COMUNICACIÓN Y POLÍTICA


Por Pedro Lanteri

Transcribimos la ponencia de Pedro Lanteri, durante el Taller de Medios de Comunicación, que  se realizó los días 12 y 13 de octubre pasado en la Ciudad de Buenos Aires organizado por el Foro de San Pablo y la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina.

¡Buenas noches! Habla muy mal de los organizadores que hayan cambiado a un “Buen Abad” por este “maldito monje” *. “Maldito monje” abundado de la praxis y escaso de teorías y básicamente enamorado del caos. Me encanta promover el caos porque de este surge la creación. Del orden surge la copia nada más y lo que nos hace falta, hoy día, es creatividad.

Hablemos de comunicación y política… estoy convencido que toda comunicación es política. Siempre ha sido la comunicación política. No es nuevo “ah, ahora la comunicación ocupa el…”, no, no, la comunicación ha sido política históricamente.

Siempre la comunicación tiene una matriz política. Yo escuchaba a Niní Marshall por ejemplo, una comediante argentina, que en sus intervenciones cómicas incorporaba la crítica social; y los famosos radioteatros con Juan Carlos Chiappe a la cabeza. Comunicación política expresa el personaje “Mordisquito” de Discepolo en radio o las murgas en las calles.

Ahora, si la comunicación siempre es política conforme el concepto revolucionario que tenemos, creo, todos nosotros, salvo alguno que pueda estar escuchándonos con algún micrófono oculto que ahora están de moda, eh.. Toda acción política tiene que dejar un saldo organizativo por lo cual la comunicación sin saldo organizativo es renga. Nosotros podemos ser tácticos en cómo encarar la comunicación, pero tenemos que manejar un concepto estratégico de la comunicación, hacia donde pensamos encaminarla y para que, como y para quien.

Yo no pertenezco a casi nada. Pertenezco a la resistencia de la comunicación últimamente, el problema es que estamos sufriendo en el país lo mismo que en el continente y no sé si en el mundo esto es: somos toda muy buena gente y acordamos mucho y nos ponemos de acuerdo, bárbaro; pero, entre nosotros, cuando llega el momento de la acción empezamos a fragmentarnos. La fragmentación es producto de una deficiencia ideológica…. cuando se habla de la figura del ego es cierto.

Hemos llegado a un punto en la comunicación que hemos puesto en el pedestal a la persona por sobre el contenido. Pero eso pasa en la política también, en la política partidaria donde es común escuchar “de que plataforma electoral me van a hablar, yo voto por aquel que me cae simpático”. Eso forma parte de la destrucción de la democracia reemplazada por una hueca, breve, superficial, chiquita, mal denominada democracia donde priman los personalismos por sobre las construcciones colectivas.


¿Es un error del conductor o del colectivo?
Fíjense (pueden no estar de acuerdo, no hay problema) por ejemplo el comandante Chávez generó  una herramienta comunicación al impresionante, el Alo Presidente, pero esa herramienta finalizo cuando el dejo de emitirla. O sea que no permaneció como estructura comunicacional. Está bueno, en una etapa es bueno. En una etapa todo es bueno, pero cuando termina esa etapa… pero eso, cuando se sigue en el tiempo comienza un gran problema: los recambios.

Yo no voy a hablar de la realidad de Venezuela porque sería redundar en algo que ustedes y yo conocemos, pero sí digo que un elemento comunicacional trascendental que fue el Alo Presidente, debería tener una continuidad histórica, pero para eso hay que capacitar y formar. Aunque debo reconocer el importante esfuerzo que el presidente Maduro hace al respecto

Conversemos un poco sobre el tema de la comunicación popular. Fernando Buen Abad le agrega un plus y nos habla de la comunicación emancipadora. Creo que no toda la comunicación popular es emancipadora. ¿Se preguntarán por qué? Porque de alguna manera hemos sido colonizados comunicacionalmente también.

Veamos sino los planes de estudio de nuestras universidades, con honrosas excepciones. Podemos apreciar que la matriz bibliográfica de las carreras de comunicación es europeizante. Fíjense que en general, aunque repito hay excepciones que excepciones son, en las cátedras de Comunicación Popular no están al frente comunicadores populares, sino que su experiencia es analizada por teóricos de la comunicación y después volcado ese análisis a la cátedra. Es un ejemplo a considerar.

