“TENEMOS QUE LOGRAR QUE CADA VEZ MÁS GENTE DISCUTA DE POLÍTICA”

 

Por Juan Esteban Kirchner

Va y viene. Lleva y trae. Radio, TV y teatro. No para. Como cualquier cadete su lugar natural es la calle, y allí nos encontramos para conversar. Apasionado de la política, la música y el fútbol, sabe que “el humor es la excusa para intervenir políticamente”.

Charly García, Rodolfo Walsh, El Indio, Capussoto, Messi y Arturo Jauretche son sólo algunos de sus ídolos populares que sobrevolaron la nota. Autodidacta y amante de la historia afirma que en Argentina “hace doscientos años hay solo dos proyectos de país en pugna”, un Nosotros y un Ellos muy claro. Pedro Rosemblat: se define como un ciudadano más que le gusta discutir de política “con todos todo el tiempo” y siente “la responsabilidad de formarnos siempre para ser mejores” porque para nuestra generación “el kirchnerismo fue un aprendizaje total. Hay que agradecer lo que vivimos, tomar ese ejemplo y aprender de los errores”.

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(- Permiso eh…  ¡Ay Cadete!, soy fanática tuya, toda la familia es fanática tuya. Te quiero contar que estos hijos de puta ahora no dan remedios oncológicos y mi sobrina tiene cáncer de pulmón, 40 lucas sale cada remedio. Pero mi pedido es más sencillo: quiero saber cómo te llamas.


– Pedro… Pedro me llamo. Pepe me dicen mis amigos…


– Mi amor… yo soy de Boedo y creo que tres cuartas partes de Boedo te mira y la otra cuarta parte te mira en secreto, no lo dice. Bueno… ¿Pepe no?


– Sí, Pepe. ¿Usted?


– Rosa. Una alegría conocerte.


– Para mí también, mucho gusto Rosa

 



– ¿Cómo te sientes con estas muestras de afecto?


– Me matan estas cosas, sí. Pero al mismo tiempo estoy a un ritmo que es una locura. Me levanto 7:30, prendo la radio, me tomo unos mates rápido, leo las noticias en el celular y me voy para la radio. La noche anterior trabajo el guión del piso, me gusta acostarme sabiendo que las primeras tres horas de trabajo del día siguiente las tengo resueltas. Lo que no sé es qué diré a la noche porque es un poco agobiante también.

– Pero te sobra información durante el día para ironizar…

– Sí… un poco sí. A veces son las seis de la tarde, no tengo nada y sale Aranguren diciendo “usen el microondas solamente” ¡listo!


– ¿Te está resultando más sencillo tu trabajo siendo oposición?


– Ser opositor no es mejor para nada. Pero para hacer humor político es cierto que genera mucha más empatía ser opositor que ser oficialista, eso sí. En el votante de Macri está muy instalada la idea de que el poder es la política, entonces cuando uno tiene un discurso contrario al Gobierno es como antisistémico, antipoder… cuando en realidad yo era oficialista hasta diciembre del 2015 y hacía un discurso también anti poder. Lo que pasa es que era anti Sociedad Rural, anti Fondo Monetario, etc… era anti Poder Real.


– ¿Es entonces el humor un puente posible a aquel que no nos votó?


– Sí… totalmente. El humor es una actividad muy noble. Cuando vos estás viendo que alguien te quiere hacer reír te ablandas un poco. Es como que del otro lado hay una linda actitud. Lo peor que puede pasar es que no te haga reír y que quede como un boludo… pero uno baja sus defensas cuando te quieren hacer reír ¿no? Si yo te trato de defender al kirchnerismo con un chiste por ahí te reís, pero si te salgo con un discurso más duro te ponés a la defensiva. La potencia del humor la estoy descubriendo ahora, sobre la marcha.

– ¿Sobre la marcha?

– Sí, de hecho ni siquiera soy el bufón de mi grupo de amigos. Soy medio el ortiva. No soy quilombero pero siempre me gustó relatar historias, algunas reales otras inventadas. Y también en mi familia hay mucho humor. Tengo una familia paterna judía con el típico humor judío o antihéroe y una familia materna de todas minas con una ironía muy hiriente, muy punzante, esa cosa de tirar donde duele… y me sirvió mucho eso. Me rio mucho de mí, me rio mucho de nosotros y eso también anula un poco la critica.

El humor sirve también para eso que tanto se nos exige a los kirchneristas: hacer autocritica. Hacer autocrítica pero sin darse con el látigo. Arribar a reflexiones de una forma más liviana y no tan solemne. Para mí el chiste es una excusa, es el medio para intervenir políticamente.

