LA PATRIA DE EVITA Y EL CHE ANTE UN FUTURO INMEDIATO CARENTE DE AUDACIAS

Por Jorge Falcone    ***

Todas las opciones coinciden en “no hacer olas”.

En un abrir y cerrar de ojos, el kirchnerismo colmó con leales y apasionad@s seguidores las adyacencias de la Feria Internacional del Libro, desembarcó con su principal referente en el Csjo. Federal del PJ, y sorprendió a la opinión pública proponiendo la candidatura presidencial del ubicuo Alberto Fernández, “secundado” en la misma fórmula por el animal político más astuto del espectro partidario. En tanto, un contundente paro nacional que – habida cuenta del compromiso electoral contraído por la dirigencia cegetista – podría ser el último del año, potenció su impacto gracias al rol activo que asumieron organizaciones sociales y sectores de izquierda, quienes a partir del 11 de diciembre deberán repensar sus respectivas estrategias políticas si es que aún sueñan con una sociedad sin oprimidos ni opresores.

“This is The End, my friend… “

Expresar en la Argentina actual que al macrismo se le está escapando la chance de presidir la Nación cuatro años más carece de toda osadía, ya que abundan indicadores en tal sentido, perceptibles hasta para el/la más desprevenid@ de l@s analistas.

Pruebas al canto: Una central obrera que ha hecho abuso de buenos modales ante este gobierno depredador – pese a haber padecido hasta el arrebato de un atril en acto público a manos de sus bases más rebeldes – se envalentona tardíamente frente a ese oficialismo grogui resolviendo parar en la fecha en que un amplio arco militante conmemora medio siglo del alzamiento obrero-estudiantil conocido como Cordobazo; atenta al cambio en la dirección de los vientos, y exponiéndose a la obscena presión de Cambiemos, la Corte Suprema intenta sin suerte congelar por tiempo indeterminado el juicio contra la senadora Cristina Fernández de Kirchner; a partir del revés de sus aliados en las elecciones cordobesas, Elisa Carrió arremete contra los mismos expresando que le dan asco (!); el gobernador de Mendoza, en su doble rol de mandatario provincial y presidente de una UCR que se resiste a abandonar la coalición a cuyo triunfo contribuyó cediendo prestigio y poder territorial, enfrenta a la convención de su propio partido exigiendo que el candidato a presidente por la coalición que integra no sea Mauricio Macri (de cuya madre se acuerda un grupo importante de l@s asistentes); el propio asesor estrella de la Casa Rosada Jaime Durán Barba arriesga que confía en que su cliente sabrá discernir oportunamente si le conviene o no integrar la fórmula oficialista; y – para no pasar por alto un “detalle” de “menor envergadura” – la Justicia pide a México la extradición del ex espía y proxeneta Raúl Martins, denunciado desde 2012 por su propia hija Lorena como jefe de una red de trata , y acusado ahora de aportar fondos de campaña al gobierno a fin de mantener en funcionamiento sus respectivos locales dedicados al tráfico sexual (inclusive de menores), servicio al que habrían recurrido en más de una oportunidad el primer mandatario y su señora esposa…

Lo dicho. Dejando tras de sí un país devastado y con escasas posibilidades de levantar cabeza en el corto plazo, va cayendo el telón sobre La Revolución de la Alegría.

Mueve la Senadora

En una jugada que descolocó a propi@s y ajen@s, la Doctora Kirchner hizo pública – mediante video difundido en redes sociales – una decisión de consecuencias múltiples.

En efecto, la propuesta de Alberto Fernández como candidato a presidente por el sector del peronismo que ella representa, en tanto el susodicho adversó categóricamente su último mandato, funciona simultáneamente como renunciamiento patriótico y como la demorada autocrítica que buena parte de la sociedad le reclamó hasta el cansancio a la ex mandataria. A su vez, designando para tal fin a un político conciliador y de buen diálogo con el más amplio arco político e institucional (incluyendo entre sus interlocutores al “gran diario argentino” y la embajada norteamericana), la susodicha no sólo se corre del sitial que el oficialismo ha venido asignándole como co protagonista de “la grieta”, sino que cede primacía al principal armador del Frente Renovador, lo cual ha colocado a Sergio Massa ante la necesidad de negociar un puesto (que, hasta nuevo aviso, parece ser legislativo o de conducción de alguna empresa nacional) en la flamante coalición PJ – Unidad Ciudadana, afectando – si lo consigue – los anhelos del peronismo occidental y cristiano de gravitar en el ballotage.

