Crudo invierno

Autor: Juan Carlos Argüello

Periodista, director de Economis

El crudo invierno, tan puntual como inoportuno, se convirtió en tema político al desnudar el crecimiento del número de personas en situación de calle. Son más de 7.200 personas en Capital Federal, donde organizaciones sociales llevan un censo actualizado. 64 por ciento más que hace un año. Son otros miles más en cada rincón de la Argentina. Son, cada uno, la cara de una economía que se arrastra en una espiral recesiva.

Las bajas temperaturas se colaron en el debate electoral por la acción solidaria de algunos clubes y la de miles de argentinos siempre dispuestos a dar una mano. La solidaridad de unos, siempre bienvenida, tiene como contracara, la carencia de otros, magnificada en tiempos de crisis.

El Gobierno, ensimismado por estos días en mostrar los beneficios potenciales, abstractos y futuros de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, no tiene a mano nada tangible para contrarrestar las bajas temperaturas. Sus más enfervorizados defensores, igual que en tiempos pasados, decidieron, entonces, apelar al ataque a quienes, desde la solidaridad, muestran al modelo desnudo. Kirchnerismo de malos modales, podría redefinir el candidato presidencial José Luis Espert.

El frío opacó la misma gira presidencial de Mauricio Macri y los resultados del acuerdo Mercosur-UE quedaron en un segundo plano. Para desilusión de detractores y defensores, el pacto demorará bastante en hacerse efectivo y todavía hay dudas de que toda Europa se sume, si algún otro país se suma a las críticas expresadas por el francés Emanuel Macron. Hoy es un abstracto que deberá superar varias etapas para hacerse realidad. De todos modos, coinciden economistas ortodoxos y de los otros, no hay consecuencias lineales. Hay sectores que serán beneficiados y otros que deberán adaptarse para no ser empujados al abismo.

“Hay que permitir que haya sectores que desaparezcan y aparezcan otros”, advirtió con crudeza el sojero Gustavo Grobocopatel al celebrar el acuerdo. Después se corrigió. No hablaba de sectores, sino de empresas, dijo.

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa, presidida por el misionero Gerardo Díaz Beltrán respaldó el acuerdo y Macri prometió a los empresarios que la Unión Europea enviará fondos para que las pymes argentinas se adapten a la competencia. También reveló que sugirió reeditar un nuevo Alca con Donald Trump.

Las dudas, sin embargo, son lógicas. Los procesos de apertura indiscriminada, durante la dictadura y los 90, significaron la desaparición de miles de empresas -como celebra Grobocopatel- y una explosión de desocupación a fines del siglo pasado. El problema radica en que se negocia en una posición desigual. La economía argentina hoy está en desventaja con Brasil, mucho más con los principales países europeos, que se aseguraron generosas concesiones para exportar sus productos.

Las perspectivas de crecimiento de la economía argentina son mediocres, atadas a la fragilidad del alto endeudamiento. Crecer será apenas recuperar terreno perdido, pese a las proyecciones -parecen ser, nuevamente, demasiado optimistas- del ministro de Economía, Nicolás Dujovne, marcadas en el presupuesto 2020: crecimiento de 3,5 por ciento, inflación de 26,1 y un alza de 7 por ciento en las exportaciones.

Además, la economía estará encorsetada por las obligaciones que impone el Fondo Monetario Internacional para seguir financiando al Gobierno. Antes de las elecciones llegarán otros 5.500 millones de dólares, destinados a sostener la calma del billete verde y evitar una incómoda disparada de la inflación. Así y todo, lo que iba a ser muy fácil de controlar, aparece con un promedio de suba mensual del dos por ciento, demasiado para bolsillos agobiados.

No es casualidad que el Gobierno evite hablar de economía e incluso de política. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, mostró su costado más agresivo para apuntar contra Cristina Fernández, el blanco preferido de la grieta, el terreno en el que mejor se mueve el oficialismo. “La grieta se transformó en una forma de vivir la vida más que de resolverla”, definió el politólogo Pablo Touzon, quien vino a Misiones a presentar su libro titulado La Grieta Desnuda.

¿Qué hacer ante esa dicotomía? En Misiones la Renovación marcó el camino de salida de la grieta y se animó a desafiar la tradición de ir con un candidato presidencial propio. El misionero tendrá la opción de elegir a sus diputados nacionales con impronta localistas, sin necesidad de ir atados a una preferencia presidencial.

La lógica política indicaba que los diputados y senadores respondían más al que gobernaba en la Nación que al mandato de las provincias. Aquí se busca romper esa dependencia y que sean “misioneristas” los que integren el Congreso.

