EL MERCADO YERBATERO EN ÉPOCAS DEL TERRITORIO NACIONAL DE MISIONES

 

Por Dr. Lisandro Rodríguez   ***

El incentivo estatal y la promoción colonizadora en base a la yerba mate originaron la necesidad de organizar un mercado yerbatero. La disputa de poder y los intereses encontrados fueron los principales condicionantes a la hora de promover un comercio armónico.

En las primeras décadas del siglo XX en el Territorio Nacional de Misiones, la polarización entre grandes plantadores y los productores (principalmente los medianos y pequeños) era evidente. La organización cooperativa intentó contrarrestar las asimetrías, al tiempo que buscó competir con los grandes ganadores del periodo: las industrias comercializadoras (panorama que no se ha modificado mucho en la actualidad). Las distintas etapas y acorde a las propuestas del Ejecutivo Nacional intentaron modificar esta condición, aunque los conflictos y puja de poder estuvieron a la orden del día.

Desde el periodo del frente extractivo y hasta mediados de la década de 1930, el mercado yerbatero (manejado principalmente por capitales operados desde Buenos Aires) estuvo dominado por grandes compañías internacionales como por ejemplo Matte Laranjeira. La injerencia del Estado Nacional en pos de la consecución de un panorama económico eficiente para los productores misioneros distaba mucho de ser real. Hasta entonces la Cuenca Platina estaba dominada por la yerba brasileña. En nuestra región también operaban distintas compañías como por ejemplo La Industrial Paraguaya y la empresa de la familia Barthes.

Con el objetivo de regular la oferta acorde a las necesidades de consumo se creó por Decreto 83.816 de abril de 1936 el Mercado Concentrador de la Yerba Mate (MCYM). La principal función de esta institución consistía en realizar la venta de la yerba mate de los productores en el momento adecuado y al precio estipulado por la Comisión Reguladora de la Yerba Mate (CRYM), además de facilitar al colono almacenamiento y transporte; como así también el pago de su producción y el otorgamiento de un crédito prendario financiado por el Banco de la Nación Argentina. El Mercado actuó exclusivamente como consignatario y, para cumplir sus fines reguladores exigió de los plantadores que le consignen su producción, una autorización para efectuar la venta en el momento y al precio que el organismo considere conveniente”.[1]

Este fue el canal más importante para la comercialización de yerba mate, sin embargo y en forma paralela se registraron intercambios comerciales entre productores, secaderos y molinos, dando origen al denominado mercado libre y al clandestino como lo indican en las memorias y balances cooperativos e incluso son denunciados por la propia CRYM. En este contexto se registraron las primeras exportaciones de yerba mate. Uno de los instrumentos considerados fundamentales para superar la sobreproducción de yerba mate nacional, proponía colocar en el mercado externo el excedente productivo, obteniendo réditos favorables. La necesidad de buscar otros mercados se asoció además de la sobreproducción, a la importación de yerba extranjera. Se efectuó el primer embarque de yerba mate para Sud- África por intermedio de la casa de Hugo Stinnes, Ltda.: “La siguiente remesa de yerba mate está destinada a la propaganda de este producto (…) Un total de 640 kg corresponden al señor Joaquín Igoa de Concepción de la Sierra (Misiones), con la marca Itacuararé. Los demás kgs corresponden al señor Carlos Benson (70 Kg), que posee yerbales en Caraguatay (Misiones); 60 kg corresponden al Dr. Willian E. Lowe, del yerbal Las Mercedes, Puerto Eldorado Alto Paraná. Los restantes corresponden a firmas radicadas en Capital (Buenos Aires)”.[2]

El transporte de la yerba se realizaba previa obtención de una guía para el libre tránsito, la que se otorgaba sobre la base de criterios de cosecha, destacándose el etiquetado del producto, donde constaba origen, año de cosecha y matrícula de habilitación del secadero. Se estableció así el estricto control sobre el movimiento de la yerba canchada, desde su producción -o desde su ingreso al país si era extranjera- hasta la entrada al molino y evitar yerba clandestina o adulterada. Sin embargo, y apesar del establecimiento de cupos y limitaciones, se advierte el constante proceso de importación de yerba mate. Esta situación perjudicaba al productor nacional, que si bien percibía los fondos prendarios, no siempre los mismos se pagaban en tiempo y forma.

A partir de 1942, y mediante el Decreto 127.748 del Ejecutivo Nacional se ampliaron los cupos de cosecha, proceso que se asocia al crecimiento de la población, que demanda 7½ kg de yerba por persona entre 1920 y 1940. El mercado interno reforzó su importancia en la economía argentina en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. La importación de yerba mate desde Brasil y Paraguay continuó durante este periodo.

En tiempos del gobierno peronista la relación del gobierno y el sector agrario se centraron en la libre comercialización de la producción del agro argentino, sumándose desde principios de la década de 1950 la denominada vuelta al campo que orientaron el rumbo de la economía, hacia el sector agropecuario, buscando bajar los costos de intermediación.Las prohibiciones de efectuar nuevas plantaciones que regían desde 1936, más las limitaciones de cosecha que se efectuaron a partir de 1938 -con alternancias y aumentos de cupos de producción- generaron la necesidad de renovar los cultivos, y en 1944 la entonces Dirección de Yerba Mate, mediante un estudio realizado afirmó que si no se renovaban las plantaciones; la producción para el año 1959 no llegaría a cubrir la demanda nacional.La autorización para realizar nuevas plantaciones fue aprobada por el Poder Ejecutivo Nacional ante las gestiones que se realizaron en el año 1953 (año de la Provincialización de Misiones), que se plasmaron recién dos años después con el inicio de nuevas plantaciones, durante la vigencia del 2° Plan Quinquenal y una vez superada la crisis económica de 1952.

En síntesis, durante la etapa de Territorio Nacional, el mercado yerbatero nacional tuvo distintos ciclos. Hasta mediados de la década de 1930 el comercio estaba monopolizado por grandes compañías que manejaron no solo mercado, sino también las vías y medios de transportes. Las instituciones reguladoras (CRYM y MCYM) operaban desde Buenos Aires y muchas veces desconocían las peripecias por la que atravesaban los productores. Más allá de los cupos y limitaciones (sumado a la yerba extranjera) el mercado yerbatero misionero supo posicionarse en el escenario regional y nacional, para pasar a ser (hasta la actualidad) la provincia con mayor producción yerbatera de Argentina.

Imagen: Traslado de yerba mate desde Santa Ana, Misiones

Dr. Lisandro Rodríguez
, especial para MTH.

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[1]             CRYM, Boletín, 1936

[2]            
Cámara Argentina de Comercio, N° 55 Buenos Aires, Agosto de 1930, pp 8

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