LA PESADILLA RECIÉN COMIENZA

Por Mariano Quiroga

Los que se hayan espantado de los dos primeros años de gobierno macrista, todavía no saben lo que se viene. Ahora que han obtenido por medio de las urnas el aval popular a la desaparición forzada de personas, a los recortes en salud, jubilaciones y educación, que la gente se mostró comprensiva con los aumentos de tarifas y el cese de programas sociales que permitían subsistir a discapacitados, madres menores de edad o recicladores, ahora van a ver.

Ahora van a ir en serio, nada de medias tintas en las decisiones de la justicia, ni con el desembarco de los lobbystas de la impunidad y el acoso permanente a quienes se muestren díscolos. El 2 x 1 o el nombramiento de jueces de la Corte Suprema por decreto obtuvieron una suficiente cantidad de votos como para saber que seguir con el plan es posible. Por eso tras las PASO sacaron del cable a Roberto Navarro y de Página 12 a Verbitsky y cuando los resultados definitivos los convalidó volaron a Víctor Hugo Morales, devolvieron a prisión a Milagro Sala, encarcelaron por cadena nacional a exfuncionarios y se continúa la depredación más absoluta.

La gente eligió el endeudamiento eterno y la nueva Campaña del Desierto, refrendó con su voto que se eliminen los impuestos a los más ricos, que las mafias consoliden su poder y que aquellos que no consigan el éxito, se los deje caer, no ya en la escuela pública, sino de la preocupación pública, que el Estado deje de mantener “vagos, negros y zurdos”.

Nuestra entrada al mundo se da en medio de un contexto de patetismo planetario, con líderes xenófobos, homófobos, mitómanos, violadores, tramposos, evasores y crápulas. La próxima reunión del G20 nos va a permitir ver de cerca a esta cofradía de inescrupulosos, alimentadores de odios, guerras y exterminios. Habrá caras que se repitan, que ya los conocemos de hace tiempo. Pero no es lo mismo para Xinping o Putin encontrarse con Rousseff y Fernández que con Temer y Macri, a la hora de fijar líneas de progreso. No es lo mismo un timorato Obama, que descomprimió ciertos conflictos que un Trump dispuesto a volar todo por los aires. No es lo mismo Merkel con un poder consolidado y una Europa sumisa, que como va a llegar conformando un gobierno deslucido y apático y con una Europa con Gran Bretaña de salida, Grecia y Turquía negociando directamente su participación en las masacres con el Departamento del Estado y los independentismos aflorando como hongos.

¿Qué va a hacer Macri? ¿Va a seguir sosteniendo su cobertura del “plan de demolición” con la “pesada herencia”? ¿Va a seguir señalando a Venezuela como el cuco? Porque Venezuela se enderezó, sigue padeciendo el acoso extranjero, pero puertas adentro está reconduciendo su política y el proceso constituyente puede fortalecer el programa bolivariano del socialismo del Siglo XXI.

¿Nos van a poder seguir asustando con Irán, Cuba y los guerrilleros colombianos? ¿Servirán las mismas mentiras tantas décadas después? Porque los titulares de los grandes medios de comunicación idénticos a aquellos que justificaban los crímenes del terrorismo de Estado durante la última dictadura militar o la represión contra Kostecki, Santillán y Fuentealba, ¿a cuántos nos hielan la sangre?

El presidente argentino se burla de los familiares de Santiago Maldonado, del mismo modo que de los de los 44 submarinistas desaparecidos. Le fastidia tener que cortar sus vacaciones para “poner la cara”, para dar un pésame por teléfono, para sacarse unas fotos para los análisis de focus group. Y él es tanto el problema como aquellos que avalan sus delitos, que festejan sus despojos, que miran para otro lado, que privilegian sus insignificantes conforts. Él y el aparato de propaganda y de dominación de subjetividades que se viene llevando a cabo desde que yo tengo memoria y que pareciera que mucha gente elige de buen grado.

La descomposición que nos rodea, lleva a grandes mayorías a preferir la “seguridad” de lo conocido, de que se sostengan las ideas y funcionamientos que nos han traído hasta acá.

Los que consideramos que estamos en una encrucijada y que hay una serie de problemas que requieren solución, debemos tener presente aquella enseñanza de Albert Einstein “Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados”. No propongo cordura, propongo lucidez y la lucidez en estos tiempos de abrumadora desmemoria y de pertinaz crueldad es embarcarse hacia las utopías, aquellas señales luminosas del futuro que hicieron caminar desde siempre a nuestra especie en busca de un mañana mejor.

Enlace permanente a este artículo: http://ellibertadorenlinea.com.ar/2017/11/28/la-pesadilla-recien-comienza/