MI PUEBLO ESTABA GIMIENDO Y HUBO QUIEN NO LO ESCUCHÓ


por Alejandro Mosquera  ***

Una parte inmensa de los argentinos está sufriendo el ataque sostenido del ajuste, los tarifazos, los despidos, la inflación, en particular de los alimentos que es muy superior a la general. Otros argentinos piensan que quizás a ellos no les llegue o pueden resistir, y que luego vendrá un crecimiento.

Sin embargo todos los “expertos”, los comunicadores, los opositores y hasta el propio gobierno sostienen que por delante esta lo peor, traducido: más recesión, más inflación, más despidos, más ajuste, más destrucción de la industria nacional, más hambre y desesperación social.

 

Sabor amargo el que tiene
un gemido de dolor.
Mi pueblo estaba gimiendo
y hubo quien no lo escuchó.
 Carlos MellinoAlma y Vida

 

El gobierno no solo entregó parte sustancial de los resortes de la economía a las decisiones y control del Fondo, sino que no consigue oxigeno para revitalizar su capacidad política. Uno de los análisis que más se hacen en todos los campamentos empresarios, sindicales, políticos de un lado y del otro, es que el equipo liderado por Macri ya no tiene ni las ideas, ni el expertise, ni la fuerza para sacar al país de la crisis en que lo han metido. Así el gobierno ve diluir su poder político.

¿Está terminada la experiencia neo-liberal macrista, aunque pueda demorar su salida del poder? El problema es la capacidad de daño sobre nuestro pueblo, sobre lo construido por décadas y décadas por el esfuerzo nacional.

Por ahora el gobierno deposita sus expectativas en  tres pilares: un sometimiento sin escrúpulos a los EEUU: destrucción del Unasur, ariete contra los gobiernos populares latinamericanos, en especial Venezuela, acuerdos con la DEA y el Comando Sur para mayor presencia de tropas y agentes norteamericanos en el país, y, centralmente, impedir la expansión de los intereses chinos en la región.

El segundo pilar de las esperanzas oficialistas es conseguir fondos para cubrir lo que queda de mandato vía nuevos endeudamientos y recortes de gastos. Y que la inflación carcoma el valor de los salarios sin que se convierta en hiperinflación.

Y el tercero que las denuncias de corrupción devoren a la oposición, en particular a CFK, sin que el monstruo creado no se los coma a ellos. Que la maniobra de inteligencia con apoyo jurídico y mediático logre deslegitimar el proceso de resistencia y creciente movilización y disciplinar a los colaboracionistas.

Con este contexto (que parcialmente analizamos) se comprenden mejor la cantidad de rumores políticos que circulan sin publicarse:

Mauricio Macri no está dispuesto a que el descalabro económico-social lo pague exclusivamente él. Esto responde a las renovadas intenciones de Vidal y Rodríguez Larreta de no seguir pagando el costo de estas políticas y lograr sobrevida si el gobierno nacional pierde todo el oxígeno. Y a que la puja interna en Cambiemos de los que buscan acuerdos con el peronismo “racional” termine en un gobierno de transición, de “unidad nacional”.

 En este marco toman más sentido las amistades de Bonadío con ese sector del peronismo, el respaldo de Lorenzetti, su relación con la embajada. Hasta dónde el problema de la los aportantes truchos tuvo ayuda de Macri para limitar el poder de Vidal, en señal de no hay pos-macrismo sin Mauricio.

Los intentos de recuperar espacio político del presidente también se expresan en los susurros a gritos sobre cambios de gabinete. A veces tan contradictorios que lo que expresan es la puja en la cúspide del PRO. ¿Sale Marcos Peña de la jefatura de gabinete rumbo a la cancillería, asume Larreta, se va Quintana? ¿o todo el poder a Peña sin el control de Quintana y Lopetegui? ¿un ministro de economia con todo el poder? ¿Dujovne? ¿Acuerdo con el peronismo racional para que ponga algunos cuadros en puestos claves del ejecutivo y ello sea la expresión del pacto para aprobar el presupuesto y avalar el ajuste? En esta Argentina tan imprevisible todas estas variantes pueden no suceder. Pero cualquier analista serio sabe que objetivamente muestran la debilidad  esquema de gobierno estos dos años y medio y la puja interna. Lo difícil para el presidente es que una parte del círculo rojo le reclama la cabeza de Marcos Peña, pero él sabe que las críticas a su Jefe de Gabinete en realidad son las criticas a él, a su baja capacidad de conducción del Estado y la política. Que entregar a Peña es debilitarse, pero conservarlo es no lograr el mínimo oxígeno en el plan de perdurar hasta el fin del mandato y no salir tan despretigiado.

La guitarra se hizo río,
y las aguas se hicieron cristal.
El fusil murió de frío
y Don Quijote volvió a cabalgar.

Ellos, el poder real, sueña con invalidar la política, que el pueblo, plural, diverso, dolorido, no tenga instrumentos para mejorar su vida y la del país. Así la política sería solo el atributo de las elites de siempre, que por supuesto mutan, pero que son las de siempre. Tienen la esperanza de que la resignación, el abatimiento, la depresión inunde a los rebeldes. El antiguo deseo reaccionario que unas veces lo intentaron cumplir a punta de cañon y picana y hoy a golpes de titulares y zócalos televisivos.

Lo viejo no se resigna a morir. Dará pelea y es salvaje, sin escrúpulos, autoritario. Y a lo nuevo le cuesta nacer. Despierta en el abrazo de los compañeros a los despedidos de fabricaciones militares, en los maestros y padres de Moreno frente a los crímenes del estado que nos abandona, en los que no se callan y piden la libertad de los presos políticos, en los que se atreven a decir que no vamos a pagar la deuda externa macrista con el hambre de nuestro pueblo. Nace en los que en medio del griterío proponen que es posible otro país, nace en las pibas que siguen peleando frente a los dinosaurios que se niegan a extinguirse. Nace en los cuerpos de delegados obreros que preparan el plan de lucha.

Don Quijote no es una persona, es un ser colectivo, que a veces parece manso y tranquilo, que se distrajo y no se lo perdonan, pero en un ciclo que recomienza, como una nueva oledada, sube a su rocinante y vuelve a cabalgar.

Siempre me fascinó cómo el poder real, aun en sus momentos de dominio total, cuando eran señores de la muerte y la vida le temían a nuestro pueblo. Detestan que sea tan imprevisible, tan incorregible. Desprecian que en un mundo tan globalizado sigan levantando la Patria, incluido los que no creen en las fronteras. Odian la lealtad a los viejos ideales.

Odian la memoria por lo que ella tiene de futuro.

Yo volé con él.
Yo grité con él.
Y soñé también.

https://www.revistalabarraca.com.ar/mi-pueblo-estaba-gimiendo-y-hubo-quien-no-lo-escucho/

Enlace permanente a este artículo: http://ellibertadorenlinea.com.ar/2018/08/20/mi-pueblo-estaba-gimiendo-y-hubo-quien-no-lo-escucho/