QUISO SER DENG, PERO EL KIRCHNERISMO NO LO DEJÓ

Por Raúl Dellatorre   ***

«¿Cómo hizo Deng Xiao Ping para sacar mil millones de personas de la pobreza? Generando riqueza, y para eso se necesitaba a los ricos, empresarios, técnicos, científicos», dijo Mauricio Macri, en ese orden. Habrá que hurgar en los libros de historia para encontrar las referencia del máximo lider de la República Popular China a partir de 1978, a los ricos como uno de los actores centrales y necesarios del proceso de Reforma y Apertura que lideró. No fue la más grave de las falacias económicas en que incurrió el ex presidente, pero es quizás la que más identifica, casi como un fallido, el lugar desde donde él le habla a la sociedad.

«Generar riqueza que se distribuye en forma de más empleos»,
describió Macri ordenando los conceptos. Riqueza que derrama, y así podrá llegar algo a la mayoría. Riqueza que no genera el trabajo, sino que primero acumulan los ricos para «distribuir en la forma de empleos». Por eso es tan malo lo que hace este gobierno «kirchnerista»: «atropellar la propiedad privada queriendo expropiar Vicentin», explicó. Y fue su única alusión al último capítulo escandaloso de su gobierno, con estafa al Banco Nación incluída, Claro, los dueños de Vicentin, para Macri, son también ricos que acumulan para luego derramar.

Que lo acusen de haber destruido el Estado o que aumentó irresponsablemente la deuda son, desde la mirada de Macri, «mentiras» del kirchnerismo, del actual gobierno y de su presidente. «El Estado estaba quebrado» cuando lo recibió, «había deudas de todo tipo», «las reservas del Banco Central eran negativas, porque se habían gastado algunos depósitos de la gente», sostuvo. Afirmaciones que no se corroboran con ningún informe serio, ni siquiera de consultoras que le sean afines. Y dice: «no lo denuncié porque decidimos apostar a la esperanza, al entusiasmo de la gente para empezar a reconstruir».

Muchos menos admite haber endeudado al país. «Esas son mentiras del actual presidente, porque 2 de cada 3 dólares que tomamos de deuda fueron para pagar deudas del gobierno anterior. El otro dólar fue para financiar el déficit . Y el déficit lo genera el presupuesto. ¿Y el presupuesto quién lo aprueba? El Congreso de la Nación. ¿Y quién tenía mayoría en el Congreso? El kirchnerismo, que siempre aprobó presupuestos que no tenían recursos suficientes. Entonces no tenía otra alternativa que tomar deuda».

No se puede negar que así contado, sencillito, resultaría contundente, si no fuera porque incurre en falsedades flagrantes. El gobierno de Macri no tuvo que sufrir ni un sólo año del rechazo de su presupuesto por el Congreso. Contó, vale recordarlo, siempre con apoyo de sectores del peronismo renovador y de partidos provinciales que le aportaban los votos necesarios para su aprobación. El kirchnerismo estuvo lejos de controlar el Congreso en ninguna de sus cámaras. Además, el Congreso no tiene facultad para modificar el presupuesto: lo aprueba o lo rechaza, exigiendo en este último caso que sea el Ejecutivo quien lo reforme. Cosa que no sucedió nunca durante el Gobierno de Cambiemos. Tampoco es cierto que dos tercios de la deuda fue para cancelar vencimientos de deuda anterior.

Lo que niega este argumento de Macri es el enorme protagonismo que tuvo la fuga de divisas y los desequilibrios en la balanza comercial por explosión de las importaciones, que no se compensó por lluvias de inversiones que ni siquiera fueron goteo. Tampoco se hace cargo de las consecuencias del devastador programa acordado con el FMI, cuando buscó salvar lo que quedaba de su gobierno. No aludir a todo ello es, también, una forma de encubrir a los «ricos» que se beneficiaron con la fuga de divisas hasta en el período entre elecciones de 2019. A quienes no hay que molestar con «impuestos confiscatorios ni atropellando su propiedad privada» y que son, según le escuchó decir Macri a Deng Xiao Ping, el sujeto fundamental para resolver la pobreza.

 

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