Creo que no cambió mucho el escenario político del 2015 a hoy en el sentido de que seguimos divididos en tercios. Un tercio nuestro, propio, convencido; otro tercio de ellos que por más que el país se hunda lo van a bancar con tal de que no volvamos nosotros; y un tercio fluctuante que votó a Cristina en el 2011, votó a Macri en el 2015 y votó a Massa en el 2013. Es un tercio indefinido que quizás se guía por el bolsillo, por la situación económica. Con ellos sí es más fácil el puente a través del humor.

LA DÉCADA GANADA


– Mi viejo en el 2002 se fue del país. Yo tenía doce años. Su empresa aquí en Argentina cerró en el 2001 y le salió la posibilidad en España y terminó volviendo en el 2012.


– ¿Eso te hizo más consciente de lo que estaba pasando en el 2001?

– Sí porque el 2001 fue el momento donde uno tomó consciencia a la fuerza. Vivía en una burbuja. Soy de clase media, iba a colegio privado… nunca me faltó nada. Pero siempre me gustó la historia y en el 2001 la aprendí a la fuerza. En el 2001 no podías estar ajeno a lo que pasaba. Mi formación política vino de la mano de la realidad más que de mi casa politizada. Aparte mi viejo se fue junto a sus dos hermanos y de mi familia paterna los únicos Rosemblat que quedaron en Argentina fueron mis abuelos derrotados, quebrados, con todos sus hijos y nietos afuera… salvo yo. Y yo cargaba con toda esa cosa muy antiargentina de “este es un país de mierda, no seas boludo andate con tu viejo a España” (se me pone piel de gallina mirá) y en el 2003 arranco el secundario y asume Néstor.

Me quedé aquí con mi vieja, una vieja que se bancó todo. Una feminista sin marco teórico. Mi viejo siempre quiso que yo estudiara y me vieja me decía: “nadie te va a regalar nada vos, tenés que laburar”. Y la historia termina cuando mi viejo volvió en Febrero del 2012. Gana Cristina y volvió. Y volvió con laburo, con más experiencia y con laburo.

Muy fuerte también que volviera de España porque me lo anoté como un poroto nuestro ¿no? ¡Volvieron! Porque no es que volvió mi viejo como un caso excepcional. Hay datos del Ministerio de Trabajo de España que muestra que el 80% de los argentinos que se fueron en el 2001 volvió (y te estoy hablando del 2001-2012, no sé cuáles serán hoy los números). Eso también le costó mucho a mi viejo entender porque hay una cosa muy de la clase media que cuando le va mal es por la política y cuando le va bien es porque se rompió el culo…



IDENTIDAD

– A los trece años no me identificaba con el peronismo sino más con la izquierda: El Che, Fidel… ¿lo que es natural no? Y me gustaba eso… Además también me pasó que, no viniendo de una casa peronista, nadie me explicó que el peronismo era algo distinto a lo que yo veía cuando tenía diez años, que era Menem en el programa de Susana.

Me acuerdo que en el 2004 mi viejo me regaló las Venas Abiertas de América Latina y fue como una puerta de entrada al progresismo digamos. Y una vez terminada la secundaria, que entendí la necesidad de formarme políticamente, empecé a leer a nuestros autores: Hernández Arregui, Rodolfo Walsh, al propio Perón, Scalabrini Ortiz, Jauretche, Puiggrós… me gustaba, me gusta y me interesa.

Tengo un grupo de amigos, mis amigos de “La Rucci”, que son más grandes que yo y que son fundamentales en mi formación y en mi línea política. Son todos muy académicos, muy bien formados, y para mí son un faro ideológico. No les consulto todos los chistes, pero cuando no sé muy bien para dónde ir hablo con ellos y me orientan. Me junto a definir la línea política, después el chiste a mi me sale.

Cuando uno empieza a estudiar la historia argentina ves que proyectos políticos en pugna hubo sólo dos históricamente. El peronismo le dio forma, le dio doctrina y le dio identidad, pero por lo que pelea el peronismo ya existía previamente digamos…

– ¿Cómo llamas a esos dos proyectos?

– Me parece que tiene que ver con lo que en el mundo se llama izquierda y derecha y que aquí no se ve de esa manera pero que tiene que ver con la patria o anti patria. Defender los intereses nacionales o subordinarnos a lo que los consorcios financieros esperan de la Argentina.