No quita ello que haya preferencias y es evidente que muchos dentro de la Renovación prefieren al peronista Alberto Fernández sobre los otros. Fue el primero en ser recibido por la cúpula renovadora y con quien hay un diálogo más certero sobre las demandas misioneras, como la compensación histórica. El candidato presidencial que se reunió esta semana con varios gobernadores -por Misiones estuvo el diputado nacional Jorge Franco-, se mostró dispuesto a analizar una nueva polinómica que sirva para cubrir el atraso en el reparto de recursos.

Misiones tiene enormes argumentos para sostener su demanda. Según los últimos datos oficiales de la Nación, Misiones está en el puesto 13 en el reparto nominal de recursos, por debajo de todas las provincias del NEA, pese a que tiene mayor población y una economía mucho más dinámica.

Si se suman coparticipación y presupuesto y se dividen los recursos por habitante, Misiones cae a los últimos puestos. La primera, por menor densidad de población es Tierra del Fuego. Después aparece Formosa, con 76.472 pesos por habitante, El Chaco con 53.768 pesos, Corrientes con 42.512 y Misiones, en el puesto 19, con 35.560 pesos por habitante.

La diferencia acumulada a favor de Chaco en cuatro años equivale a 70.268 millones. ¿De cuánto es el presupuesto de Misiones 2019? Es de 68.630 millones. 

Pero Misiones, con menos recursos y menor presupuesto comparativo, tiene indicadores sociales y económicos mejores que las provincias vecinas. Es la provincia que tiene más escuelas de la región y una potente economía que supera a todas las demás.

El Estado también marca diferencias, con una presencia permanente en la economía, con el doble objetivo de sostener la actividad y cuidar el bolsillo de los misioneros. El Ahora Carne es el mejor ejemplo del compromiso con parar la olla y contrarrestar las consecuencias de la inflación. Las compras en carnicerías minoristas tendrán un reintegro del quince por ciento a cambio de una rebaja sustancial en el costo de la energía eléctrica, mecanismo similar al del Ahora Pan. Es decir, dos programas oficiales, con recursos estatales y el acompañamiento de entidades financieras y los propios comercios, apuntados a sostener el consumo básico de las familias. La sinergia con el sector privado, liderado por la Confederación Económica de Misiones, es inédito en otras latitudes.

El Ahora es un éxito en todos los rubros en los que interviene y son varios los gobernadores que quieren replicarlo en sus provincias para apuntalar un consumo que sigue en picada y con aumentos.

Los gobernadores buscan referencias para el presente inmediato y no encuentran interlocutores en el Gobierno nacional, por lo que deben trabajar casi en equipo.

Los lugartenientes del Presidente están enfocados en la campaña más que en la gestión, porque advierten que las encuestas marcan que la oposición suma más adhesiones, aunque parece inevitable una segunda vuelta, como tabla salvadora.

Para que eso ocurra, debe crecer la tercera opción que encarnan Lavagna y Urtubey. El gobernador norteño volvió a Misiones a promocionar acuerdos bilaterales con Salta, pero también a hacer política.

La tercera vía que ofrece como compañero de fórmula de Roberto Lavagna también tiene espacio en el oficialismo misionero y el crecimiento del ex ministro de Economía no disgustará a los locales. Como hace unos días, Urtubey se sintió como en su casa. Recorrió Oberá, se reunió con organizaciones sociales y después con el gobernador Hugo Passalacqua. La visita fue también la oportunidad para que comiencen a tomar práctica protocolar la diputada electa Soledad Balán y el flamante concejal Facundo Sartori, quienes hicieron de anfitriones del gobernador salteño. Llamativamente, el socialismo misionero, que vendría a ser la pata local de Lavagna, volvió a quedar fuera de la agenda del aspirante a vice.

Los demás candidatos también vendrán a Misiones a buscar señales de respaldo, aunque sean menos visibles los hilos de contacto.

El peronismo misionero, en sociedad con el partido Agrario, se entusiasma con recuperar vigor de la mano de Alberto Fernández. Los dirigentes conocen del diálogo directo con la Renovación, pero no se sienten opacados. Advierten de la oportunidad histórica de movilizar el partido y convertirse en actores protagónicos desplazando a Cambiemos.

Curiosamente no hay entusiasmo en la alianza nacional. La definición vía Paso parece haber terminado de destruir la confianza que había entre los socios. El radicalismo está convencido de que puede dar el batacazo y superar al candidato puro del PRO. Pero para el macrismo misionero sería una afrenta irrecuperable.

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