Ahora, ¿cómo interactúa el comunicador popular? La verdad, no hay una regla estricta pero sí su comunicación es esencialmente política. Ahora ¿por qué no hay una regla? Como decía Carlos Borgna anteriormente, a lo que adhiero, no es lo mismo un comunicador popular citadino que un campesino, no es lo mismo uno de montaña que uno de llanura. Son realidades distintas, no es lo mismo un venezolano que un ecuatoriano, que un argentino o un chileno. Lo que nos une en todo caso es el concepto estratégico de la comunicación emancipadora. Pretender unificar la comunicación popular latinoamericana es un grave error y pretender que esa unificación de la comunicación popular sea a través de la cátedra sin la participación del comunicador popular en la cátedra, es otro grave error. Errores voluntaristas si se quiere, pero son errores al fin y de esos estamos, digamos, sufriendo ahora, hoy día las consecuencias.

Insisto que sin generalizar y sin desmerecer su importancia creo que las organizaciones sociales, sindicales, partidarias dejaron en un rol secundario a la comunicación y esta quedo solo en prensa, elaboración de gacetillas, alguna participación en algún programa radial o televisivo, pero no la generación de los propios medios audiovisuales. Es decir, en la Argentina no tenemos medios propios habiendo tenido parte del poder (que nunca es el poder total, y esto lo han afirmado el General Perón, Néstor, Cristina…), bien, convengamos que el poder no era absoluto, pero teniendo una cuota del poder no hemos podido o no hemos querido generar grandes medios de comunicación nacional.

Y, por lo que considero una falla conceptual en la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, tampoco hemos potenciado los medios de comunicación regionales, llámense de organizaciones sociales sin fines de lucro, pueblos originarios, pymes, etc. y por eso nos encontramos hoy debilitados, atomizados, en muchos casos atendiendo quintitas; con cantidad de redes con graves problemas de interacción y todos con un hambre de recursos externos…


Y aquí viene otro tema, el tema de los recursos.
La comunicación popular, revolucionaria no debería tener el recurso como objetivo primario y excluyente; el objetivo primario es la comunicación. Y a partir de tener en claro que la comunicación es el primer objetivo, la comunicación política el primer objetivo, el recurso no pasa a ser un determinante y menos en tiempos de resistencia. Es nuestro aporte recordar y transmitir como era la comunicación en épocas de dictadura, de la “Libertadora”, Onganía, Lanusse, y hasta en la de Videla, la comunicación no tenía recursos, era la comunicación de pintar las paredes, del mimeógrafo, de las radios clandestinas, de los billetes escritos de las Madres de Plaza de Mayo, de sus pañuelos blancos como gran construc-ción simbólica…. para ir cerrando una parte de lo que pensaba decir, es una comunicación que surge y genera hechos políticos, en la calle codo a codo, con riesgo o no, que generan organizaciones fortalecidas, fortalecidas en el cuidarnos uno al otro, fortalecidas en la construcción colectiva.

Esa es la comunicación que no requiere recursos.
Les comento algo que sucedió estos días en el Municipio de la Costa, tres compañeros de sesenta años promedio, salieron con un coche viejo, una escalera de pintor y cuatro aerosoles, que fue lo pudieron comprar, a pintar paredes. Estaban contentos y a partir de ese hecho lograron que otros compañeros hablen con ellos mientras estaban pintando y quedaron en organizar una reunión para ver que podían hacer.

La comunicación ahí fue una comunicación constructiva, fue una comunicación colectiva y hasta po-dría decir una comunicación revolucionaria.

Cuando se habla de comunicación popular se le endilga el mote de alternativa y esa alternatividad presupone pobreza, precariedad, amateurismo. Apostamos a los comunicadores alterativos, no alternativos. Tenemos que alterar el sentido de comunicación no sólo alternativo a algo, porque entonces quiere decir que hay algo que esta prefijado como absoluto y nosotros tenemos que contestar. No, no, nosotros tenemos que generar nuestra propia comunicación, el resto que se encargue en todo caso tratar de contrastar las nuestras, nosotros debemos ser alterativos. Alterar conceptos preestablecidos. Las redes sociales son válidas, pero no son en sí mismas fundamentales. Una red social si no tiene el apoyo de los medios de comunicación masivos, llámese radio, televisión, medios escritos, en general no tienen mucho efecto. La red que usa el sistema sirve para que el medio comunicacional hegemónico dispare, se apoye en eso y retroalimente. Pero la red en sí misma, hoy día, no es un elemento que yo pueda decir “esto es determinante”. No es determinante, es un elemento, pero no el más importante.

