DEBEMOS FORJAR UN CAMINO NACIONAL Y POPULAR

por Horacio Rovelli   ***

Se debe reconocer que el peronismo de 1945 forjó en el país un modelo nacional y popular,  donde se sustituía importaciones por producción local y se generaba un mercado interno fuerte que se incrementaba con la incorporación de trabajadores y con mejoras en su salario.

Hubo varios golpes militares en el ínterin y hasta gobierno como el de Frondizi y su ministro Alsogaray que decían que había que pasar el invierno, pero pese a todo, el modelo continuó su rumbo hasta la dictadura cívico- militar de 1976,  que impuso a sangre y fuego la subordinación al capital financiero internacional, desindustrializando al país, rompiendo eslabones de la cadena productiva y haciéndonos dependientes de una deuda que se contraía para beneficios de la minoría liberal y reaccionaria que usaba esos fondos para fugarlos y, esa es la razón que los argentinos más ricos[1], tienen propiedades y recursos en el exterior por el valor de un PIB anual (Unos 430.000 millones de dólares).

El modelo impuesto por la dictadura cambió integralmente la lógica que articulaba la producción y la sociedad, para reemplazarlo por una estructura productiva y distributiva con un bloque de poder hegemónico y una dinámica de funcionamiento diferente en la reproducción del circuito económico. El modelo impuesto, orientado y dependiente del exterior, tuvo como instrumento clave el endeudamiento y la valorización financiera del capital, la apertura externa irrestricta al comercio y los capitales, y la acumulación rentística y financiera. Traducida en retraso de salarios, liberación de precios, revaluación cambiaria, fomento a la competencia externa, así como altas y confiscatorias tasas de interés. El previsible resultado fue una caída sin precedentes del nivel de vida de la población (con una inflación promedio del 193% anual de 1976 a 1981), que arrastró la caída del mercado interno, y con ello del PIB.

Ese modelo  de valorización financiera del capital es el que perduró con la valiosa y digna excepción de la gestión del Ministro Bernardo Grinspun en 1984 y con los Kirchner del 2003 al 2015.  Y esto fue así porque tras la crisis del año 2001 la clase dominante y parasitaria que tenemos no sabía cómo seguir.  Fue Néstor Kirchner con su propuesta que se le debe dar plata al pueblo (por eso aumento los salarios, jubilaciones y pensiones por Decreto no bien asumió) para que el pueblo consuma,  si consume, los empresarios venden y si venden producen más y hasta invierten.

Pero en los estertores del gobierno de Cristina, los EEUU y su estrategia de considerarnos su patio trasero obraron para que el hijo de un empresario beneficiado como pocos por la dictadura de Videla, asuma el gobierno sin más plan que el de endeudarse sine die.

Hoy tenemos enfrente un bloque hegemónico que siempre estuvo dividido pero que se presentaba como uno solo, dado que eran más las compatibilidades y las conveniencias que las diferencias, pero ahora, tras la gestión de Mauricio Macri y de su gobierno y, tras la intromisión de los representantes de los EEUU en el FMI, ese bloque se rompe inexorablemente, porque los grandes empresarios locales toman consciencia que esta vez, vienen por sus principales activos.

La división hace que los grandes empresarios locales y estamos hablando de Techint, de Arcor, de las empresas automotrices, textiles, alimenticias, mineras, químicas, etc., nucleadas mayoritariamente en la UIA (Unión Industrial Argentina); como las empresas socias de la Cámara Argentina de la Construcción; de la Cámara Argentina de Comercio; y otras menores, tomen distancia y propongan su propio plan, que es el de los 14 puntos presentados en julio del año pasado y que fuera dirigido por Roberto Lavagna y Aldo Pignanelli.

Ese plan se presentó tras el derrape del tipo de cambio desde fines de abril 2018 en que los grandes prestamistas de los primeros 27 meses de gestión de Cambiemos, decidieron irse en manada. Aprovechando la sideral suba del valor del dólar que dicha fuga ocasionó y, su efecto en la disminución de los salarios medidos en esa moneda, es que los empresarios locales se ofrecían como reemplazo del gobierno de Macri. La respuesta de la Embajada fue el total apoyo al gobierno funcional de Cambiemos, con la oportuna aparición de unas fotocopias de un cuaderno del chofer Oscar Centeno, que tienen como principal acusado a Paolo Rocca de Techint y a las principales empresas de construcción del país.

