por Héctor Daniel Rosental ***
Unheimlich es el término acuñado por S. Freud para nominar aquello de lo que justamente no se puede hablar, aquello que devela el horror cuando mas cerca está, cuando se manifiesta dentro mismo del núcleo familiar, y a servido como señalador a la justicia para investigar a padres, padrastros, tíos, hermanos, cuando se trata de ataques diversos a niños, incluidas violaciones.
La televisión es la extensión de las familias a toda hora, es la invitación permanente para que ingrese a nuestros hogares, es la que desnuda ominosamente el unheimlich freudiano, es la que muestra vergonzozamente las miserias humanas, el lado mas oscuro del alma humana:
Una señora que duda de la salud mental de los homosexuales, señalando que podrían abusar de un niño adoptado, cuando esta misma señora tiene un hijo homosexual muerto por SIDA. Un pseudo humorista que se burla, ya no del hambre de los niños, sino de algo mucho mas profundo que consiste en su dignidad humana, todo esto ante la risa abyecta del conductor del programa, que es tan siniestro como su invitado. Personajes menores que pretenden mostrar absoluta normalidad social frente a millones de televidentes angustiados por las pérdidas de sus fuentes de trabajo, pérdidas de su poder adquisitivo, terror a las facturas de gas, luz etc.
El unmeimlich brillando con todo su esplendor ante una sociedad atontada que no atina a reaccionar: A decir, ¡Basta! hasta acá llegaron, lo que nos dicen es inmoral, oscuro, siniestro.
Y por fin está la famosa grieta, esa que los oscuros personajes denuncian, pero que, quienes estamos aún cuerdos, éticos, leales, quienes somos honestos, quienes tenemos ideales, orgullo, Patria reivindicamos sin tapujos. Ninguno de los que estamos de este lado de la grieta queremos contaminarnos con aquellos que están del otro lado: Ahí radica nuestra fuerza. Y vamos a vencer, por que el amor siempre vence
