hay que ratificarlos en la calle. La preocupación que tenemos es precisamente que no vuelvan a llegar al poder aquellos que sí le abren la puerta a los sótanos de la democracia, a la utilización de los organismos de inteligencia para persecución de opositores y a las peores políticas económicas de ajuste y disciplinamiento social. Por eso digo: cualquier debate interno podemos darlo, lo que no podemos es romper una unidad que precisamente vino para darle clausura a esas políticas y para construir una sociedad más inclusiva, más igualitaria y sin afectaciones a la calidad democrática.

– Ya que mencionás la unidad, volvamos a esa semana crítica de septiembre después de las PASO. Las crónicas hablan del rol que tuviste para sostener la coalición cuando otros dirigentes le proponían al presidente que rompa. A la luz de lo que pasó desde entonces, ¿ratificás esa decisión, crees que hiciste lo correcto?

– Esta coalición se armó, y tuvo armadores muy precisos, que tomaron una decisión que significó un compromiso frente al pueblo argentino: cerrar las puertas a las políticas de la derecha neoliberal y comprometerse a construir una sociedad con mejor calidad democrática y con más inclusión. La unidad es esencial para cumplir el primero de esos desafíos, que es que no vuelvan las políticas neoliberales que tanto daño le hicieron a la Argentina. No sólo ratifico lo que hice. Creo que no existe otro camino. No hay otra posibilidad de cerrar esas puertas, porque sabemos que están activos, que cuentan con poderes fácticos muy importantes, porque vivimos en un capitalismo muy salvaje, como vemos en el mundo, y ese nivel de desigualdad, ese nivel de diferencia de poder fáctico, sólo se puede enfrentar con unidad. Pensar en lastimar la unidad es siempre facilitar el regreso de la derecha neoliberal. Y eso es alguien que nadie que piense en defender a los sectores populares puede tener en mente. La unidad es una condición absolutamente necesaria para llevar adelante lo que se propuso esta coalición. Después hay matices y diferencias más profundas, pero nada puede poner en juego la unidad. No nos perdonaría el pueblo argentino que esta coalición se rompa. Tenemos que encontrar las formas para poder debatir y saldar las diferencias. Tenemos un compromiso importante y no tenemos la opción de fallar.

– Cuando uno pregunta hoy en el Frente de Todos, todos dicen que hay que privilegiar la unidad, pero a lo mejor la idea de unidad o de cómo se instrumentaría esa unidad no es la misma, ¿cómo se puede encontrar una síntesis entre los que piden mayor incidencia en la toma de decisiones y el presidente que reivindica su autoridad institucional?

– Yo creo que una situación no es excluyente de la otra. Una coalición tiene que funcionar como tal y es responsabilidad de esa coalición encontrar los mecanismos para saldar discusiones y acercar posiciones. Lo que no se puede hacer es lastimar la figura presidencial o llevar a situaciones que obstaculizan el camino del gobierno. Además, nuestra coalición, con sus dificultades y debates, es una coalición que se expresa en los lugares de gobierno. En nuestro gobierno hay ministerios y cargos muy importantes que toman decisiones muy importantes sobre la vida de los argentinos, ocupados por distintos sectores de la coalición. Es un gobierno con mucha presencia de la diversidad de la coalición. Esa coalición está a cargo de la gestión. Esto nos exige que nos ocupemos de atender los problemas de 44 millones de argentinos y argentinas en un contexto internacional muy difícil. Necesitamos dedicar todos los esfuerzos a eso y evitar confrontaciones internas. Seguramente deberemos encontrar mejores mecanismos para saldar diferencias y discutir caminos. Cuando llegamos nos encontramos con el problema del Fondo Monetario. La deuda de 45 mil millones de dólares la asumió Macri. Esta deuda nosotros la consideramos ilegítima y por eso lo denunciamos penalmente. Este año había que pagar más de 19.500 millones de dólares que la Argentina no tiene. El Frente de Todos nunca fue la opción del default. Nunca. Desde la campaña el presidente dice que iba a negociar con el Fondo un refinanciamiento sin ajuste. Nosotros teníamos que renegociar esa deuda de una forma que fuera sostenible para el pueblo argentino. Este fue un plan de refinanciamiento sin ajuste para resolver un problema heredado, que nosotros no elegimos. Llegamos a un acuerdo en un momento en el que el país crece económicamente y necesitamos poder seguir creciendo, seguir exportando y luchar contra la inflación. Asumimos con casi el 54 por ciento de inflación y después de la pandemia llega la guerra que está provocando en el mundo el aumento de los combustibles, de los alimentos y de los fletes, que genera un desafío urgente. Ya no alcanza con acomodar la macroeconomía, necesitamos medidas muy firmes y para eso necesitamos un presidente fortalecido y unidad de acción para poder enfrentar con éxito una inflación que encuentra al país con menos herramientas: no tenemos presupuesto aprobado y estamos sobreendeudados. Es muy importante defender la unidad en este momento. Vamos a tener que encontrar las formas, es una tarea de la coalición. Lastimar la figura presidencial no es el mejor camino.