Ante la feroz disputa que se avecina, cabría pensar que difícilmente desvelen a una política de raza como Cristina, formada en la pragmática escuela del peronismo, las reservas que tamaña iniciativa provoque en el núcleo duro de su espacio – aquel que tanto alimentó el rating del programa 6, 7, 8 – o en el arco progresista que albergó la esperanza de sumarle votos a cambio de radicalizar su futuro plan de gobierno.

Puede considerarse a la vez que l@s analistas que se apresuraron a comparar semejante apuesta con aquella que sintetizara la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder” juzgaron con ligereza la autonomía de vuelo de quien oportunamente fuera undécimo candidato a legislador de Domingo Felipe Cavallo, acaso más próximo a emular – si su disenso lo ameritara – la jugada de Cobos, pero esta vez desde el vértice del Ejecutivo.

Sin ir más lejos, en reciente y descontracturada entrevista – como las que acostumbra a brindar -, consultado por Alejandro Fantino en su programa televisivo “Animales Sueltos” acerca de cómo tomaba las críticas que le dedica un peronista ortodoxo como Guillermo Moreno, el flamante candidato a presidente se despachó manifestando que lo ponen orgulloso, ya que quien las esgrime es un “energúmeno”, rematando dicha caracterización con la bravata de que “Néstor lo tenía atado en el jardín para que chumbara a los empresarios díscolos, pero Cristina lo dejó suelto”consideración que probablemente esté brindando los primeros indicios de un post kirchnerismo más condescendiente con el statu quo de lo que much@s ilus@s esperan.

Así, la “Operación Alberto” – presentada como el “retorno del nestorismo” – va instalando tácitamente la idea de que durante los dos últimos mandatos de la “Década Ganada” estuvimos gobernad@s por Juana La Loca, de modo que para suturar “la grieta”, afrontar el próximo turno gubernamental, y reparar los daños del macrismo, no existe opción más apropiada que un kirchnerismo sin épica, capaz de tranquilizar a los mercados.

Y por casa cómo andamos…

A quienes, respetuosamente, no albergamos mayores expectativas en los próximos comicios, y consagramos nuestro esfuerzo cotidiano a la construcción de poder popular con miras a forjar una democracia participativa en la que de una vez por todas l@s condenad@s de la tierra se apropien de su destino, en este escenario nacional absolutamente degradado y en el que brilla por su ausencia hasta el más mínimo gesto heroico para evitar la debacle a la que nos ha venido conduciendo el modelo económico vigente, nos caben las generales de la ley por no haber logrado – en casi cuatro años de lucha sostenida – elevar el techo aspiracional del electorado.

Ante el panorama descripto, desde un punto de vista anticolonialista, anticapitalista y antipatriarcal, correspondería preguntarse qué fue de aquel disruptivo movimiento social que eclosionara hacia 2001 inundando las grandes ciudades del país de asambleas barriales, fábricas recuperadas o clubes de trueque.

No pocos consideran que las secuelas de tal fenómeno que prevalecieron a la cooptación neodesarrollista perviven en el sustrato más profundo de la sociedad fermentando desde abajo hacia arriba y desde la periferia al centro una nueva hegemonía favorable a l@s desposeíd@s. Indicios de dicho proceso son las infatigables asambleas ambientales del interior, los frecuentes feriazos de la economía popular, o los numerosos y masivos encuentros de feminismo popular, por citar apenas un puñado de iniciativas.

Es tan cierto que durante las dos primeras décadas del siglo en curso neodesarrollismo y neoliberalismo complementaron esfuerzos en pro de institucionalizar y disciplinar al movimiento popular como que este, aún fragmentado y reprimido con inusual ferocidad, dista mucho de haber bajado la guardia. Queda por ver cómo se plantará esa masa crítica ante un gobierno muy probablemente de distinto signo al actual, al que no le bastará con expresar buenas intenciones para contener el postergado anhelo reparatorio de una mayoría cada vez menos paciente en su demanda de soluciones.

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