Enfoques cooperativos, Hoy: “Capitalismo periférico. Crisis y transformación”.

Un debate tardío pero necesario y urgente desde el cooperativismo Latinoamericano.
 
 
Por José Yorgel cooperario

 

Para articular el presente debate extrajimos  la parte correspondiente a la introducción del libro  “Capitalismo periférico. Crisis y transformación” (Cepal), cuya primera edición fue en el año de 1981, de quien fuera un importante economista argentino, Raúl Prebisch, Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL), entre otros importantes cargos.

 

¿Por  qué  transformar  el capitalismo periférico?

Por Raúl Prebisch

 

“Tras larga observación de los hechos y mucha reflexión, me he convencido que las grandes fallas del desarrollo latinoamericano carecen de solución dentro del sistema prevaleciente. Hay que transformarlo”. Raúl Prebisch.

 

 

Muy serias son las contradicciones que allí se presentan: prosperidad, y a veces opulencia, en  un extremo; persistente pobreza en el otro. Es un sistema excluyente. Difícilmente pudo haberse imaginado hace algunos decenios el impulso notable de la industrialización, la capacidad, iniciativa y empuje de muchos empresarios y las crecientes aptitudes de la fuerza de trabajo.

Se han alcanzado elevadas tasas de desarrollo y se está aprendiendo a exportar manufacturas contra obstáculos internos y externos que antes parecían muy difíciles de superar. Y está penetrando el progreso técnico donde tardaba en llegar, especialmente en la agricultura tradicional. Pero el desarrollo se ha extraviado desde el punto de vista social y gran parte de esas energías vitales del sistema se malogran para el bienestar colectivo. Tratase de fallas de un capitalismo imitativo. Se está desvaneciendo el mito de que podríamos desarrollarnos a imagen y semejanza de los centros.

Y también el mito de la expansión espontánea del capitalismo en la órbita planetaria. El capitalismo desarrollado es esencialmente centrípeto, absorbente y dominante. Se expande p ara aprovechar la periferia. Pero no para desarrollarla. Muy seria contradicción en el sistema  mundial. Y muy seria también en el desarrollo interno de la periferia. Contradicción entre el proceso económico y el proceso democrático. Porque el primero tiende a circunscribir los frutos del desarrollo a un ámbito limitado de la sociedad. En tanto que la democratización tiende a difundirlos socialmente.

Y esta contradicción, esta tendencia conflictiva del sistema, tiende fatalmente a su crisis, al desenlace inflacionario con graves consecuencias de todo orden. Trataré de demostrar esto y algo más en las páginas de este libro. Y quisiera desde el comienzo abrirme paso exponiendo el sentido de mis conclusiones en lo que atañe a la periferia latinoamericana.

Aquella distribución tan inequitativa de los frutos del desarrollo se debe primordialmente a la apropiación por los estratos superiores de la estructura social de una parte considerable del fruto del progreso técnico en forma de excedente económico.

El crecimiento continuo del excedente es una exigencia dinámica del sistema, porque constituye la fuente principal de acumulación de capital reproductivo que acrecienta la productividad y multiplica el empleo. Sucede, sin embargo, que una parte importante del excedente se destina por los estratos superiores a la imitación del consumo de los centros. H ay un desperdicio ingente del potencial de acumulación de capital en la sociedad privilegiada de consumo.

Y también desperdicio en la exagerada succión de ingresos por los centros. Y no es ajena a ello la hipertrofia del Estado, consecuencia en gran parte de las mismas fallas del sistema. La acumulación de capital se vuelve insuficiente frente al extraordinario aumento de la fuerza de trabajo. El sistema tiende así a excluir grandes masas que quedan vegetando en el fondo de la estructura social. Muy serias contradicciones cuyas consecuencias se agravan por la flagrante incongruencia en las relaciones con los países desarrollados. Éstos se articulan cada vez más a la sociedad privilegiada de consumo; y por el carácter centrípeto de su dinámica, además de diversas restricciones, dificultan el desarrollo hacia afuera de la periferia.

El capitalismo periférico se basa fundamentalmente en la desigualdad. Y la desigualdad tiene su  origen, como decíamos, en la apropiación del excedente económico que captan principalmente quienes concentran la mayor parte de los medios productivos. El excedente es de primordial importancia en m i interpretación. Es un fenómeno esencialmente estructural. Y además dinámico”.

La respuesta cooperativa.

Esperamos que los apreciados/as lectores/as no tengan objeción con el método elegido para el debate y resaltar conceptos desde el pensamiento cooperativo Latinoamericano que albergo-algunos de los cuales ya he expuesto en anteriores artículos-de manera sucinta, en razón al espacio periodístico.

*El cooperativismo surge como respuesta al desquicio del capitalismo industrial y el agravio descargado sobre los desposeídos en el siglo XIX.

*Ante la afirmación de Prebisch-que coincidimos plenamente-de que “las grandes fallas del desarrollo latinoamericano carecen de solución dentro del sistema prevaleciente. Hay que transformarlo”.

El gran cooperativista colombiano Mario Londoño nos provee del camino a seguir: “Tomemos las posiciones de avanzada social, las que empujan el cambio y desde allí hagamos cooperativismo  sin fronteras y con manos tendidas. Lo que no nos es permitido en la era actual, es permanecer neutrales, porque la gran misión del cooperativismo en nuestras naciones es de transformación social y económica”.

*Debemos precisar con exactitud el contexto socio-económico en que actúa el cooperativismo Latinoamericano y verificar las fuerzas contrarias… La pregunta apunta a lo macro y expresa un problema interno y externo del movimiento cooperativo, llegamos entonces, a un problema político; el problema político debe ser resuelto para ser más fuerte, ahora, los dirigentes actuales…. ¿Tienen conciencia cierta de esto?

*El cooperativismo aún no ganó las mentes y corazones del pueblo que les permita identificar al cooperativismo como un movimiento emancipador social, económico, cultural, educativo, y que les saque de la pobreza, y de tal modo cumplir con el mandato histórico de los Pioneros de Rochdale.

*No existe una estrategia política acorde a la realidad del capitalismo financiero destructor; Consecuentemente, se requiere de ¡Strategos políticos cooperativos!

*El cooperativismo ya no puede seguir desarrollándose de manera marginal ante un mundo sediento de alternativa socioeconómica basada en la equidad y la humanización de las relaciones de producción. Ahora, desde luego, no es ésta una tarea sin dificultades; requiere partir de un amplio espíritu generoso, realista, científico incluso y de servicio incondicional a los valores y principios de la cooperación que claman otra orientación y dinámica.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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