Siempre me gustó la historia. Mi viejo me enseño desde chiquito la historia Argentina y el primer concepto político que yo tenía estaba vinculado a la dictadura y como hicieron mierda el país los milicos. Y Néstor, las primeras medidas que tomó, las embrionarias del kirchnerismo, tuvo que ver con ello: el 2004 cuando baja los cuadros y el 25 de Mayo cuando se celebra en la plaza, era la primera vez en muchísimo tiempo. Y allí fui… me acuerdo que tocó Silvio Roriguez, Charly García… era muy fácil sentirte identificado con eso ¿no?

Néstor me dio una identidad que tiene que ver con eso: juzgamos a los milicos, vamos a una Plaza de Mayo llena de alegría y jóvenes, Cristina en primera fila cantando las canciones de Silvio… Una imagen muy fuerte. Era como un espejo a lo que me decía mi familia de que “esto es un país de mierda, esto no cambia más”. Bueno, el país también era la plaza llena de alegría.

Y ellos no quieren los espacios de alegría, la movilización popular. Fijate el último recital del Indio. Si el Indio tocara en La Trastienda para 500 personas se harían pis encima. Es un tipo muy sofisticado, muy cuidadoso… entonces lo que a ellos les molesta es el lumpenaje contento, bailando, cagándose de risa más allá de todo.

También a ellos les gusta mucho jactarse de no tener ídolos populares, como si fuera un rasgo adolescente. Y creo que es un rasgo muy soberbio no tener ídolos, es no reconocer que hay personas mucho mejores que uno, que lo forman… yo tengo mil ídolos: Messi, el Indio, Capusotto… a Charly que lo tengo tatuado. Es Mozart para mí, lo más grande que tenemos.

EL QUE LLEVA Y TRAE


– El Cadete nace con El Pibe Trosko que es lo primero que hice y se hizo viral. El Pibe Trosko me marcó la pauta que desde el humor yo tenía facilidad para expresar algunas cosas. A raíz de eso empecé a laburar con Mengolini en Radio Nacional, aquella fue la primera vez que empecé a trabajar profesionalmente en los medios, a vivir de eso. Cuando nos echaron a todos de Radio Nacional pasé a Radio del Plata con Tognetti y en un momento me llama Navarro que quería un poco de humor en su programa, en Junio del 2016. A  mí me daba mucha vergüenza, no quería poner la cara pero yo estaba en Radio del Plata que no pagan sueldos y la verdad es que no tenía ingresos. Y lo agarré porque necesitaba laburar rentado digamos.

El programa de Navarro, el semanal, si lo mirás bien es como una redacción: Navarro le dice a Ivan: “bueno, ¿que trajeron?”. Yo nunca laburé en una redacción pero me dijeron que querían humor con un personaje de redacción: un mozo o un motoquero… Y ahí pensé en Pappo, pero no me daba. Y  me quedé con la idea del personaje “que lleva y trae”, entonces dije “es El Cadete” y ahí tengo mucho más abanico de chistes. O sea, mi jefe es Navarro, pero el jefe del personaje son Macri, Marcos Peña, Aranguren. Al principio era más lineal, yo sacaba cosas del bolso como cualquier cadete y después empecé a jugar más con la pantalla, con los grupos de whatssap…

El Cadete está funcionando bien por dos cuestiones: subjetivas y objetivas. Con las subjetivas no me voy a meter, cada uno tendrá sus motivos por los que le caigo bien, les hago reír o lo que sea. Y la cuestión objetiva es porque no hay mucho más. ¿Qué más vas a mirar? Y uno también tiene que hacerse cargo de eso. Si hubiese otras cosas El Cadete tendría otra fuerza, naturalmente.

– ¿Qué llevas y que traes?

– El humor lo que permite es traer discusiones trascendentales, definitorias, para el país y llevarlas a un plano como si estuviéramos hablando de fútbol. Lo que nosotros tenemos que lograr es que cada vez más gente discuta política, para este lado y para el otro ¿no?

Y lo que tiene el humor, y la potencialidad de El Cadete me parece que tiene que ver con eso: la discusión de los recursos energéticos poder bajarla a una cosa más cotidiana, de charla de café. Soy un ciudadano que me gusta la política y que me apasiona como el fútbol, me gusta discutir de política con todos todo el tiempo.

Los que nos sentimos militantes tenemos la responsabilidad de formarnos siempre para ser siempre mejores, mejores cuadros y tratar de explicar y entender nuestro proyecto político que incluso a veces se vuelve difuso. Es difícil entender y poder explicar el peronismo y el movimiento nacional, para eso uno tiene que formarse. E Informarse es raro, yo me informo leyendo La Nación… pero más que informarme en ese caso trato de entender qué dicen ellos.