El otro tema es el rol nuestro como comunicadores. Primero el lugar de cada uno de nosotros en nuestros países como generadores de construcciones colectivas. Colectivas, donde tenemos que abandonar el ego y contribuir a generar la construcción política, y no importa si figuro o no figuro, o si mi red es la primera o la última.

Ojalá haya una sola red latinoamericana y nada más, pero si no existe esa posibilidad porque es un problema ideológico o estructural, apuntemos a ese camino. El comunicador popular tiene que capacitarse, no puede ser voluntarista, no, de ninguna manera puede ser voluntarista. Eso lo hemos puesto en práctica con las Madres en su momento y seguimos poniendo en práctica en todo lugar y momento. Un comunicador popular tiene que estudiar para fortalecer la comunicación popular. No solamente capacitarse en comunicación popular, vuelvo a insistir en el concepto que podemos discutir, sino estudiar economía política, geopolítica, dinámicas del poder, su relación con la cultura, porque todo eso es lo que va a fortalecer. No poner tanto énfasis en como se dice… he discutido mucho con compañeros que decían “tienen que hablar en un lenguaje más culto, tienen que hablar de una manera diferente, tienen que hacerse entender, no, no, no, porque ahí alteramos el sentido.

En Buenos Aires quien venía de otras provincias y quería ser locutor estaba obligado a perder la tonada, su identidad, para hablar con una entonación neutra. Eso forma parte de una comunicación dominante, somos neutros. ¡No! Yo quiero mantener mi identidad que es esencia y pertenencia.

Noto que a nuestra comunicación le falta la alegría.
Hay mucha bajada de línea, mucho discurso y poca alegría. Las producciones son alegres, los cambios son alegres, no son discursivos, el discurso es la última esencia de la construcción del poder. Fíjense que es mucho más potente, en Argentina, un Capusotto en una bajada de línea, que un discurso de una hora de Altamira (dirigente Partido Obrero). Por dar un ejemplo, no es que tenga algo en contra de Altamira.

¿Por qué no nos unimos? ¿Por qué las redes no entienden que la comunicación es política? Y a partir de ese entendimiento lo que tendríamos que constituir es un frente político de comunicación. Yo creo que son elementos a tener en cuenta, fíjense el mayor ideólogo o uno de los mayores ideólogos, que tiene el macrismo en Argentina, que es Durán Barba, lo tiene absolutamente claro, un tipo que apela a la postverdad, a la mentira, que no tiene escrúpulos pero sabe … el ha planteado en su libro , cuya lectura recomiendo para poder saber de quién estamos hablando , que  no le interesa hablar a la gente que sabe, que está politizado; él dirige su discurso al que no le interesa la política, mientras que nosotros generalmente estamos bajando una línea absolutamente dirigida a la militancia y en general a la militancia de primer orden no a la militancia de territorio en nuestros medios de comunicación, ¿cómo pensamos construir de esa manera?

Tanto en lo nacional y en lo regional nuestra comunicación está dirigida a los propios, redundando en un circuito que cada vez se cierra más en sí mismo. Bueno, agradezco su atención y les propongo repensar y cuestionar todo cuanto he tratado de hilvanar en forma caóticamente desordenada.

*Se refiere a la ausencia de Fernando Buen Abad que a último momento se excusó de estar presente por una convocatoria recibida de Venezuela.


Pedro Lanteri

Periodista, escritor, integrante de la “Coalición por una Radiodifu-sión Democrática” ; Director de AM 530 la Radio de “Las Madres de Plaza de Mayo” 2006 /2011; Integrante de la Mesa Nacional FARCO (Federación de Radios Comunitarias Argentinas) 2009/2011; miembro FELAP (Federación latinoamericana de Periodistas) desde 1992 a la fecha ; Coordinador de la Comisión de Comunicaciones del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de la Cancillería Argentina (2008/2015) .Capacitador en Comunicación Popular en distintas ciudades del país.

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