Obviamente es una “guerra de posiciones” entre los grupos empresarios productivos locales y el FMI y sus súbditos, donde cada uno trata por un lado de llevar agua para su molino y, por otra parte, de que la rotura real concreta de intereses no se manifieste explosivamente y, teóricamente de ese modo, no permitir la participación de los ciudadanos del a pie (el pueblo argentino).

El FMI se beneficia porque puede seguir con su plan de condicionar al nuevo gobierno y, los otros, porque se saben débiles ante un enemigo tan poderoso y esperan que el tiempo decante las aguas y poder sumar nuevos sectores como son los productores y comercializadores del campo y hasta de las finanzas del país.


LA VERDADERA OPOSICION NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA

Ver en la marcha del jueves 4 de abril a los hermanos Daer junto a Carlos Acuña de Estaciones de Servicio (y hombre de Luís Barrionuevo, reconvertido en operador de Lavagna), junto a delegados gremiales, trabajadores, desocupados y representantes de las Pymes, marchando en silencio para no convocar a un paro general[2]y por tiempo indeterminado[3], si bien es una clara muestra de descontento, es como fue organizada, una marcha más que no logra canalizar la necesidad de decir: Acá estamos, somos lo que realmente trabajamos y producimos y queremos ser artífice de la Argentina presente y la que está por venir. Esto es, no somos representados ni por el Plan de 14 puntos de la UIA y menos por el FMI, es más, por la genuina defensa de nuestros intereses de trabajadores estamos enfrentados a ambas fracciones del bloque dominante.

Todo este reposicionamiento que hacen los políticos y la burocracia sindical es para prepararse para reemplazar al gobierno de Cambiemos, el asunto siempre es ¿para qué?, ¿en beneficio de quién o de quiénes?

Por supuesto es menos malo el Plan de 14 puntos, pero a salarios reducidos y, los que están desocupados, las Pymes cerradas y los eslabones de la cadena productiva perdidos, no son ni van a ser recuperados.  Fue el enfrentamiento entre Roberto Lavagna cuando era Ministro de Economía y Néstor Kirchner, en que el primero le dice al Jefe de Estado: “Hay signos que la economía se está recalentando[4], debemos frenar la demanda”.  La respuesta del Presidente Kirchner fue: “Tengo 2.000.000 de personas con problemas de empleo, que les digo que tienen que esperar otro gobierno.  Seguí tirando de la demanda y que tus amigos los empresarios inviertan”.

PESE A TODO NO ESTA TODO DEFINIDO

El apoyo de los representantes de los EEUU en el FMI encabezado por su subdirector gerente, David Lipton, es total pero no es incondicional, ya vimos como bajo la Presidencia del BCRA de Luis “Toto” Caputo, que en solo tres meses vendió reservas internacionales por 14.297 millones de dólares y, el dólar sin embargo continuó su marcha de $ 28,43 a $ 38,17.-  Acciones del BCRA conducido por Caputo que le hicieron decir a la “Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde: “Claridad, transparencia, información adecuada y debida para los operadores del mercado y una mejor comunicación”.

Ahora ante el otorgamiento del tramo en los primeros días de abril de 2019, el FMI ve con preocupación la merma en el nivel de ingresos fiscales producto de la recesión.  Y, con razón fundada, observan que la recesión se profundiza por las tasas reales extremadamente positivas, insostenibles en el tiempo.

Y acá esta la paradoja, el gobierno debe pagar tasas altas de interés en Leliq (letras de liquidez del BCRA por 7 –siete- días que se colocan en los bancos y estos lo usan como encaje y perciben una tasa del 73,5% anual al 26 de abril de 2019), a su vez los Bancos le pagan la tasa Badlar para depósitos de más de un millón de pesos a 30 días del 49% anual, el objetivo es que no se pasen los depósitos a plazo fijo a dólares. Ganan los bancos, pero pierden las empresas y los particulares que a su vez deben pagar tasas cercanas al 90% anual por descubiertos en cuenta corriente y saldos impagos de la tarjeta de crédito.  Y recién está terminando abril, faltan varios meses para llegar a las elecciones nacionales.

