por Sergio Peralta ***
Cuando una determinada información no encuadra con la línea editorial o roza alguno de sus múltiples intereses los medios hegemónicos invisibilizan la noticia. Así, lo que no sale en los medios no existe.
Es de inocentes pensar que esta práctica reñida con el Derecho Humano a la Comunicación va a ser modificada. Los medios concentrados se saben fuertes y, en muchos casos, su poder de presión sobre el gobierno de turno se parece más a una amenaza en su práctica de «ejercer la libertad de expresión» y claramente se transforma en una libertad de presión.
Esta introducción, que parece calcada de innumerables notas escritas sobre el Derecho Humano a la Comunicación, sirve para anclar un nuevo caso de ninguneo noticioso sobre un hecho político de proyección latinoamericana. En efecto, las elecciones presidenciales en Ecuador tienen una relevancia política similar las pasadas elecciones para la Asamblea Legislativa en la República Bolivariana de Venezuela. Marcan la posibilidad del retorno progresista a la región.
En Ecuador está en juego que Andrés Arauz, representante del correismo, pueda ocupar la presidencia de ese país y cambiar la hegemonía del neoliberalismo que Lenin Moreno continuó. Al cierre de esta nota, los últimos datos ofrecidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) al finalizar la tarde del miércoles 10 de febrero indican que Unidos por la Esperanza, liderada por Arauz, obtiene 32,21%; Guillermo Lasso, representante de la elite ecuatoriana, el 19,66%; y Yaku Pérez, candidato del movimiento indígena Pachakutik, el 19,61%. De mantenerse este resultado Lasso pasaría al ballottage del 11 de abril, fecha fijada para dirimir quién será el nuevo presidente de ese país.
Casi toda esta información fue recabada mediante el uso de una red de wasap que fue organizada, entre otras y otros periodistas, por Fernanda Ruiz, de Argentina. Con más de 250 integrantes de casi todos los países latinoamericanos, esta organización comunicacional rompió el cerco mediático que los grandes medios de comunicación levantaron en torno de la información relacionado con esta elección. A su vez, cada uno de los integrantes ejercen su profesión en pequeños medios de comunicación, muchos del campo popular y que tratan de llevar a sus lugares noticias que pueden ayudar a entender lo que ocurre en la región.
En la red privó la decisión de informar, más allá de la postura ideológica y de las interpretaciones que eso conlleva. Y si bien el resultado electoral causo alegría, se mantuvo la objetividad.
Quizás esta experiencia sea el principio de una reconfiguración del modo de difundir y compartir información periodística en la región, que deja a los grandes medios y sus agencias de noticias en orsay, para decirlo en términos futboleros. Es un hecho que esta red no solamente ha servido para mantener el hilo de la información de manera profesional y sobre la base de información verificada en fuentes oficiales; también, para quien esto escribe, puede ser el comienzo de una red de comunicadores de la Patria Latinoamericana. En la actualidad, la Red de Comunicadores del Mercosur viene demostrando que esto es posible.
Sin duda, un buen aprovechamiento de las herramientas digitales ayudan a la democratización de la información y neutralizar la lógica comercial que los medios hegemónicos imprimen a la noticia. Es nuestro deber, como comunicadores, involucrarnos en la tarea de brindar la mayor cantidad de datos que permitan a la sociedad asumir decisiones que no afecten su propio buen vivir. Es evidente que el peso de una noticia puede cambiar el rumbo de una decisión, al momento de editar una nota, se debería sopesar en qué lugar debe estar el dato que nos muestra «la importancia de la expedición a un asteroide de oro» frente a las maniobras que los formadores de precios hacen para, de alguna manera, saquear nuestro bolsillo.
Sergio Peralta
