Gas: las Pymes no están conformes

Las últimas medidas tomadas por el Ministerio de Energía y Minería de la Nación para compensar los agresivos incrementos en las tarifas de gas aplicados a las pymes se valoran por la intención, pero no resuelven el gravísimo problema generado en el sector.

En los hechos, las empresas están recibiendo aumentos de hasta 2000%, y en la Región Patagónica, por ejemplo, 7 de cada 10 pymes recibieron sus nuevas boletas con subas de entre 1000% y 2000%.

Lo que se propone es que solo se pague la mitad del aumento ahora. Es decir, una fábrica de mermelada que pasó de pagar $ 500 de gas en marzo a $ 9.200 en abril (+1.740%), pagará $ 4850 ahora (870% de aumento) y generará hasta septiembre una deuda mensual por $ 4.350 que podrá pagar en los meses menos fríos del año, por ejemplo a partir de octubre o enero próximo.

Este sistema tiene al menos dos problemas. El primero, es que no se tiene en cuenta que en la mayoría de las industrias y comercios el uso del gas no es estacional, se consume casi por igual todo el año. Con esto, la financiación del 50% genera un problema hacia adelante, porque a partir de octubre deberán pagar boletas más abultadas.

Para ilustrarlo: si la fábrica de nuestro ejemplo comienza a pagar la deuda generada entre abril y septiembre en octubre próximo, desde entonces estará pagando los $9.200 de la factura sin subsidios más los $4.350 que adeudaba de la boleta de abril, lo que le dará un monto de $13.550, que equivale a un incremento anual de 2.600%. Y así deberá hacerlo por seis meses.

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Situación de una Pyme que posterga el 50% del aumento de gas

En segundo lugar, para empresas que recibieron ajustes de 800%, 1000% o 2000% en el gas, aunque se pague el 50% del aumento ahora, sigue siendo excesivo para un momento donde se frenaron las ventas, donde los costos de producción siguen subiendo, y donde ya hay muchas empresas que se han visto obligadas a bajar sus precios aun a pérdida para sostener sus clientes.

Ningún empresario duda sobre la necesidad de ir reacomodando los cuadros tarifarios y desarmando los esquemas de subsidios. Lo que está en discusión es la gradualidad y el momento. La coyuntura actual pone un límite muy claro: la actividad económica está en recesión, miles de empresas del país pelean por su supervivencia, y es el peor momento para hacer una suba brusca como la que se implementó.

Necesariamente, el ajuste debe ser gradual y racional, permitiéndole al empresario continuar con su actividad y sostener el empleo.

 

Buenos Aires, 24 de mayo de 2016

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