VIRASORO, ESE PUEBLITO QUE CRECE Y CRECE

Por Rubén Emilio Tito García   ***

Es reconocida la resistencia del Cebú a las enfermedades de las zonas tropicales, principalmente a las ectoparasitosis y a la tristeza bovina o piroplasmosis. Mucho más, si se compara al comportamiento del bovino de origen europeo, de difícil adaptación y fácil presa de todos los males existentes en las zonas cálidas.

Trabajé en Gobernador Virasoro en Corrientes, la cuna y capital del cebú como le dicen. También tiene otro eslogan “un pueblito que crece y crece¨. En la actualidad dejó de ser un pueblo, se convirtió en una ciudad tremendamente pujante.

Es llamativo cómo se dio el crecimiento en algunos lugares de nuestra región, cuyo desarrollo y evolución impresiona. Donde hace sesenta años no había casi nada, en el presente son ciudades prósperas. En Misiones, Jardín América, el pueblo de Kuki Machón, fue el primero en dar el gran salto, seguido de Almirante Brown en el nordeste y San Vicente en el centro del mapa. Y, por supuesto, Gobernador Virasoro en la provincia del Taragüí, lugar donde tuvo por epicentro la cría del Cebú.

Esta raza fue como una bendición en la zona. Vino a solucionar el problema de adaptabilidad, rusticidad y mejoramiento en el rendimiento del bovino y hoy sus híbridos, resultado del cruzamiento con el ganado europeo, se va imponiendo aceleradamente. Al final, tuvieron razón los pioneros del cebú cuando en las primeras décadas del siglo pasado trajeron toros de esa raza desde el Brasil. Lo pasaban a nado por el río Uruguay, única forma posible porque estaba prohibida su importación.

Según los expertos de las oficinas de Paseo Colón en Buenos Aires, desmerecía a las razas existentes en Argentina. Los sesudos técnicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería calificaron de inferior calidad al animal de origen indiano y no valía la pena su introducción. Nunca se enteraron de la revolución ganadera producida en el sur de los Estados Unidos ni leyeron al zootecnista brasileño Alexander Barbosa Da Silva, autor del libro más famoso sobre ganado cebú, quien por aquellos años decía: “Hoy está probado que entre el Trópico de Cáncer, al norte del Ecuador, que pasa por la mitad de México y el norte de Cuba; y el Trópico de Capricornio al sur del Ecuador, que pasa por el norte de Chile y Argentina, parte del Paraguay y casi alcanza San Pablo (Brasil) la cría extensiva con razas finas no da resultados”. Hacía referencia a la franja que comprende los 28° de latitud al norte, ídem al sur, con respecto a la línea del ecuador.

En 1941 levantan la prohibición y autorizan su introducción cuando miles de animales de pelaje gris y blanco, descendientes de los toros traídos del Brasil, pastaban en los campos del sur de Misiones y norte de Corrientes. Si bien, como raza pura en cuanto a rendimiento fue superada por sus híbridos como el Brangus o el Braford, este es el objetivo, sin su base genética y cruzamientos con otras razas potenciando el vigor híbrido, no hubiera sido posible la recuperación del bovino en las zonas tórridas. Pues, en definitiva, el concepto zootécnico del cebú es el cruzamiento como bien sostienen los norteamericanos, creadores de la raza Brahman. Inclusive tienen de eslogan “el ganado Brahman no se come, se cruza” concepto que entendí mejor, entre otras cosas aprendidas, cuando fui a los EEUU en 1974.

En diciembre de aquel año viajé al país del norte como asesor de mi amigo Emilio Errecaborde, propietario con Carlos López de la Cabaña ganadera “La Candé”, productora de ganado Brahman en Gobernador Virasoro. El objetivo, seleccionar y adquirir animales en el lugar donde se originó la raza e importarlos a la Argentina. Fue así que, en abril del siguiente año, 56 años ha, se trajeron en un vuelo chárter, y previa cuarentena, ciento treinta animales entre machos y hembras. Y como estaba previsto, una parte fue a la venta y en agosto, en un remate muy bien organizado en las instalaciones de la Asociación Argentina de Criadores de Cebú en Virasoro, y bajo el martillo del gran rematador Armando Ansaldi, se vendieron al doble precio de los animales de plaza.

De aquel viaje, observé cosas, coseché experiencia y aprendí bastante como profesional en el campo de la reproducción y sanidad animal, sobre todo en organización, pues al llegar a Houston nos esperaban el traductor y miembros de la Asociación de Criadores de Brahman Americano, ABBA, quienes nos contactaron con los principales centros cabañeros y entre ellos el célebre Hudgins Ranch ubicado en el condado de Hungelford, Texas, a cuyo propietario, J. D. lo apodaban Mister Brahman. Él no creó la raza, pero de su cabaña salió el gran toro Manso, seleccionado como el prototipo racial y que diera origen a una gran estirpe. Su descendiente más famoso, Resoto Manso Emperor, es el ícono del Brahman por excelencia, expuesto su figura en calcomanías, folletines y en cualquier frontispicio de ferias cebuínas en Argentina.

En los “Ranch” cabañeros, el caballo no existe como animal de trabajo, todo se maneja a pie o en camionetas donde se instalan las radios, el medio de comunicación con todos los centros operativos imaginables. Para nosotros una novedad. Después de elegidos los animales en distintos establecimientos ubicados a cientos de kilómetros de Houston, reportaban por radio el número de registro de manera que, a nuestro regreso a las oficinas de la ABBA, ya tenían preparada toda la documentación, estado sanitario y el árbol genealógico de cada animal seleccionado desde la quinta generación. Este sistema de registro también se practicaba en animales de rodeo general con destino a faena, es la famosa trazabilidad que acá en Argentina, con buen criterio, se viene aplicando como medida obligatoria desde principio del 2 mil, que asegura calidad y sanidad de la res que va a consumo.

En cuanto a Virasoro sigue siendo la capital del Cebú. Ahora, también, del Brangus Colorado y del PRO a PRO (de Productor a Productor) excelente idea puesta en escena por Cristian Helbig y Carlos Navajas, entre otros.

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