– Independientemente de las diferencias sobre la dirección que se toma, hay otras críticas que apuntan a la poca efectividad política de Fernández, la dificultad para transformar anuncios en medidas concretas, hacer que esas medidas tengan el efecto deseado y, si lo tienen, poder capitalizarlo políticamente…

– Todas esas cosas se pueden discutir y está muy bien que las discutamos. Yo también creo que es muy difícil capitalizar, y creo que con disputas internas, lastimando la figura presidencial se hace mucho más difícil. Nosotros tenemos recién publicados por el Indec los índices de desempleo, que han mejorado sensiblemente. La actividad económica creció el 10,3 el año pasado, estamos exportando, pero es muy difícil poner esto en valor si lo que se exhibe a la sociedad es una disputa interna que se da en términos públicos. Hay que parar la pelota. El primer punto es no sumar a la escalada, es bajarla. Nosotros somos responsables de que la derecha no vuelva, de consolidar políticas públicas, de controlar la inflación y mejorar nuestra calidad democrática. Necesitamos encontrar mecanismos en la coalición para poder avanzar. Esto es responsabilidad de todas las partes, no sólo del presidente. Somos una coalición con sectores muy importantes, con fuerte identidad política, en la que también intervienen gobernadores e intendentes con responsabilidad en sus territorios, organizaciones de trabajadores y trabajadoras, todo esto tiene que poder tener un mecanismo de procesamiento y lo tenemos que construir. Lo que no podemos hacer es desafíos públicos que lastiman la autoridad presidencial porque cuanto más se lastima la autoridad presidencial es más difícil llevar adelante las políticas que tenemos que afrontar. Hay que ponerse a la altura de los desafíos que estamos enfrentando y asumir cuáles son los contextos que tenemos. Necesitamos unidad y racionalidad en nuestros debates. Y todas las partes tienen que entender que son parte de un todo. Que no es verdad que unos son más que otros. Esta es una coalición amplia que se hizo para evitar que vuelva a gobernar la derecha y eso es lo único que no puede pasar. Ningún paso que se dé puede ir en esa dirección. Ninguno.

– El contraargumento en la interna es que la dirección actual del gobierno lo conduce a una derrota que, justamente, facilitaría el regreso de la derecha y que por eso es necesario hacer cambios a algunas políticas.

– Por eso digo de nuevo: discutamos, sentémonos, analicémonos, pero no podemos imponer por la vía de lastimar al gobierno. Hoy, el desafío es defender la mesa de los argentinos. Si lastimamos la coalición, el que paga es el pueblo argentino. Tenemos que encontrar mecanismos para procesar las diferencias pero tampoco se puede imponer un sector a otro.

