COVID-19: ¿CUÁL ES LA SITUACIÓN DE LAS TRABAJADORAS DE CASAS PARTICULARES FRENTE A LA CRISIS?

Por Josefina Figueroa   ***

En nuestro país el trabajo doméstico está compuesto por el 90% mujeres y se calcula que más de 1 millón se encuentran en condiciones informales. Si bien las consecuencias económicas son generalizadas, la actual crisis coloca a las trabajadoras domésticas en una situación de mayor vulnerabilidad.

/ Foto de Camila Alonso Suárez

La crisis derivada de la pandemia por covid-19 está generando un fuerte impacto en el mercado de trabajo a nivel mundial. Actualmente sólo una de las cinco categorías de trabajo en casas particulares está habilitada para cumplir tareas, tramitando el permiso de circulación correspondiente. Se trata de las actividades de cuidado de personas, declaradas por el gobierno dentro de la categoría de esencial.  Por el contrario, las trabajadoras que realizan tareas generales como limpieza, lavado, planchado o cocina, siguen exceptuadas de ir a trabajar, y sus empleadores tienen la responsabilidad de continuar el pago salarial correspondiente.

El 16 de junio se celebra el Día Internacional de las Trabajadoras Domésticas y la firma del Convenio 189 de la OIT que estableció una serie de derechos para el sector. A pesar de que en nuestro país existen regulaciones sobre el rubro, se calcula que más de 1 millón de trabajadoras no están registradas. No obstante, se trata de una actividad altamente feminizada, más precisamente realizada en un 90% por mujeres.  Esta falta de derechos laboralese, el perfil socio demográfico de las trabajadoras, las condiciones de trabajo en este contexto y las violencias por motivos de género latentes en nuestra sociedad, lo convierten en un sector particularmente vulnerables a los efectos sanitarios, económicos y sociales del covid-19.

Un informe de la OIT sobre covid-19 y trabajo doméstico publicado en abril de este año, describe los siguientes datos:

  • Una proporción el 44% de las trabajadoras domésticas son jefas de hogar y el 87% tiene a cargo menores de 18 años. Concretamente, el 37% de las trabajadoras domésticas vive en un hogar de 2 o 3 integrantes, mientras que el 56% lo hace en hogares que cuentan con al menos 4 habitantes.
  • El 32% de las trabajadoras domésticas trabaja para más de un hogar, normalmente dos o tres casas. Esta situación las expone a un mayor riesgo, debido a los varios traslados entre hogares y a que dependen de las medidas de protección adoptadas por más de un empleador.

A su vez, sus salarios son en general más bajos que el promedio. Prácticamente la totalidad de las trabajadoras se sitúa por debajo del percentil 25 en la distribución de ingresos laborales mensuales del país. Si se tiene en cuenta, que las trabajadoras domésticas suelen ser el sustento principal de sus hogares, se sitúan en una posición de extrema vulnerabilidad ante cualquier reducción de sus ingresos.

A pesar de los avances en la normativa y demás instituciones del mercado de trabajo, menos de una de cada cuatro trabajadoras domésticas está registrada.
 

En el caso de las trabajadoras que realizan tareas de cuidado de personas, es probable que se vean obligadas a cumplir jornadas más extensas debido al cierre de escuelas, centros de atención y otros espacios de cuidado. Además, se encuentran más expuestas a atender a personas enfermas, muchas veces sin las medidas de prevención adecuadas o sin los materiales de higiene necesarios. Por otro lado, las trabajadoras que llevan a cabo tareas domésticas generales, especialmente aquellas que trabajan por horas, pueden ver incumplido su derecho a permanecer en su domicilio, con goce de sueldo, durante el periodo de cuarentena obligatoria.

En este marco, el Ministerio de Trabajo estableció un aumento salarial del 10% (a cobrarse en dos veces, el  último en mayo) para el sector. No obstante se incluyó a las trabajadoras dentro del Ingreso Familiar de Emergencia, con independencia del tipo de trabajo que realicen, y se reforzaron la Asignación Universal por Hijo y la Asignación Universal por Embarazo. Medidas muy valorables en un contexto crítico pero sin embargo insuficientes. Ya que, si tenemos en cuenta que existe un gran porcentaje sin registrar, debemos pensar en un número muy alto de mujeres que no tienen licencias por salud o para cuidado de terceros ni tampoco indemnización en caso de despidos. Todos puntos claves en un momento como este.

En este escenario, el acceso a la información que tienen las trabajadoras sobre sus derechos se vuelve un aspecto fundamental. En este sentido, los sindicatos están brindando información y asesoramiento legal a las trabajadoras del rubro a través de sus páginas web y redes sociales. El resultado de años de organización ha logrado que hoy en día el sector tenga un trabajo en conjunto con el Estado y diferentes organizaciones internacionales especializadas en el tema para incluir y mejorar las condiciones de las trabajadoras.

En Argentina pre pandemia, el Ministerio de Mujeres Géneros y Diversidad, se creó una Secretaría de Cuidados con la intención de colocar en la agenda pública la necesidad de redistribuir de manera más justa las tareas de cuidado. Este aspecto históricamente invisibilizado, social y económicamente, se convierte en algo más que urgente si revisamos las características e irregularidades que actualmente sostienen el trabajo doméstico pago. Pasada la pandemia, habrá que empezar por las trabajadoras.

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