AMIGO O ENEMIGO



Por Rubén Emilio García   ***

Pertenezco a la generación de argentinos que hemos crecido con el eslogan “liberación o dependencia”, instalado en nuestro inconsciente y en nuestra genética. Perón, tras asumir su tercer mandato como presidente señaló que en el 2000 a los hijos de este suelo nos encontrarían unidos o dominados.

Razón no le faltaba, porque estamos dominados y divididos no por los imperialismos en pugnas: Estados Unidos, Unión Europea, Rusia, China, sino por nuestras emociones que les ganan por varios cuerpos a la razón y al sentido común. Porque, en verdad, ahora se carece del razonamiento surgido de pensamientos coherentemente críticos y ecuánimes, ni tampoco hay diálogo. Y a ésta herramienta fundamental del entendimiento y la comprensión la convirtieron en arma de agresión apuntando al enemigo.

¿Y el enemigo de los argentinos dentro de la Argentina quién es, o quiénes son? Simple, es el ex-adversario de uno y otro bando porque en nuestra Argentina no existen más adversarios; es una entelequia, pues se los ha eliminado como se elimina a las infestaciones y solo quedan amigos o enemigos, ensanchando de esta manera la grieta de incomprensión entre nos. Asimismo las acciones que surgen, y por lógica consecuencia crean reacciones contestatarias que deberían ser razonables, aquí generan cadenas de petardos que les estallan a quienes se animen a opinar. Y si opinan, los “opinadores” devuelven bazucas y granadas verbales que ahondan aún más la hendedura.

Mientras nosotros nos petardeamos internamente y el mundo sigue andando, se va imponiendo el pensamiento hegemónico moderno de los viejos y nuevos imperios en pugnas: “Dividirlos para penetrarlos sin tiros”. Modelo impuesto en Occidente por los poderosos del planeta desde la caída del muro de Berlín. Práctica inaugurada primigeniamente por los yanquis, que fue aplicada después por la Comunidad Económica Europea; luego por los rusos, aunque siguen empleando el garrote, y ahora los chinos de la mixtura pragmática de capitalismo-comunismo, pero con rienda corta y la fusta bajo el brazo. Ellos conforman la exclusiva mesa de póker para cuatro que se va instalando con miras al futuro.

¿Y el futuro? Dio comienzo a mediados del siglo pasado cuando los rusos mandaron al espacio a la perra Laika en 1957. Y la misión Apolo Xlll con los tres hombres a la Luna indicaba el portentoso comienzo de la era espacial con todas las consecuencias inimaginables. Por aquel entonces pronosticaban que el hidrógeno propulsaría aviones cohetes que uniría América con Europa en par de horas.  Y de no creer, ya están programando viajes de turismo a la Luna mediante la utilización del rayo láser con un generador en la Tierra y otro similar en satélite espacial. El rayo calentará un fluido potente que al ser expelido por una tobera propulsará un vehículo cósmico, tal lo pronosticado en los noventa por Carlos Menem, un adelantado que atrasó a la Argentina con sus privatizaciones. Y como la energía no está a bordo el peso de vehículo disminuirá en consecuencia.

Por la astucia de fisgones, se filtró que los chinos tienen en estudio utilizar al sol como fuente de energía que cambiará for ever la historia de la producción energética. Esa fuente maravillosa que nosotros nos autoabastecíamos desde la época de Frondizi y hoy debemos importar por miles de millones de dólares, gracias a políticas inconducentes sin que nadie se haga cargo.

Lo más espeluznante es que técnicos del espacio, especialmente de la NASA, esperan construir para antes de fin de siglo satélites gigantes de varios kilómetros de diámetro que albergarán científicos, técnicos y obreros. Cómo estos satélites están liberados de la gravedad, la industria podrá elaborar productos pesados y más barato que en la tierra. Se prevé que en estas super-estaciones orbitales, parejas de astronautas den nacimientos a niños del espacio, es decir a “niños del futuro”.

Y volviendo al eslogan liberación o dependencia de un país donde la grieta entre argentinos se agranda, debemos colegir que Perón se equivocó de siglo, de lo contrario hubiera dicho “el tres mil nos encontrará unidos o dominados”.

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