GEOPOLÍTICA DE LAS DESAPARICIONES

por Carlos Andrés Ortiz

Puede parecer una incoherencia el título, pero no lo es.

La violencia institucionalizada por el Estado difícilmente sea casual, más bien es causal o herramienta de intentos de “disciplinamiento” social, para ahogar toda resistencia a políticas económicas excluyentes, oligárquicas, clasistas y/o marcadamente antinacionales.

Esas características precisamente tiene el neoliberalismo noventista recargado, aplicado por el actual gobierno argentino, como lo demuestran palmariamente los hechos, aunque el “aderezamiento” comunicacional siga confundiendo a muchos, incluso a afectados directos de las (des) políticas sociales y económicas actuales.

Como las medidas aplicadas sin solución de continuidad, que incluyen operaciones impresentables de todo tipo (negocios varios de “famiglia” y amigos del poder, que gozan del blindaje mediático y judicial “dócil y/o adicto” (1) ); presiones y persecuciones con amenazas o acciones concretas de encarcelamiento en juicios que parecerían prearmados con notable vengatividad (como los orquestados contra Boudou, De Vido, la propia CFK, Milagro Sala y otros (a quienes las evidencias parecen indicar que se los persigue por sus aciertos y no por sus errores (2) ); sobre jueces, periodistas y otras personalidades destacadas que no se muestran “dóciles”; la destrucción socio económica y tecnológica generalizada, acciones de entrega de soberanía (que muchos militares encandilados por los indultos parecen desconocer), subordinación explícita a potencias atlantistas y sus socios, endeudamiento sideral y desbocado, etc.; la apertura comercial indiscriminada e industricida; las crecientes pobreza, marginación social y desocupación; etc.; con todo ello el descontento va “in crescendo”, lo cual puede tornar inmanejable la situación general para el establishment neoliberal alineado con los poderes financieros transnacionales y las Potencias Atlantistas.

Ergo, el “modelo” neoliberal, solo cierra con represión… represión dura y sin cortapisas. Para eso se importaron equipamientos represivos, y según trascendió, se recurrió a asesores israelíes para técnicas anti disturbios y otras (así como en el “proceso” se recurrió a la “experiencia” francesa aplicada para reprimir brutalmente en Argelia).

En varios operativos ferozmente represivos, contra docentes en huelga por los miserables salarios y las agresiones a la Escuela Pública, contra obreros despedidos en fábricas cerradas o en proceso de achicamiento, contra pacíficos manifestantes de multitudinarias marchas o concentraciones de protesta, en todos ellos se pudo ver la saña y el odio inculcado a las fuerzas de seguridad (sean uniformadas o en operaciones encubiertas de civil), contra los “civilachos”, reflotando el nocivo espíritu de casta inculcado por la doctrina de la seguridad nacional, durante el nefasto “proceso” (1976-1983).

Por algo, la impresentable ministra Patricia Bullrich Luro Pueyrredón, entre otras aberraciones conceptuales varias, dijo “necesitamos a Gendarmería”, siendo implícitamente claro que a esa fuerza de seguridad y a otras, las necesitan para reprimir cuando, donde y como les sea ordenado, incluyendo en eso apaleos varios, arrestos “por si acaso” y eventualmente desapariciones “accidentales”, como la perpetrada contra el activista Maldonado.

Para que queden en claro las políticas de amedrentamiento masivo, en plena ejecución, son de recordar recientes operativos policiales, de Gendarmería (y posiblemente de Prefectura), entrando armados y con chalecos antibalas en escuelas, Facultades de Universidades Nacionales, en desalojos violentos de manifestantes en fábricas, así como en la vía pública.

Y no han sido casuales los operativos de Gendarmería, violando la autonomía universitaria, perpetrados en sedes Universitarias, para interrumpir o amedrentar cuando se trataba el tema de la desaparición forzosa de Maldonado, como ocurrió por ejemplo en “La Siberia” de la Universidad Nacional de Rosario (nombre popular de la sede de varias Facultades e Institutos Superiores, ubicada cerca del Parque Urquiza de esa ciudad).

