LA RUTA DE LA JUSTICIA Y EL VIGÍA DE LA OSCURIDAD



Por Angelina Uzín Olleros

¿Qué es la justicia? Se pregunta el poeta, el filósofo y el hombre de a pie ante la penumbra que engaña y repite el mantra funambulesco de la ruta del dinero, la ruta de la droga, la ruta de la prostitución, la ruta de la corrupción. Angelina Uzín Olleros reflexiona sobre el carácter negativo del concepto de justicia en un tiempo en el cual pensar críticamente sobre la justicia es incluir en esa interrogación los problemas de la igualdad, de la responsabilidad (civil y jurídica), las garantías, los derechos y el reparto de bienes y servicios.
La Justicia

 I. “Y qué es la Justicia: Los personajes se escapan de los libros y van a buscar al autor.  El clown se escapa de la pista y va a buscar al empresario; el hombre se escapa de la vida y va a encararse con los dioses. Porque hay un momento en que es preciso determinar bien nuestra posición en el mundo, como el marinero en el mar, y conocer adónde vamos. Tal vez nos hemos perdido. Sabemos que los dioses se duermen. Que a veces es necesario despertarlos… y blasfemar si no responden.”[i]

En el teatro de la vida aparecen tres escenarios en los que la vida pública y la privada se separan. El Ágora en el que transitan hombres y mujeres a cielo abierto en las plazas, en las calles, en las riveras… El Mercado en el que intercambian productos, alimentos, ropajes… La Asamblea en la que los ciudadanos debaten sobre las leyes, la inocencia y la culpabilidad… Esos espacios que separan también unen con pautas culturales y comerciales a los individuos, indivisibles en sí mismos y divisos de los demás.

Alguien dijo que el primer acto de inmoralidad ocurrió el día en que el que vigilaba en la oscuridad de la noche para advertir un peligro a los que dormían en sus chozas gritó que se acercaba una fiera, todos despertaron sobresaltados, para luego advertir que se trataba de una broma, que era una mentira. Ese acto irresponsable marcó un camino, donde la delgada línea entre la verdad y la mentira pronto desvanece; las sombras necesitan siempre de una luz para poder proyectarse. Es un juego dialéctico, dirán algunos, entre el silencio y la palabra, entre la luz y la penumbra; se trate o no de contradicciones a resolver o dilemas éticos, los hombres y los niños aprenden tarde o temprano la diferencia entre el engaño y la veracidad de sus dichos y sus actos.

¿Qué es la justicia? nos pregunta el poeta. Los personajes aparecen una y otra vez: el payaso, el empresario, el político, el juez. Una trama los separa y también los une; la broma del payaso también dice/enuncia una verdad, el chiste deja escurrir la palabra escondida en lo inconsciente. El empresario monta su mercado, él solamente puede ver y evaluar sus ganancias, su plusvalía, en detrimento de las desventajas de quien vende su fuerza de trabajo y deja su vida en el camino a la mercancía. El político que oculta tras la apariencia mediática y guionada las verdaderas razones y motivos de las medidas a tomar. El juez que debe administrar justicia en una exégesis literal/técnica sin reflexionar en lo justo y lo injusto del contexto de aplicación de una norma.

En la confusión generalizada, los que dicen “no hay justicia” piensan en realidad en el Poder Judicial, siendo estas dos realidades diferentes. Pensar críticamente sobre la justicia es incluir en esa interrogación a los problemas de la igualdad, de la responsabilidad (civil y jurídica), las garantías, los derechos, el reparto de bienes y servicios, la libertad en su uso público, las libertades en su uso privado.

No puede haber justicia si la desigualdad de oportunidades, la exclusión del contrato social se agiganta y crea un abismo entre los que son y no son, entre los que tienen y no tienen, entre los que mienten y los que buscan la verdad. Platón reflexionó en toda su obra sobre la Justicia, en rechazo a los que prostituían su esencia y su existencia.

 II. “Porque esto no puede ser eterno. Y hay que preguntar una vez… El clown, el hombre, tiene que preguntar una vez: Esta pantomima sangrienta y desgarrada, este truco monstruoso y despiadado que está aquí ahora en la picota del escarnio… ¿Para qué? ¿Qué significa? ¿Adónde vamos? ¿Adónde nos lleva todo esto? ¿A la justicia? Pero ¿qué es la justicia? ¿Existe la justicia? Si no existe ¿Para qué está aquí Don Quijote? Y si existe ¿La justicia es esto? ¿Un truco de pista? ¿Un número de circo? ¿Un pim-pam-pum de feria? ¿Un vocablo gracioso para distraer a los hombres y a los dioses? Respondedme. Que me conteste alguien… ¿Qué es la justicia? Silencio… Silencio.”[II]

El filósofo analiza esta diferencia entre los justo y lo injusto, la injusticia es clara, la justicia es oscura. “El problema es que nosotros sabemos qué es la injusticia, pero es mucho más difícil hablar de lo que es la justicia. ¿Y por qué esto es así? Porque hay un testigo de la injusticia, que es la víctima.  La víctima puede decir: aquí hay una injusticia.  Pero no hay testimonio de la justicia, nadie puede decir: yo soy el justo”. [III] A partir de aquí inferimos que existen dos modos de entender la justicia, uno negativo y otro afirmativo.

