MATAR A UN MAPUCHE: LA PLANIFICACIÓN

 

Por Gustavo Figueroa   ***

¿Qué rol desempeñaron el Estado Nacional, el gobierno provincial y el poder jurídico de Río Negro, el capital extractivo, la institución policial y los medios de comunicación (locales y nacionales) en el fusilamiento de Elías Garay?


Retrato de Elías Garay en el acampe humanitario (Imagen de Roxana Sposaro)

Como en los penales, a Elías Garay le quitaron la guardia de los pasillos, para dejar ingresar a su celda (acampe sitiado) a policías de civil que lo ultimaron de un balazo en la cabeza e hirieron de muerte a un compañero. Es evidente: hubo una planificación.

Los autores intelectuales de este doble atentado esperaron a que pasaran las elecciones, esperaron a que el acampe humanitario (para colaborar con la lof Quemquemtreu que el gobierno provincial mantuvo 52 días aislada) se levantara. Esperaron a que solamente quedara un cordón policial —que impidió en todo momento el acceso de personas, comida y abrigo hacia el interior de la comunidad. Esperaron a que sólo quedara en el escenario la comunidad aislada y el cerrojo policial. En ese contexto, ingresaron dos hombres robustos (el dato es relevante) y armados con escopetas calibre 22 dispararon con un sólo objetivo: ¡matar a un indio, para disciplinar al resto! Para espantar.

Desde un primer momento no se sabía cuántas y qué personas se encontraban en la lof. Sólo se sabía que eran parte de la lof Quemquemtreu y que aguardaban en un “bosque de pinos”, resguardados cerca del fuego y el cerro, esperando ser sacados por la fuerza en cualquier momento (incluso hasta este momento, siendo las 18 hs del lunes 22 de noviembre, no sé sabe cuántas personas hay al resguardo de la lof y en qué estado se encuentran).

Días previos a este asesinato, varios medios locales, como por ejemplo el Diario Río Negro (propiedad de Clarín), se encargaron de dirigir una fuerte campaña mediática para vincular el arresto de tres hombres en la frontera del país con la supuesta actividad terrorista que se le adjudica a la lof Quemquentreu. En un sólo día (7 de noviembre de 2021) el Diario Río Negro publicó seis artículos utilizando las frases “con terroristas no se negocia”, “activista mapuche”, “conflicto mapuche” y “no vamos a permitir que se altere la paz social”. Esta última frase corresponde al Fiscal General de Neuquén José Gerez, quien viajó a Chile con el objetivo de articular estrategias por parte de ambos estados para combatir esta “problemática” étnica. “Seremos implacables para impedir el ingreso de grupos anárquicos”, advirtió Gerez. Mientras que, durante los mismos días, el Ministro de Seguridad de la Nación, Anibal Fernández, hizo referencia en su cuenta de twitter a la cantidad de municiones y el tipo de ropa que estos tres hombres llevaban, similar a la que portan los cazadores (cotos de caza) que se movilizan ilegalmente por la zona. Curiosamente los dos hombres de civil que se presentaron en la lof, según el relato de Gonzalo Cabrera (el joven mapuche que se encontraba con Elías Garay y que recibió dos disparos de plomo en el abdomen), se presentaron como cazadores antes de comenzar a disparar. ¿Cómo ingresaron y salieron éstos dos hombres robustos de un sitio que está sitiado hace dos meses por fuerzas especiales (COER)?

Por otro lado, y siguiendo este análisis comunicacional, durante todo el día del domingo 21 de noviembre, los medios hegemónicos de la Argentina se mantuvieron en silencio y publicando datos inexactos de los hechos, con el fin evidente de encubrir. ¿Encubrir a quién o a qué? ¿Los vínculos que mantienen los CEOs empresariales dueños de estos medios con Benetton? ¿Con la Patagonia Argentina? Siendo las 21: 53 de la noche del domingo 21 de noviembre, Página 12 aún no había publicado ni una mínima nota de lo sucedido (cuando los disparos se produjeron a las tres de la tarde), mientras Clarín hablaba de «incidentes» en la lof Quemquemtreu e Infobae y La Nación hacían referencia a «hechos confusos». Recién a las seis de la mañana del otro día, lunes 22 de noviembre, Página 12 publicó una nota detallada de lo sucedido, pero prácticamente dejo que transcurrieran 15 horas antes de hacer una referencia al caso, mientras que, por ejemplo, en la cobertura del asesinato de Lucas González el seguimiento fue inmediato, minuto a minuto.
 

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