Tampoco son casuales los persistentes y casi desesperados intentos de involucrar a las Fuerzas Armadas en operativos represivos
(enmascarados como “de mantenimiento del orden público”), que intenta implementar el gobierno nacional). Iniciativa que posiblemente cuenta con el visto bueno de varios altos oficiales retirados muy vinculados al “proceso”, y por ende, adherentes fervorosos de la nefasta doctrina de la seguridad nacional, que como tales siguen “anclados en los años ‘70” y “persiguiendo zurditos”, mientras la realidad geopolítica mundial hoy discurre por otros caminos muy diferentes, y no se dan cuenta o fingen no ver que volvemos a subordinarnos a las potencias neocolonialistas del siglo XXI, incluso bajo graves riesgos de desarticulación nacional total.

Aunque muchos no lo perciban, esas desapariciones forzadas y otros operativos masivos de amedrentamiento y represión, tienen fuertes connotaciones geopolíticas, pues buscan evitar toda resistencia a la brutal involución socio económica en marcha en Argentina
(que nos empuja a una vuelta forzosa al país – estancia que fuimos en el siglo XIX, sin industrias ni tecnologías propias, y con fuerte exclusión social y política). Eso implica además la desarticulación total de los bloques regionales que nos conducían a consolidar la Patria Grande y con ello estar acorde a la realidad vigente de grandes bloques geopolíticos que marcan el siglo XXI, tornando inviables las vigencias reales de naciones aisladas de sus contextos geográficos regionales.

Esas represiones –aunque los represores ni lo imaginen, pues sus limitados razonamientos no les permiten analizarlo-, implican la subordinación permanente al bloque de las Potencias Atlantistas (EEUU, Canadá, UE, Comunidad Británica, Japón y aliados menores, como Israel); nos aleja de los bloques de poder no subordinados a los atlantistas (por algo se congelaron de hecho los acuerdos estratégicos con China y Rusia, los acercamientos a India y otros similares); y contra toda lógica nos involucra en un conflicto que no es nuestro y del cual debemos mantenernos neutrales, como los viejos odios y guerras del Medio Oriente.

Para complicar más el panorama de disolución nacional que claramente nos amenaza, en una reedición antiargentina del Plan Morgenthau, el insidioso accionar de zapa británico-anglosajón, mediante ONGs “indigenistas”, “ecologistas” y otras, promueve nuestra balcanización y nuestro anclaje al subdesarrollo crónico, este último bajo la pantalla del ultra conservacionismo, en posturas fervorosa e irracionalmente “compradas” por sectores cooptados de las “progresías” tan llenas de ideologías disolventes como carentes de todo concepto de Defensa de lo Nacional.

A las oligarquías apátridas, mientras puedan hacer sus pingües negocios y fugas de capitales, nada de eso les importa. Los clasemedieros desinformados, ni lo imaginan. Los intelectuales acomodaticios “miran para otro lado”. Los militares –no son todos, afortunadamente- llenos de confusiones severas, como creerse “nacionalistas – liberales” (todo un oxímoron) y aplaudidores de la desindustrialización y desarticulación tecnológica y social, siguen en el limbo de la profunda colonización cultural.

(1) Panamá Papers, coimas de Odebrecht, Correo Argentino, Avianca, operaciones de dólar futuro, endeudamiento sideral de LEBACs, endeudamiento externo descomunal, que incluye operaciones con Bancos de los que algunos de los funcionarios actuales eran parte; manejo de Energía por ministro vinculado a Shell, que incluyen compras de gas vía Chile más caro que el gas que puede producirse acá o comprarse en Bolivia; grandes obras públicas adjudicadas a empresas vinculadas a amigos o familiares; operatorias de “energías renovables” pactadas en leoninas condiciones perjudiciales al Estado y a los consumidores argentinos; etc.

(2) Boudou por el “pecado” de estatizar las AFJP y fortalecer con ello al ANSES; De Vido por reestatizar parcialmente a YPF, impulsar el Plan Nuclear, terminar Yacyretá y concretar un vasto plan de obras públicas; Cristina FK por personificar la principal y más contundente oposición política al neoliberalismo hoy en ejercicio de poco menos que la suma del poder público; Milagro Sala por racismo explícito y por molestar al poder excluyente del gobernador Morales y dar mejores condiciones de vida al pueblo jujeño común y excluido. Todo lo cual no implica un “cheque en blanco” a ninguno de los nombrados ni a nadie en particular.

Carlos Andres Ortiz

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

 

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