DESTRUCCIONES DEL PATRIMONIO TÉCNICO ENERGÉTICO – LOS INHALLABLES ANTECEDENTES TÉCNICOS DE PROYECTOS HIDROELÉCTRICOS DE MISIONES

 
por Carlos Andrés Ortiz   ***
 

Misiones padeció un crónico cuadro de pobreza energética, lo que acentuaba las profundas carencias de todo tipo de infraestructuras básicas. El servicio eléctrico era muy pobre en algunas localidades, e inexistente en muchas otras.

Donde había alguna pequeña usina, el servicio se daba algunas pocas horas por día, y en otras en forma “permanente”, con un rosario de cortes que todos los días interrumpía por largos períodos de tiempo, el elemental servicio.

Las usinas existentes, eran todas de uno o varios grupos electrógenos Diesel, relativamente grandes motores diseñados o adaptados para ser estacionarios, lo cual requiere sistemas de ventilación diferentes a los de similares motores montados en vehículos de carga.

Algunas cooperativas se habían formado, para prestar el servicio dentro del cuadro de severas limitaciones. En algunos pueblos pequeños, la provincia había montado pequeñas usinas, dotadas de grupos electrógenos por lo general usados o rezagos de la segunda guerra, que proveían servicios muy elementales, pocas horas por día.

En la capital provincial, la cooperativa eléctrica no gozaba de ningún prestigio, y el servicio era directamente muy malo, pues los prolongados cortes eran rutinas diarias, que no se podía subsanar, dada la carencia de Potencia Instalada y la extrema precariedad de las redes de distribución.
Para entender mejor el contexto general, no existía el Sistema Interconectado Nacional, apenas algunas líneas de alta tensión, como la que vinculaba San Nicolás con Buenos Aires y poco más. Todo muy lejos e inaccesible para una región marginada como el NEA, más aun para una provincia geográficamente lejana del nodo económico del puerto y la Pampa Húmeda, y económicamente irrelevante, como era Misiones en aquellos no muy lejanos años.

Ni siquiera la construcción de la Central Hidroeléctrica Binacional Salto Grande, permitía albergar esperanzas de una conexión, ya en la década del ‘70. Muy lejos y muy escaso mercado potencial en el hipotético trayecto de interconexión, atravesando parte de Entre Ríos y la poco poblada y muy primarizada Corrientes, sin grandes industrias como consumidores potenciales.
En los años ’60 a Misiones, providencialmente, se le dio la gran oportunidad de tener el esqueleto básico del Sistema Interconectado Provincial, mediante un crédito blando del BID, que financió la hidroeléctrica Acaray en Paraguay, de la cual el mercado consumidor inicial pasó a ser nuestra postergada provincia.
Eso era necesario, para dar factibilidad a dicha hidroeléctrica, según requisito del BID, hasta tanto el hermano país construyera su interconexión con Asunción e incrementara su por entonces muy bajo consumo eléctrico.
Paralelamente en Misiones se comenzó a avanzar en un proyecto hidroeléctrico propio, el Piray Guazú, para reemplazar la energía de Acaray, que luego de cinco años iba a ser decreciente.
Para poder concretarlo era imprescindible obtener un crédito externo, que los había y a tasas bajas. El requisito para acceder a ese tipo de crédito, era tener los avales de la Secretaría de Energía de La Nación. Y eso parecía una misión imposible, pues los tecnócratas abulonados en esa dependencia oficial, eran claros adherentes a la ideología ultra liberal, totalmente afín a la termoelectricidad, cuando no directamente personeros del establishment ultra conservador, asociado desde siempre a los intereses de las grandes petroleras anglosajonas, las que por claro carácter transitivo, eran –y son- cerradamente impulsoras de usinas movidas a petróleo o gas natural…y hoy impulsan eólicas y solares, que dependen de termoeléctricas para respaldar sus altibajos de generación (ese ya es otro tema).

Pese a que era plenamente viable, el Proyecto Hidroeléctrico Piray Guazú (el primero de ellos), no superó los requerimientos interminables interpuestos por los mencionados tecnócratas portuarios (concepto continuador al de unitarios).

Ya en los años ’70 (esa parte de la historia la conocí personalmente, trabajando en la Dirección General de Electricidad de Misiones), la provincia se abocó fuertemente a estudiar sucesivamente siete proyectos hidroeléctricos más, llevados todos a nivel de Proyecto Ejecutivo (listos para licitar), de los cuales seis fueron demorados y luego rechazados por la Secretaría de Energía de La Nación, acorde a su no declarada pero evidente mentalidad pro termoeléctrica.
 