Desde hace tiempo en Argentina asistimos a la propuesta de una política sostenida en una ética de la lucha contra el Mal. Se afianza de este modo la figura del delator, del denunciante, del que señala a los portadores del mal, el que investiga (desde el periodismo, desde el parlamento, desde la legislatura) la ruta del dinero, la ruta de la droga, la ruta de la prostitución, la ruta de la corrupción. Predomina entonces una definición oscura de la justicia;  “…esta concepción negativa de la justicia ha sido criticada por toda una tradición filosófica. Por ejemplo, en la filosofía de Platón hay una concepción absolutamente positiva de la justicia. La idea del bien es la idea suprema, el bien es la afirmación del ser y el mal su negación;  en otras palabras, el mal es  el no-ser.  Por lo tanto tenemos todo un pensamiento filosófico para el cual la justicia se expresa como un  pensamiento positivo, un pensamiento afirmativo, un pensamiento creador.”[IV] La ruta de la justicia debe ser a nuestro entender, un camino afirmativo, una política de hacer el bien, una ética del Bien; entonces la justicia significará pasar del estado de la víctima al estado de alguien que está en pié.[V]

En la oscuridad del mal el vigía nos anuncia la catástrofe, las víctimas no pueden salir por sí mismas de su estado de indefensión, debe llegar quien castigue a los verdugos: la justicia es entendida como denuncia-señalamiento-castigo, recompensa al arrepentido, condena social a los corruptos. El mundo se divide entre los que señalan a las fieras que vienen a sacarnos el dinero, porque los denunciantes son/se muestran inocentes de toda culpa y cargo, ellos están para mostrar las bóvedas de la corrupción. Ese teatro de situaciones nos aleja de la posibilidad política de verdadera militancia por la justicia, por la igualdad y la libertad; la militancia por los derechos que no son bendiciones, son fruto de la lucha por/de los que quedaron afuera del reparto. La justicia debe ser expresada por un “pensamiento creador”.

   III. “(…) Yo no sé si es ésta la hora de que hablen los dioses… pero el momento actual de la Historia es tan dramático, el sarcasmo tan grande, la broma tan sangrienta… y el hombre tan vil… que el Poeta prometeico… el payaso de las bofetadas… se yergue… rompe sus andrajos grotescos de farándula, se escapa de la pista, se mete por la puerta falsa de la gran asamblea donde los raposos y los mercaderes del Mundo dirigen los destinos del Hombre… y pide la palabra”. [VI]

Este poema de León Felipe me inspiró en la crisis del 2001 para escribir una tesis sobre el problema de la justicia, el “payaso de las bofetadas” significa siempre una metáfora del desencanto que acompaña a toda crisis social y política, donde lo económico cubre las tramas ideológicas y simbólicas del poder. En el circo están los equilibristas, los trapecistas, los gimnastas… ellos hacen toda clase de malabarismos para no caer, para no tropezarse, para mantenerse en pié. El payaso es el único que se cae, que tropieza, que se revuelca en la pista, el payaso a veces no tiene red; pero lo suyo es una broma, es un chiste, es un truco.


La justicia no puede ser esa farsa, no puede ser el rostro que espera el cachetazo y que pone la otra mejilla; la justicia es algo serio, sin embargo hoy está en boca de los injustos, de los vigías que en la oscuridad anuncian el desastre.

Quedan como siempre dos caminos que se cruzan, estamos en esa encrucijada una vez más, la ruta de la justicia es la militancia por el bien común, por el justo reparto, por la herencia a los desheredados, por la vida digna, por las buenas noticias, por el Eros que es impulso de vida, que es contar al otro como semejante. La justicia se sostiene en el que camina, en el que hace malabares para no caer en la injusticia, acompañado de una idea clara de justicia, de convicciones, de generosidad, en suma la última virtud a la que puede acceder el hombre es la de la Magnanimidad[VII].


*Angelina Uzín Olleros

Dra en Ciencias Sociales . Máster en Filosofía. Docente en UADER y UNR. Escritora.

@Auzino

angelinauzinolleros.com


Bibliografía:

Alain Badiou (2004)  Cuadernos Filosóficos. Nº 1. Homo Sapiens. Rosario. Argentina.

León Felipe (1993)  Nueva Antología Rota. España. Editorial Visor.

[I] León Felipe.

[II] León Felipe.

[III] “La idea de justicia”: Conferencia pronunciada el día Miércoles 2 de Junio de 2004  por el filósofo francés Alain Badiou , en el Salón de actos de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.

[IV] Alain Badiou.

[v] Otro poeta, Mario Benedetti, dice en su aforismo: “Seguir en pié quiere decir coraje o no tener donde caerse muerto”.

[VI] León Felipe.

[VII] Aristóteles lo expone en su Ética a Nicómaco.

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