EL DESPLOME DE LA ACTIVIDAD INDUSTRIAL Y COOPERATIVA EN LA ARGENTINA



Por CNCT

Se cumple un tercio de gestión de un proyecto elegido por la mayoría que, paradójicamente, gobierna para una minoría.


A partir de la asunción del gobierno de Macri, el escenario político y económico ha cambiado por completo: el crecimiento del producto y la distribución de la riqueza fueron reemplazados por un modelo que pone como prioridad detener la inflación mediante el enfriamiento total de la economía, la búsqueda de financiamiento con endeudamiento externo, exportación de materias primas e importación de manufacturas terminadas. Este esquema, es un certificado de defunción en “honor a la competitividad” no solo para la economía social sino también para la población y el bienestar general.

“Este gobierno no tiene políticas apuntadas a la clase trabajadora, lo único que vino a hacer es una brutal transferencia de recursos”,
afirmó Christian Miño, presidente de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo.

Las cooperativas de trabajo son golpeadas por todas y cada una de las medidas económicas implementadas. Al igual que la mayoría de las pymes productivas, las cooperativas desarrollan una actividad dependiente del consumo interno. La política expuesta por el gobierno que pretende la libre importación y la exclusión de sectores enteros de la industria nacional, como es el caso del sector textil, metalmecánico y otros, hace que resulte imposible competir en precio con los productos fabricados en escalas mayores y con condiciones laborales de esclavitud.

A ese mercado interno retraído, caída de poder adquisitivo de la población y libre importación se le agrega ahora un inusitado aumento de las tarifas de los servicios que pagan las cooperativas. Los costos de electricidad, gas y agua se disparan superando lo pagado en salarios poniéndonos, una vez más, al borde de la rentabilidad, con la amenaza de cerrar las puertas o dejar de producir.

“En este primer tercio, el gobierno de Macri mostró claramente su ideología neoliberal y aplicó todas las viejas recetas que antes lo hacían a través de dictaduras. Hoy, muchos de los mismos personajes son los que, a través de tarifazos, quita de derechos y represión, nos acorralan”, afirmó Hugo Cabrera, presidente de la Federación de Cooperativas Autogestionadas de Buenos Aires (Fedecaba). También dijo que todas las cooperativas gráficas, haciendo alusión a su sector, están sufriendo al igual que las pymes el achicamiento del mercado interno, que es de donde se nutren. Sin embargo, dijo que es una situación “que supera a las gráficas. Hoy no podemos dejar de mencionar los vetos y la represión al conjunto de los trabajadores”.

Por su parte, Joaquín Fernández Sancha, presidente de la Red Textil Cooperativa destacó: “Desde que asumió el gobierno nacional, tomaron la iniciativa de estigmatizar el trabajo de las cooperativas. Hoy no tenemos la oportunidad de competir en el mercado privado por la caída de las ventas y la entrada de importaciones; y en el sector público tampoco, porque por decisión política no nos contratan más”.

Asimismo, se refirió a la apertura de importaciones que aumenta cada vez más. “No tienen límites. Lo que antes tenía control, ya no lo tiene. Dicen que hay controles pero no los vemos. Una cosa es que habiliten la entrada de telas para producir, pero otra es muy diferente es cuando ingresan prendas terminadas. Así es muy difícil competir en el mercado”, agregó.

Otro sector vapuleado dentro del cooperativismo de trabajo es la construcción. Durante los últimos años se construyeron miles de viviendas, muchas en condiciones que ninguna empresa comercial hubiera aceptado. Un claro ejemplo de esto, son las obras que se llevaron a cabo en las comunidades de pueblos originarios del norte argentino bajo circunstancias muy duras. Además, se mejoraron edificios públicos, plazas, calles, obras de saneamiento y mejoras. Miles de desempleados aprendieron oficios como así también a gestionar su propia cooperativa y lograron por fin, junto a sus familias, integrarse al mundo del trabajo.

“Hasta diciembre de 2015 nos movilizaba el sentido del trabajo. Generábamos más de 600 puestos y se movía todo un pueblo. Ahora, no son más de 60. El cambio de gobierno y todas las medidas que implementaron nos afectaron muchísimo. Nos están poniendo muchas trabas para darnos trabajo, a pesar de que demostramos nuestra capacidad laboral. No estamos trabajando, esa es la preocupación central que tenemos”, relata Hugo Ortiz, presidente de Cherenta, cooperativa de construcción Tartagal (Salta), federada a la CNCT.

El escenario político

Hay decisiones claras que van en contra del sector cooperativo. Uno de los casos más emblemáticos es el veto – mediante decreto- de la ley de expropiación de hotel Bauen, dejando totalmente sin efecto la decisión y el voto del congreso y arrojando por la ventana el respeto a la institucionalidad que tanto pregona este gobierno.

Sin embargo, éste no fue el único: la gobernadora Vidal, también arremetió en contra de las recuperadas vetando las leyes expropiaciones aprobadas por el parlamento bonaerense, como la cooperativa Acoplados del Oeste (ex Petinari, dedicada a la producción de acoplados, carrocerías, volcadoras, semirremolques y contenedores, en Merlo); la cooperativa de trabajo Presidente Néstor Kirchner (ex Raimat, dedicada a la elaboración de tapas, en Bernal); el sanatorio Lavallol, en Lomas de Zamora; la cooperativa de trabajo Industrias RB (que produce instrumental eléctrico para aplicaciones industriales y autopartes, en Martínez), y la lista continúa… A esta situación, se le suma la falta de contratación por parte del Estado a proveedores cooperativos, traspasando estas demandas al sector privado.

Más allá de las pálidas, el conjunto de trabajadores y trabajadoras cooperativistas coincide en que hay que ser fuertes para resistir esta etapa, delineando planes de acción en conjunto y generando permanentemente propuestas de trabajo para evitar el desmoronamiento de este sector que es tan importante para el desarrollo productivo en la Argentina, y que ha sido la única alternativa para paliar el desempleo, producto de las crisis financieras. “Estamos de pie porque hicimos bien las cosas, tenemos espalda y buenas referencias. No nos pueden quitar así como así el derecho a trabajar. No le pueden impedir a los compañeros tener un plato de comida sobre su mesa”, finalizó Ortiz.

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