SOFÍA GALA: «NO SE PUEDE HABLAR PORQUE TE TIRAN CON CUALQUIER BOLUDEZ»

 

Por José Cornejo

Sofía Gala Castiglione y Roberto Romano protagonizan “La empresa siempre perdona”. La obra reúne un trabajador afectado por un accidente laboral y la psicóloga de la empresa. Arte y política en tiempos de revancha neoliberal.

AGENCIA PACO URONDO: ¿No les parece que hay un nivel de politización alto, que el nuevo gobierno sigue politizando?

Sofía Gala: Vivimos en un país muy político. Hay mucha discusión. Sé que soy una persona que viene de una familia mediática, lo que yo diga trae revuelo, un gossip. Me pasó últimamente que lo que digo lo han dado vuelta y tergiversado, todo para no discutir en verdad lo que estoy pensando. Por eso me parece que el arte es la mejor manera de expresar lo que uno siente, un lugar más objetivo, mostrar una situación, hacerte pensar. Estar una hora y media poniendo tu alma y tu cuerpo expresando una idea. Las últimas veces que me expresé como ciudadana y madre de mis hijos que viven en mi país que lo amo, terminan hablando de cualquier cosa menos de la idea que planteás.

APU: Bueno, ustedes hacen una obra sobre un trabajador a punto de quedar desocupado, están diciendo que quieren discutir política.

SG: Mirá, yo viajo en subte, trabajo como un perro para que mis hijos estén bien y me desarmoniza hablar si no importa lo que digo. No se puede decir nada.  “Ché, ¿está más caro todo? ¿Ves más gente viviendo en la calle?” No se puede hablar realmente, porque no me interesa estar un mes en los medios. Prefiero expresarme de la forma que puedo en este mundo, el lugar donde no soy la loca neurótica, que es la actuación.

Roberto Romano: La obra está muy bien escrita. Eso nos permite entrar en un terreno emocional, y podemos llegar al público de esa manera. Cuando vos golpeás al espectador desde lo emocional con algo honesto, le abrís los ojos más que con muchas lecturas o teorías.

SG: El arte es una expresión para estos momentos, cuando hablar es complicado. Está todo muy irascible, no se puede hablar porque te tiran con cualquier boludez, con cosas que no tienen que ver con lo que estás diciendo.

APU: ¿Cómo imaginan al público de la obra? ¿Asistirá gente que no comulga con su visión de la situación social?

RR: Eso sería lo ideal. Esta obra no es un panfleto, la obra cuenta muy bien la historia de dos personas. Es una obra de arte, y desde ese lugar mandamos el mensaje. Podrás o no estar de acuerdo, pero si vos estás abierto, recibís el mensaje. En las elecciones hubo gente que fue engañada, que hay que mostrarle lo que está pasando.

SG: Te identificás con los dos personajes en un montón de cuestiones. A los protagonistas les pasa de todo, tanto al terapeuta como al analizado.

RR: Los dos personajes salen distintos a como empieza la obra. Es una sesión de terapia en tiempo real.

APU: En los 90s, la palabra también estaba colonizada por los medios masivos y muchos llegamos a la política desde el rock nacional. En la etapa actual, ¿ubican al teatro como un nuevo lugar de resistencia?

RR: Bueno, Teatro Abierto fue eso, fue resistencia.

SG: El rock independiente, que no es más el de los 90s, sigue siendo una bandera de resistencia. Hay que romper el ghetto, abrirle los ojos a todo el mundo.

APU: ¿Sienten que la gente del mundo del arte es castigada por criticar al gobierno?

SG: Hay artistas más militantes que otros, pero el artista como ciudadano tiene derecho a expresarse políticamente. A mí me importan mis hijos, que a la gente le vaya bien. Yo no soy política, soy una artista, no me caso con nadie, pero no quiero que me toquen el culo, que destruyan un montón de cosas que logramos con trabajo de todos. El actual gobierno, para demostrar que es distinto, está tirando abajo lo que hizo el anterior. Es una aplanadora de destrucción y separación. Mis hijos ven la agresividad en la calle, la gente irritada, y claro, ¡si tenés que tener 17 trabajos para mantener una familia tipo!

RR: Yo, que la doblo en edad (a Sofía), sé que se está viviendo una feroz intolerancia, un envenenamiento social y persecución a cualquiera que disienta. Yo no quiero que le vaya bien a Macri, porque si le va bien a él, le va mal al Pueblo argentino. Hay gente con la que es imposible trabajar porque sus intereses están en contra de la Patria. Sus intereses no tienen nada que ver con la mayoría.

SG: Pero no podemos resolverlo desde el ataque. La agresión genera más agresión.

RR: Uno también tiene que defenderse. No solo de la censura que no te llamen para ir a la TV, sino poder denunciar la violencia que significa que cada vez hay más gente en la calle y sin trabajo.

SG: Levantar la voz es importante, pero es diferente de la agresión. Obvio que hay que exigir los derechos. Pero ese levantar la voz debe ser cuidadoso porque enseguida despierta la reacción contraria. No es y no fue la manera de resolver las cosas. No hay que potenciar la grieta. Hay que abrirse a la gente que piensa distinto, que es también la que vota.

RR: Ese es el objetivo de esta obra. Que la gente que piensa distinto lo vea.

APU: La obra se va a exponer justo sobre la campaña electoral.

RR: No va a influir sobre el público ni sobre nosotros. Primero porque el caudal del público no incide. Y nosotros la vamos a hacer con la misma intensidad de siempre. Además nuestro público no interpela desde lo partidario, sino desde lo humanista. Como dice Liliana Herrero, “si vamos a volver, ¿cómo vamos a volver? ¿con quiénes?”.

SG: Hay que despertar el humanismo de la gente que piensa distinto pero es buena gente. Vos no podés condenar a alguien por el voto. La gente hace lo que puede, a veces se equivoca. También me preocupa la condena del que no piensa como vos. Cuando nos sube el gas, nos sube a todos, cuando despiden gente, nos pasa a todos, no importa si votaste a Macri o no. A veces uno toma decisiones, a veces se arrepiente, y no está mal. No es lo mismo que los cuatro tipos que quieren enriquecerse a costa del país.

RR: Es difícil entender que la gente que vive de un sueldo vote a alguien que piensa que el salario es una variable de ajuste. No nos merecemos como seres humanos que alguien tenga hambre o no tenga un techo o no tenga libros.

APU: ¿Cómo queda el actor cuando termina la obra?

SG. Yo termino bastante rota. Además, salgo y hago Confesiones (de mujeres de 30), una obra nada que ver. Es muy difícil salir de ahí, es muy fuerte, te involucra emocional y moralmente.

RR: Salís tomado por algo muy fuerte, pero a la vez es muy gratificante. Porque esa sensación me congracia con lo que yo creo, y esto es lo que quiero contar.

APU: Les va a ir bien porque es una obra política en un momento muy político. Están justo en medio de una tormenta perfecta.

RR: Ojalá que sí, que la gente salga plena en el mejor de los sentidos. La obra tiene un final que abre puertas.

SG: Un final esperanzador.

* José Cornejo Director Agencia Paco Urondo

Fotos y producción Majo Malvares.

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