En medio de una recesión económica que sobre castiga a la población y afecta a la recaudación tributaria, porque el grueso de la misma se basa en el consumo y en la actividad (IVA, Impuesto a los Combustibles, Impuestos Internos, Débito y Crédito Bancario, aportes previsionales, etc.), esto explica que la recaudación del primer trimestre del año 2019 comparada con igual lapso del año pasado, solo se incrementara en un 38,9% contra una inflación medida por IPC del INDEC de un 54,7% en dicho período. El proceso recesivo se agrava ante el incumplimiento de los pagos por la caída del nivel de actividad y, la perdida en el año 2018 de 191.300 puestos registrados y el descenso del poder adquisitivo del salario, como informó el Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación.

La menor recaudación en términos reales del primer trimestre y, la demora de los productores y comercializadores de granos de liquidar las exportaciones de soja y demás oleaginosas y de los cereales, ponen en riesgo las expectativas oficiales de contar con los ingresos necesarios para cubrir los gastos primarios, lo cuales a su vez reducen todo lo que pueden, resintiendo los servicios de salud, educación y de obra pública, pero no pueden e vitar que suba el pago de los intereses ante una deuda cada vez mayor

El cuadro se agrava porque ante el descalabro de la situación, los capitales especulativos que se quedaron con títulos públicos y privados argentinos, tratan de desprenderse de ellos. Lo observamos claramente cuando vemos que en Wall Street grandes fondos financieros como el Black Rock y el Franklin Templeton Investments, salieron a vender a lo que le den, acciones y títulos públicos del país, de manera tal que, por ejemplo,las empresas del holding liderado por Marcelo Mindlin[5], Transportadora Gas del Sur, Edenor, y Pampa Energía, al día viernes 26 de abril valían en promedio medido en dólares, un 40% menos que en el año 2015. Y que los bonos públicos nacionales en dólares a renta fija, descendieron en su valor la semana del 22 al 26 de abril de 2019 en forma sistemática, fundamentalmente el Bonar 2020, que al día jueves 25 al comprase muy por debajo de su valor nominal[6], pagaba una tasa en dólares del 20% anual. Le siguieron el Discount, Bonar 2024 y el Bonar 2037 y los seguros contra default.

Obviamente que la situación está planteada, pero ninguna de las dos alternativas presentadas, ni la del FMI ni el Plan de 14 puntos de Lavagna[7], dan debida respuesta a una población que está pasándola muy mal, pero que tiene la capacidad de resurgir de las cenizas para volver a los años de crecimiento económico y sostenido, como lo hizo con Perón, con Illia y con Kirchner, aunque ello lleve sus tiempo, un plan y una organización que lo convalide y lo ejecute

[1]Sus nombres lo publica la revista FORBES todo los años: Rocca de Techint, los Bulgheroni, los Pérez Companc, los descendientes de Fortabat, los Midlin, los Macri, los Eurnekian, los Werthein, los Roemmers, los Bagó, los Madanes Quintanilla, los Braun, los Britos, los Urquía, los Esquenazi, los Noble Herrera, los Magnetto, etc.

[2]Y convocan a un paro dominguero el 1 de mayo, desatendiéndose de la convocatoria del martes 30 de abril.

[3]
No hubo oradores ni palco para que no les griten “pone la fecha la puta que te parió”

[4]
Es como denominan a la inflación de demanda. Ante la mayor demanda generada por el gobierno de Néstor Kirchner, los empresarios utilizaron la capacidad instalada no usada, cuando estaban cerca del límite de utilización de la misma, subieron los precios

[5]Quien le comprara al primo Calcaterra la constructora IECSA en unas cuentas no muy claras.

[6]
La lámina del BONAR 2020 tiene un valor nominal de U$s 100 y se compra a U$S 45 (menos de la mitad)

[7]
Incluso perjudicado por la “presión” del FMI

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