ENTUSIASMO



por Miguel Núñez Cortés ***

Vengo escuchando voces que manifiestan el “descorazonamiento” de muchos compañeros, dolidos y apesadumbrados por los daños que el régimen político que gobierna nos inflinge. Me han dicho que no faltan los que están medicados y concurren a tratamientos psicológicos.

El daño, en dos años y medio, se hace sentir en los sectores más humildes de la población y también en los de niveles intermedios, sin dejar afuera los que los han votado. Por ser sufridos “en carne de la propia tropa y en tropa ajena”, no me gustaría que su enumeración arrancara una cínica sonrisa en los rostros hieráticos de sus mentores.¿por qué? Porque si es capaz de vallar la Plaza de Mayo y  el Congreso de la Nación y a su salida saludar al vacío, vale como una muestra de triunfo ante sus mandantes.

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¡Él solo todo lo puede!

Y si por el contrario, se reúnen cientos de miles para demostrar su repulsión a los compromisos asumidos con el FMI, el presidente sonríe en ese silencio que cruje entre él y su aparato de televisión, ante las imágenes  de esas muchedumbres reunidas.

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¡Él solo todo lo puede!

No saluda (¿quizás en penumbras practica un ademán con sus dos brazos?). Se siente feliz. Es capaz de montar el mayor latrocinio del “mejor equipo”, en contra de la voluntad de miles. El FMI aplaude la valentía de su agente en la Argentina.

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¡Él solo todo lo puede!

Mientras tanto ¿qué hacer más allá de lo correctamente político ? No perder el «entusiasmo». El entusiasmo en sentido metafórico es el estar poseído por una fuerza misteriosa. Para algunos es el nombre del camino elegido. Para los filósofos es “una manera de  estar haciéndose”.

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Lo aprehendimos a partir del 17 de octubre de 1945.

Para la Real Academia de nuestro idioma es una exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admire o cautive,  una adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño, tal vez una inspiración fogosa y arrebatada que caliente las manos del trabajador.

En un maravilloso artículo, escrito por “Ivan, entusiasmado”, se menciona que el entusiasmo no significa ignorar los problemas. No se puede navegar haciendo como si las olas o las tormentas no existieran.

Estar entusiasmado no es dejar de mirar el lado sombrío de las cosas, es escoger el lado luminoso de las cosas para detener la mirada.

Nuestra atención obtiene lo que surge del lugar donde nos “paramos”. Si nos detenemos en lo negativo obtendremos negatividad y si lo hacemos en lo positivo miraremos nuestro entorno con sensaciones positivas.

Estar entusiasmado es saber que en ocasiones las cosas serán difíciles. Y tendremos dudas o vendrán momentos en los que sentiremos zozobra.

Estar entusiasmado es saber que estamos poniendo todo de nuestra parte para caminar por el camino adecuado. Y que no existe una meta definitiva, porque nunca seremos perfectos. Que llegaremos cerca, lejos o muy lejos, pero que en realidad lo que verdaderamente importa es que el camino elegido es el camino correcto, el camino que hemos decidido por siempre recorrer.

Estar entusiasmado no exige abandonar el mundo, ni irse a vivir a un monasterio. El entusiasmo no sirve de nada sino está dentro del mundo, sino se puede hacer compatible con vivir con los demás, con hacer las cosas que hacemos normalmente.

Sin perder el entusiasmo preparémonos para despojar  al déspota y a su séquito con las herramientas de la democracia, que es el voto soberano.

Eso sí:

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Exigiremos a quienes se postulen para sustituir a los malvados, inicuos y mezquinos – en representación del  movimiento nacional, popular y democrático – que sientan sus corazones abrasados por el calor de las multitudes y que sus vidas, nunca como antes, estén colmadas de la mayor vocación de servicio por el otro. El entusiasmo será imprescindible en esta nueva “patriada”.

Estemos advertidos y no olvidemos el decir de Rubén Darío, tan útil en estas circunstancias:

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“El caníbal codicia su tasajo
con roja encía y afilados dientes.
Vosotros, poned al pabellón sonrisa.
Poned ante ese mal y ese recelo,
una soberbia insinuación de brisa
y una tranquilidad de mar y cielo…”

Invitamos al lector a consultar las siguientes fuentes:

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– Pabón S. de Urbina, J.M. (2004),Diccionario Manuel Griego Clásico-Español (18.a edición) – Editorial Vox.

https://es.scribd.com/doc/238818786/PABON-J-M-VOX-Diccionario-Manual-Griego-espanol

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– Real Academia Española. (2001).Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Consultado en http://www.rae.es/rae.html

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– Iván, entusiasmado (2013)

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 – https://entusiasmado.com/que-es-el-entusiasmo-que-es-estar-entusiasmado/ – Autora: G.A.

 

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