Por José Yorg, el cooperario.
“El peligro del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots”. Erich Fromm.
Señalamos en ese artículo de hace siete años que “Europa, y en particular Francia vuelven a convulsionarse como en aquellos días del llamado “mayo francés de 68”, y entonces surge inmediatamente el interrogante si le habrá de seguir América Latina en ese proceso. Es que no se ha resuelto el problema de desigualdad social y económica.
América Latina lleva en su seno una esperanza libertaria que no claudica en su afán de prorrumpir.
El neoliberalismo fue una tormenta que pasó, pero que está en constante procura de regresar, es esa tormenta neoliberal la que desató la rebelión en Francia, es mejor tenerlo por cuidado.
Entonces las ideas de un mundo mejor, pleno de oportunidades igualitarias debe surcar airoso esa tormenta sin temores.
En realidad,… ¡Se avanza en la tempestad o se claudica! No existe alternativa cuando de construir patrias nobles se trata, donde sea posible desarrollar economías de reciprocidad equitativa y que de ella fluya entonces relaciones sociales de complementariedad y cooperativa.
Tan sólo siete años han pasado y las cosas se han agravado, pues, Europa, al igual que los demás continentes, está sufriendo las consecuencias derivadas de los vientos del neoliberalismo en su nueva versión y arremetida que están provocando procesos de enorme contradicción en los sectores populares, metamorfosis extraordinarias de conciencias en retroceso.
Técnicamente pudiéramos anotar que el reordenamiento económico global, la avalancha comunicacional a través de los celulares y la acción de los medios de comunicación están logrando verdaderas parálisis mental, bloqueo mental, desvío de conciencias de la realidad circundante, un quiebre de la personalidad e identidad de lo humano.
Son las alertas del dolor de parto de una nueva época cambiante, turbulenta, pero que pocos se percatan de ello.
La etapa financiera del capitalismo tiene estas cosas, estas influencias tecnológicas que todo lo tuerce. La política partidaria, dondequiera, también los alcanza con sus dudas y confusiones, elementos distractores que son aprovechados al extremo por sectores de poder.
Y así, vemos a diario que corrientes políticas que se autocalifican de avanzada, socialmente, claudican y retroceden en bien de la obtención de votos. Sin embargo, se mueven esperanzas ciertas.
En tales circunstancias el movimiento cooperativo no debe dejarse confundir, por el contrario, debe, afirmar sólidamente su representatividad e identidad de transformación posible y deseable. En tiempos de tempestades se prueban las doctrinas y su implicancia en la humanidad. Son tiempos de derechos de la humanidad a preservarse como especie en franco peligro de extinción por contaminación tóxica.
Precisamente, nuestra entidad, TECNICOOP, nació en medio de la tempestad neoliberal de los años 90. Hoy, recrea su cultura cooperativa aportando para construir el cooperativismo del Siglo XXI, enancada en la tradición rochdeliana y Latinoamericana.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!