– Mencionaste la falta de herramientas del Estado y vemos cómo a los oficialismos se les complica tener mayorías en el Congreso, hay jueces que revocan las decisiones del Poder Ejecutivo… ¿Argentina dejó de ser un país hiperpresidencialista?

– Yo creo que tenemos un Estado muy lastimado por las políticas neoliberales. Ese Estado que podía generar un estado de bienestar fuerte, que podía intervenir para apaciguar las desigualdades ha sido muy lastimado. A partir de la última dictadura la democracia ha estado siempre muy condicionada por los niveles de endeudamiento y por sectores fácticos que cuentan con muchas herramientas. El problema de la justicia en la Argentina es muy serio. Es muy grave que en la Argentina que un juez del que no sabemos ni el nombre haya frenado la declaración de utilidad pública para los servicios de comunicación. Hay que rediscutir estas cosas para tener un Estado fuerte en el marco de una globalidad profundamente desigual. Pero tenemos que hacerlo sabiendo en qué mundo estamos, con qué condiciones contamos. Los países donde se quiere enfrentar a estos poderes fácticos están buscando alianzas amplias y formas de validación muy potentes porque saben que ellos trabajan de forma muy coordinada en contra de las grandes mayorías populares.

– ¿La manera de balancear un poco ese desnivel no es ir hacia políticas que puedan tener más respaldo popular? 
Hablando de contexto, estamos en un momento en el que el titular de la CGT, Héctor Daer, no precisamente un hombre de izquierda, respaldó un aumento de las retenciones, y Antonio Caló habló hasta de expropiar a las empresas que no cumplan con los precios acordados. Pareciera haber en algunos temas una demanda que desborda la respuesta que está mostrando hasta ahora el gobierno. ¿Se evalúan medidas más contundentes?

– Nosotros tenemos que tener toda la amplia gama de herramientas y enfrentar con mucha firmeza el problema porque es una situación grave que pone en juego el poder adquisitivo de la gente. Tenemos que mantener el crecimiento y controlar la inflación al mismo tiempo. Todas las herramientas son valiosas. Ahora, otra vez: no tenemos presupuesto y nos hemos quedado sin una herramienta sustancial que es la capacidad de fijar nuevas retenciones. Ahora judicializaron la decisión de quitar un beneficio impositivo que se le había dado por decreto a la exportación de derivados de la soja. Y es un Poder Judicial que en estos temas nos han frenado medidas. Todo esto demuestra que tenemos un Estado al que se le quitaron herramientas. Por eso el gobierno tiene que mostrarse unido, tiene que mostrar capacidad de movilización, tiene que mostrar capacidad de respuesta. Los contextos son muy complejos y no alcanza el voluntarismo. Tenemos que poder abroquelarnos internamente para tomar medidas más populares. Para que no me pongan los precios acá que se pagan en el mercado internacional, eso sólo lo puedo controlar con retenciones. Al no tener el presupuesto, tenemos una dificultad con ese tema.

– Se puede mandar un proyecto de ley y discutirlo nuevamente…

– Y ganarlo. Mientras la discusión interna afecte eso, son cosas que nos resultan muy difíciles de resolver. Nosotros estamos muy de acuerdo con eso. ¿Alcanza con que Alberto Fernández tire un proyecto para que salga? Tenemos que poder, como coalición, tener la fortaleza suficiente para poder ganar una discusión que tiene que ver con defender la mesa de los argentinos. Los que se enojan por la inflación y los precios de los alimentos pero te niegan la herramienta de las retenciones, mienten y quieren ajustar. Nosotros tenemos que encontrar la forma de hacerlo y para eso necesitamos ordenar políticamente la coalición. Es una necesidad urgente ordenar políticamente la coalición.

– ¿No crees que si el presidente anunciara un proyecto de ley para subir las retenciones eso no ayudaría a ordenar la coalición?


– Para poder llevar adelante una política eficaz para frenar la inflación, necesitamos a la coalición.

 
 

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