por Leonardo Boff ***
Existe una tasa de extinción de fondo considerada normal, que es de cerca de doscientas especies por año. E.O.Wilson, el gran nombre de la biodiversidad, estima el número de las especies entre diez y cien millones, aunque las catalogadas lleguen sólo a 1.4 millones. De éstas, desaparece una cada 13 minutos, debido a la agresión sistemática de nuestro estilo de vida depredador y consumista. El científico Norman Myers calculó que en los últimos 35 años solamente en Brasil se están extinguiendo cuatro especies por día.
Hace ya 2 millones de años que estamos dentro de la Edad del Hielo. La actual fase interglacial caliente comenzó hace 18 mil años y prosigue. Según los patrones del pasado, deberíamos ingresar en un nuevo periodo de enfriamiento. Sin embargo, nuestra especie ha alterado la naturaleza de la atmófera y dos gases importantes están produciendo desequilibrios: el ozono y el dióxido de carbono. Éste que realiza la fotosíntesis de las plantas y libera oxígeno para la atmósfera se ha elevado excesivamente debido a las industrias y a las quemas. Produce el calentamiento global, el efecto invernadero, los deshielos y los huracanes. Si en los próximos decenios la temperatura aumentase 10 grados, los océanos se elevarían 73 metros y ocurriría una catástrofe inaudita. El otro es el ozono. Los agujeros de su capa dejan de bloquear la radiación ultravioleta que produce cáncer de piel, afecta el código genético y extingue especies.
A estos problemas hay que añadir la carencia de agua potable y la superpoblación de la especie humana que ha ocupado ya el 83% del planeta saqueándolo. ¿Podremos los seres humanos vivir juntos en una única Casa Común? No somos seres pacíficos, sino extremamente agresivos, faltos de cooperación y de cuidado. El astrónomo real Martin Rees, de Inglaterra, en su reciente libro Nuestra hora final (Drakontos, Madrid 2004) estima que, si todo sigue como hasta hora, podríamos liquidarnos en este siglo.