– Todo el tiempo hablas de Nosotros y de Ellos… ¿Quiénes somos Nosotros? ¿Quiénes son Ellos?

– En términos peronistas nosotros somos los que trabajamos, y ellos son los que viven de los que trabajan. Creo que nosotros somos los que necesitamos que a los demás les vaya bien. Los que entendemos que no nos realizamos individualmente, pero ahí me surge una contradicción: a mí me está yendo bien cuando al resto le está yendo mal. Es loco eso, porque además mucha gente que la está pasando como el orto se siente identificada con El Cadete. Es muy loco… Pero al mismo tiempo me pasa algo muy lindo que es que la tele trasciende. Un mozo, un tachero, el que vende el chori me dice: “!Gracias Cadete! La estoy pasando como el orto pero me haces reír”. Y no deja de ser una contradicción para mí.

Son todas cosas muy nuevas para mí, lo estoy procesando y aprendiendo. El chiste sobre Macri me sale fácil, es casi piloto automático. Ahora, cuando asumo que estoy hablando en nombre de un montón de gente (y no porque me hayan elegido) la cosa cambia.

Siguiendo con el Nosotros: nosotros somos los que estamos en contra de este modelo, somos la mitad del país por lo menos, en los medios somos el 10% y en la dirigencia política no somos la mitad tampoco. O sea, la gente es más kirchnerista que muchos dirigentes y que los propios medios. Yo soy igual de kirchnerista que aquel que va a la plaza y eso se nota. Fue una batalla que tuve que dar cuando me decían “trata de ser un poco más vivo, que no se note tanto el kirchnerismo”, en definitiva tratar de esconder lo que nosotros somos, ¡y la verdad que no loco! Yo estoy orgulloso de lo que soy, de lo que somos incluidas todas las cagadas que nos mandamos, somos humanos. Aparte no me saldría lo otro. Soy yo de buen humor en el escenario. No tengo que impostar nada.

– ¿Y Ellos?

– Mirá, cuando el país se va a la mierda hay algunos que ganan. Esos son Ellos. Los que ganan en esos momentos son Ellos. Los que tienen la idea de que no entramos todos en este país, que un obrero en Argentina no puede cobrar lo mismo que un obrero en Italia.

Que gobiernen ellos no es mejor para nada. Pero dentro de toda esa gran mierda hay cosas para rescatar, una es que quedó claro que hay dos proyectos en pugna en la Argentina. No hay ocho. Stolbizer no forma parte de la discusión y la izquierda, con todo el dolor del mundo, tampoco. La discusión es qué hacemos nosotros respecto a lo que el mundo espera que hagamos: o nos plantamos y tratamos de ser un país soberano e independiente o hacemos lo que ellos nos dicen que hagamos. Esa es la discusión de hace más de doscientos años.

Quizás suena un tanto anacrónico, pero están ahí viste: Estados Unidos e Inglaterra, nos guste o no, son potencias financieras, económicas, militares y ejercen su presión sobre la Argentina y hay algunas expresiones políticas que se paran frente a eso y hay otras que entienden que a nosotros nos va a ir mejor si les chupamos el culo a ellos.

 

Lo normal en nuestro país es esto. Nosotros somos la excepción. Por eso para nuestra generación el kirchnerismo fue un aprendizaje total. Hay que agradecer lo que vivimos, no solo en Argentina sino a nivel continental, tomar ese ejemplo y aprender de los errores. Hoy ves en lo que desembocó el proceso en Venezuela y seguramente no es lo que esperaba Chávez. Lo que nosotros queremos hacer es mucho más difícil, porque nosotros queremos incluir a todos y Ellos saben que quieren un país con el 20% afuera (por ser generoso).

Lo que nosotros queremos es muy difícil, hasta quizás nos morimos sin ver eso que nosotros soñamos, pero por otro lado tenemos experiencias bastante cercanas con el peronismo, con el kirchnerismo, y seguramente nos toque volver pero lo importante es avanzar más de lo que estamos retrocediendo. Estamos retrocediendo, eso está claro, ojalá no sea más atrás que del 2003 y poder quedar en algún punto donde podamos volver a avanzar y seguir incluyendo cada vez a más. Vamos a Volver para hacer lo que nos falta , que es construir un país para todos. Eso es lo que tenemos que hacer. Todos los días tenemos que trabajar para eso.

Fotos: María Guerreri

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