Enfoques cooperativos; Hoy: Desentrañar a las sociedades de desiguales

Por  José Yorg, el cooperario.
 

“No tiene sentido decir que los hombres son iguales ante la ley, cuando es la ley mantenedora de su desigualdad”. Ramiro de Maeztu.
 
 
 

Para abordar el tema que proponemos en este modesto artículo recurrimos al libro del gran y apreciado profesor Paul Lambert de la Facultad de Derecho de Lieja-Bélgica- cuya primera edición data del año 1959 en Paris-Francia, denominado “La Doctrina Cooperativa”, y que en verdad, pudiéramos decir que cobra, según el paso del tiempo, mayor relevancia.
 
Nos alecciona Lambert que “La ciencia explica lo real, la Doctrina juzga y propone diversos cambios para mejorar lo real. Por lo demás, la ciencia va más allá de la estricta y pura inteligencia de lo real cuando se esfuerza en elegir y coordinar los medios adecuados para los fines que la doctrina o la política le asignan. Sin embargo no pasa de ahí”.                
 
De manera concluyente nos remata sobre estas dos categorías: “ciencia y doctrina son complementarias y tienen una importancia similar para el destino de los hombres”.
 
“En lo que refiere a la cooperación, la doctrina precede a la ciencia  al preceder también al propio hecho cooperativo: la cooperación ha surgido de un juicio que sus fundadores hicieron sobre el mundo tal y cual se les presentaba inmediatamente después de la revolución industrial, y la cooperación ha nacido precisamente porque este juicio era desfavorable”.
 
Ahora tenemos el marco conceptual desde donde realizar nuestro análisis sobre el mundo actual, del siglo XXI, tal y cual se nos presenta a la luz de la doctrina cooperativa y pese al avance formidable de la ciencia, nuestro juicio es desfavorable también hoy.
 
Precisamente, la ciencia nos advierte que el mundo es finito, que no es prudente, en modo alguno, depredar los bosques, abrir minas inmensas, regar los cultivos con agrotóxicos contaminando los ríos, que las guerras producen infortunios, y que la economía y las finanzas globalizadas sostenidas en la concentración y la creciente tasa de ganancias producen infortunios, violencia y consolidan sociedades cada vez más desiguales.
 
Ahora… ¿Qué producen las sociedades desiguales?: Producen desigualdades sociales.
 
Estas sociedades desiguales han sido concebidas y desarrolladas en base a decisiones políticas de sectores de poder real bajo una lógica impuesta como normal, como un orden natural de la especie humana, cual es el egoísmo, la mezquindad y la fuerza. La democracia representativa entonces se degrada.
 
Nada más alejado de la génesis de lo humano que esas desvirtuaciones mentales e ideológicas. El hombre como especie es esencialmente cooperativo en su interrelación social, si éste se presenta egoísta es porque la influencia del entorno ha trastocado su concepción natural. Desentrañar a las sociedades de desiguales, es develar estas verdades tan evidentes pero encubiertas, enmascaradas.
 
Allí encontramos la razón de la decisión que tomaron los Pioneros de Rochdale para fundar la cooperativa como organización que trasvasara los estrechos límites de lo económico y avanzar hacia la promoción de lo social con sentido universal.
 
Al estudiar y analizar la actual sociedad descubrimos sus dispositivos de desigualdad y que pretende preservarse vendiendo la idea que la civilización ha llegado a su máximo desarrollo, que no existe un más allá mejor. Mentira institucionalizada, pues toda creación humana es perfectible, es transformable, es más, la sociedad debe ser transformada por la acción del noble cooperativismo.
 
Bajo los postulados de la cooperación descubrimos que la vida puede y debe ser más plena. Robert Owen, padre de la cooperación auscultó en Inglaterra en el año de 1836 la construcción de una Sociedad para Todos en estos términos:  “Hombres laboriosos, productores de la riqueza, del saber y de todo lo que realmente es valioso en la sociedad, unid hoy vuestras fuerzas para crear una forma nueva y justa de existencia humana, una situación en la que no habrá más rivalidad que la de producir la mayor felicidad duradera para la raza humana; tenéis en vuestras manos todos los elementos necesarios para realizar tal cambio”…
                
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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