LA CIUDAD: DE LO OCULTO Y OCULTADO


por Ricardo Zambrano   ***

En estos duros momentos de ajuste, gatillo fácil, personas en la calle, despidos, FMI, creo que aún no vino lo peor… ¿Cuál será “la frutilla del postre” que nos espera…? Creo que será algo siniestro si consideramos lo que está pasando en lo “oculto” y “ocultado” de esta ciudad: las llamadas villas de emergencia que abundan en la periferia.

Necesaria pero insuficiente enumeración: la Villa 21/24, la Villa 20, la Villa Rodrigo Bueno, por mencionar unas pocas.

El gobierno de la ciudad, Rodríguez Larreta, y Macri por detrás, ha creado unas “Mesas de Diálogo” con el fin de prepararlas para una “urbanización” que no sólo nunca llega y que se ha quedado nada más que en fachadas, sino que intenta disimular la dura realidad de las necesidades que ese pretendido emprendimiento desconoce o desprecia: se puede comprobar esta afirmación en las construcciones del Barrio Papa Francisco, aledañas a la Villa 20.

En la comuna 8, que es la única de las quince de la CABA que no posee hospital propio, pese a que se dictó en 2005 la ley 1769, la construcción del hospital Cecilia Grierson está en veremos, así como el cumplimiento de la Ley 1770, que preveía una urbanización de la Villa 20 que nunca llegó a ejecutarse.

Y, por si faltaba algo, junto al futuro hospital se ha construido, dándole una importancia y los recursos que no se le han dado al hospital, una “Villa Olímpica” destinada a los  Juegos Olímpicos de la Juventud, que tendrán lugar en el mes de octubre de este año. Esas viviendas, que originariamente tenían un destino social, en la actualidad son objeto de un miserable plan inmobiliario, denominado ostentosamente “Plan Primera Vivienda”; a los futuros habitantes el Banco Ciudad les ofrece “créditos blandos” que deben cubrir religiosamente: si hay faltas o moras se procederá al desalojo, en un momento y en una zona en la que el trabajo es escaso y precario…

Pero hay más en este panorama, por ejemplo la inaceptable falta de escuelas: se calcula que debe haber por lo menos once para toda la Comuna 8, y no las hay, con la correlativa falta de vacantes; la inversión realizada en la susodicha Villa Olímpica y los dichosos juegos constituyen, frente a esa carencia, una provocación. Lo inmediato y espectacular atenta contra el futuro: la educación lo es.

Quienes conocemos estas realidades nos preguntamos qué podemos hacer para frenar esta política perversa. No hay otra que convocar y movilizar todas nuestras fuerzas, como hiciera el pueblo de Brasil que, en ocasión de los juegos olímpicos de agosto de 2016, pocos días antes de que la echaran a la presidenta Dilma Rouseff, salió a la calle a manifestarse contra la siniestra fantochada del evento deportivo.

En la Argentina ya pasamos por eso cuando el Campeonato Mundial de Fútbol en 1978, con el que la dictadura intentó tapar sus crímenes. Y, hay que recordarlo, también lo hizo mediante la exaltación del sentimiento nacional a propósito de la inminente guerra con Chile por la cuestión del Canal de Beagle o, peor aún, con la guerra de Las Malvinas, ejemplos trágicos de cómo el sistema opresor capitalista busca desviar mediante fantasiosas fantochadas la atención popular a los acuciantes problemas reales.

Es innegable que se debe urbanizar las villas de emergencia pero no de ese modo; es imperioso construir el hospital y las escuelas que faltan: este gobierno no lo hace ni lo hará, sustituirá, ya lo está haciendo, las necesidades que tienen que ver con la vida de esas poblaciones con inventados juegos olímpicos. Esa política, porque esas decisiones lo son, sólo implican postergación, que es lo que este gobierno sí hace, y sufrimiento, que es lo que efectivamente genera.

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