Finalmente, en base al coraje cívico del gobernador Barrios Arrechea (que tuvo el gesto de humildad de consultarme, seguramente entre varios expertos más), la Central Hidroeléctrica Urugua-Í comenzó a construirse, rompiendo el monopolio termoeléctrico algunos años después, suministrándonos la energía más económica de la que dispone Misiones…pero esta ya es otra historia.

El caso es que todos los estudios de las otras seis hidroeléctricas, totalmente terminados, más las muestras de suelos prolijamente guardadas en grandes cajones especialmente acondicionados, inicialmente se guardaron en la sede de la Dirección Técnica de la Dirección General de Construcciones Eléctricas, en la vieja casona de Ayacucho y Alvear, que se alquilaba al efecto.

Pero el mismo gobierno provincial que dio comienzo a la gran obra de Urugua-Í, tuvo la pésima idea de disolver apresuradamente a la eficiente Dirección General de Construcciones Eléctricas, por una incoherente promesa de campaña…según la cual disolverían EMSA. El “detallecito” fue que disolvieron al ente que controlaba a EMSA, la auditaba y fiscalizaba los aumentos de tarifas bajo criterios técnicos rigurosos, además de encargarse de las obras eléctricas.

Con esa disolución hecha a los apurones, según referencias de buena fuente, los valiosos archivos y elementos técnicos de los estudios a niveles de Proyectos Ejecutivos, fueron trasladados sin muchos cuidados, a los galpones de la ex usina Sulzer, ubicada junto al río.

Dado que evidentemente no se les prestó el cuidado que tan valiosos elementos requerían, según las mismas fuentes de informes extraoficiales, fueron dañados por filtraciones de lluvias y en parte comidos por las ratas, terminando con ellos descartándose cuan vulgar basura. Claramente nunca se los inventarió.
 
Tiempo después, dirigí una nota formal, muy respetuosa, al entonces presidente de EMSA, Arq. Jorge Pernigotti, consultando por esos archivos, a lo que me contestó que no existen.
 

Como dato adicional, era conocida la opinión de algún sector sindical, que se oponía a las centrales hidroeléctricas, “por necesitar poco personal para funcionar”.
Es muy lamentable que esos muy valiosos estudios se hayan “evaporado”, y que a la vez la Facultad de Ingeniería de la UNaM nunca se haya interesado en involucrarse en el tema, al menos para solicitar copias de los mismos y utilizarlas para fines académicos.

Pero si se procediera con rapidez y dedicación, posiblemente esos archivos puedan ser reconstruidos. En esos estudios intervinieron dos consultoras especializadas. La cordobesa Inconas y la porteña Videla – Nadeo. Hasta hace poco, según referencias confiables, Inconas existía, mientras que el Ing. Videla habría fallecido hace algunos años, desconociendo si esa empresa subsiste.
Los profesionales involucrados en esos estudios, o que trabajaron en el área técnica o vinculada, además de quien suscribe, fueron los Ings. Pablo Robín, Guillermo Lombardini, Agustín Ferreras, Ernesto Hauser, Juan C. González, Guillermo Reta, Héctor Páez, Erico Barney, el polifacético y muy activo don Alejandro Orloff, el Cont. Leopoldo Kreimer, varios eficientes técnicos; y tal vez alguna persona más involuntariamente omitida. Varios fallecieron, uno emigró a Brasil, y algunos aun viven.
Ya a fines de la década pasada, se estudió otro interesante proyecto, el del Túnel del Urugua-Í, que con escasa inversión, de concretarse, permitirá triplicar la generación sin añadir turbinas adicionales. El proyecto fue presentado a la gran eminencia mundial en hidro-electricidad, el Dr. Ing. Giovanni Lombardi, quien lo consideró plenamente factible. Cabe mencionar que tengo el honor de haber conocido a ese notable profesional y gran persona, quien incluso con notable generosidad intelectual, accedió a prologar dos de mis libros.
Será muy bueno recuperar esos valiosos antecedentes técnicos y repensar esos proyectos, tanto como generadores de energía, como reservorios de agua, nuevos atractivos turísticos, y eventualmente para implementar sistemas de regadío, ante las recurrentes sequías que suelen asolar a esta provincia, que incluso provocan problemas en los sistemas de provisión de agua potable.
 

Carlos Andrés Ortiz

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

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