Por Diario Norte
Cuando falta apenas una semana para que se realicen en todo el país las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), con el fin de elegir a quienes serán candidatos nacionales que competirán en los comicios de medio término del domingo 22 de octubre, la demora de la reactivación de las economías regionales, donde el pesado sector público mantiene su protagonismo, acentúa el mal humor en amplios sectores de la población.
Distintos sondeos de opinión pronostican que una buena parte del electorado llegará a estas elecciones primarias nacionales con el mal humor en los bolsillos, convencido de que en estos meses su situación económica no sólo no ha mejorado, sino que es peor que la de hace un año.
Y esta sensación generalizada se presenta a pesar de que los últimos datos brindados por los organismos oficiales, como el Instituto Nacional de Estadística y Censos, entre otros, que aseguran que se reactivó la producción industrial en distintos sectores y se recupera la economía.
Según una encuesta elaborada por la consultora D’Alessio Irol que consultó a 1.359 argentinos mayores de 18 años de los principales centros urbanos del país, seis de cada diez personas creen que la situación económica es peor a la del año pasado y solo un 43 por ciento de los consultados coincide con los voceros del gobierno nacional cuando afirman que hay señales claras de reactivación.
Por otra parte, este sondeo de la opinión del electorado reveló que un 15 por ciento de quienes dijeron haber votado por Mauricio Macri en la segunda vuelta electoral celebrada en 2015 consideran negativo el presente de la economía del país, contra un 51 por ciento de los que votaron al Frente para la Victoria.
Pero hay más: tres de cada cuatro electores de Cambiemos creen ver señales más o menos evidentes de recuperación de los indicadores económicos, mientras que 86 por ciento de los que eligieron votar por el kirchnerismo no ven ningún motivo para creer que la economía está mejor.
La gran pregunta que se plantea, entonces, es si el clima de optimismo que se propone contagiar la administración nacional a partir de algunos datos positivos alcanzará a la mayoría del electorado o solo se quedará en el grupo de fieles seguidores del macrismo.
Todo indica que al gobierno nacional le está costando trabajo mostrar dónde están los brotes verdes, y si están en camino parecen llegar con preocupante demora este año. Según la encuesta realizada por la consultora D’Alessio Irol el 51 por ciento de los que no votan al macrismo creen que sus hijos van a estar peor en el futuro, porcentaje que seguramente expresará el humor social en las urnas.
Pero más allá de las preferencias partidarias, es poco probable que el optimismo que se propone infundir el gobierno nacional logre permear con éxito en los sectores productivos de las economías regionales, como la nuestra donde el sector público sigue siendo gravitante, y que siguen en el furgón de cola por la falta de inversiones en infraestructura, los problemas de financiamiento y los elevados costos de insumos.
Acaso sea necesario recordar que una de las mayores preocupaciones de los productores del interior es que la mayoría de los aumentos de precios que se reflejan en las góndolas y que golpean con dureza los bolsillos de los consumidores no los recibe el productor, lo que revela una vez más el grave problema de las distorsiones en la cadena de valor y falta de transparencia en la formación de precios.
Hace ya bastante tiempo que tanto en el Chaco como en otras provincias de la región se viene reclamando a la Nación la aplicación de políticas diferenciales como una forma de cambiar una situación difícil donde la pesada carga impositiva asfixia a las pymes, con un empresariado que mira con preocupación cómo se acortan los márgenes de rentabilidad.
Y si para muestra basta un botón, acaso sirva como alerta lo que sucede con la industria nacional del calzado y los textiles, por citar sólo dos ejemplos, que ya sufren las consecuencias del golpe de la apertura indiscriminada de las importaciones que empuja a la crisis a sectores generadores de empleo.
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