SENASA Y SU DEBILIDAD FINANCIERA

por Rubén Emilio García

La debilidad presupuestaria del SENASA es de vieja data. Dio comienzo en la época que Felipe Solá ocupara el cargo de Secretario de Agricultura, y no puede seguir dándose el lujo de mostrar falencias ni falta de presencia sanitaria. Menos el triste espectáculo de los paros de sus empleados exigiendo reajustes de sueldos por una sencilla razón: en las manos del Servicio Nacional está la protección de la calidad de los productos agroalimentarios que irán al consumo de los habitantes de nuestro país y de los compradores externos.

Traducidos en valores económicos representa, tal vez, el mayor volumen del producto bruto interno y de las exportaciones en miles de millones de pesos. Y bien se sabe que de allí proviene el enorme fardo dinerario que llena la caja social, luego distribuido a la caridad pública y planes solidarios.

En virtud de ello el Gobierno tiene la obligación de reasignar con mayor ecuanimidad la distribución de los ingresos recaudados en el área sanitaria, ya que en definitiva el SENASA es el espejo de los otros organismos nacionales que acompañan a la revisión de la cadena agroalimentaria desde el comienzo mismo de la producción, pasando por la elaboración, transporte, distribución y el consumo. Por algunos de sus departamentos y laboratorios pasará de alguna u otra forma el control de todo producto que ofrece la madre naturaleza en la tierra, el aire y el agua destinados al consumo humano y animal. A estos deben agregarse, entre otras verificaciones, el examen de vacunas, sueros, productos farmacológicos, pesticidas de uso contra las plagas y todo lo concerniente al área de la investigación.

El SENASA es un magno Organismo de servicio e inspección. Realiza pequeñas y grandes inspecciones, pequeños y grandes trabajos. Y debe hacerlo bien. Para ello debe contar con los medios suficientes y adecuados ya que dispone de profesionales e inspectores de jerarquía internacional, quienes cargan en sus espaldas mayor responsabilidad que cualquiera de los funcionarios que caminan por los pasillos del Ministerio de Agricultura. En ese universo no debe resentirse la calidad del servicio, la prevención de enfermedades, el control sanitario, ni las remuneraciones. Por lo tanto si las cosas se ladean y siguen rumbos torcidos sin poder enderezarse, estimula el argumento crítico para que cualquiera pueda pensar y decir: “si el SENASA anda mal, con mayor razón los otros organismos sanitarios”. Esta situación le da derecho a terceros a poner en duda el valor técnico y la solvencia ética de la sanidad y de la salud en general en la Argentina. No puede ser que ocurran al mismo tiempo reclamos internacionales, que siempre los hay, y paro del personal por reivindicaciones salariales.

En tal contexto se dimensiona el cuadro demostrativo de la responsabilidad de los funcionarios, puesto que si el Ministerio toma una medida equivocada como puede ser la veda a las exportaciones de la carne, enferma el bolsillo del productor ganadero. En cambio si el SENASA hace mal su tarea se enferma la gente.

Dr. Rubén Emilio García, Ex Subadministrador General del SENASA

Enlace permanente a este artículo: http://ellibertadorenlinea.com.ar/2018/01/25/senasa-y-su-debilidad-financiera/