FORTALEZAS GEOPOLÍTICAS, DEBILIDADES ESTRUCTURALES Y CULTURALES

por Carlos Andrés Ortiz

Una de las grandes diferencias entre Argentina y Brasil, es que en el vecino país, estuvo (y muy posiblemente está) institucionalizado que ningún funcionario electo asume si antes no realiza un breve pero muy intenso curso de Geopolítica Brasileña, dictado en o por Itamaraty, la cancillería brasileña. Y esa norma es aplicable desde los concejales (llamados en portugués vereadores), hasta legisladores nacionales y el propio titular del Poder Ejecutivo.

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Ese elemental hecho, garantiza que las grandes Políticas de Estado sean conocidas, asumidas y defendidas por todos los actores políticos con poder de decisión. De esa forma, se puede constatar que más allá de los matices e incluso los profundos giros de timón en las líneas de acciones estatales (como lo fue el plan “hambre cero” de Lula, y el ascenso a clase media de varios millones de ex pobres), los lineamientos esenciales perduran en el tiempo y fructifican en cambios importantes, que llevaron a Brasil a su actual rol de poderosa Potencia Emergente.

En Argentina en cambio, cabe al menos dudar profundamente acerca del conocimiento de las Políticas de Estado que tenemos o deberíamos tener, por parte de muchos de los funcionarios electos y otras personas con poder de decisión, así como la ignorancia supina e incluso el desprecio abierto, que unos cuantos opinólogos manifiestan respecto a los conocimientos geopolíticos. Es como, con las salvedades del caso, cierta expresión con mucho de realidad expresada discretamente por algún gran conocedor del tema, que afirmó que “un soldado raso chileno tiene más conocimientos de geopolítica aplicada, que muchos altos oficiales de las FFAA argentinas”…y habida cuenta de las perniciosidades conceptuales inoculadas por los cursos de la Escuela de las Américas y similares, ininterrumpidamente desde 1955…¿hasta 1983?, puede ser muy cierto. Pero este es tema que merecería un artículo aparte.

Centrándonos en Misiones, muchos “análisis” o “evaluaciones” de diversas dirigencias, son poco más que apresuradas recopilaciones de lugares comunes, que no se salen del estrecho molde subdesarrollado, no industrializado, y en nada focalizado en la muy privilegiada ubicación geopolítica de este pequeña provincia, que no termina de tomar conciencia del extraordinario rol que puede y debe jugar en el contexto sur-continental, sea en el marco del Mercosur o del más ampliado de la Unasur.

Groseras mediocridades locales, con excepciones que siempre hay, posiblemente asimilables a todo el atrasado NEA, que seguramente contrastan profundamente con los roles activos de las dirigencias a ambos lados de la frontera germano-francesa, cuando poco después de la devastación brutal de la guerra, nacía la CECA –Comunidad Europea del Carbón y del Acero-, que fuera el germen de la hoy poderosa (pero traumatizada) Unión Europea. Y como otro paralelismo, precisamente Alemania y Francia son los líderes naturales del complejo mosaico europeo. Argentina y Brasil son el núcleo duro del Mercosur y la Celac, pero en Misiones –que es todo territorio fronterizo y nexo necesario para la integración-, unos cuantos parecerían preferir discutir acerca del sexo de los ángeles.

La realidad, analizada con criterio amplio y visión geopolítica, muestra notables fortalezas geopolíticas que Misiones puede hacer jugar a favor del desarrollo socio económico provincial, como parte del desarrollo nacional y en un rol integrador regional macro. Sintéticamente se evalúa seguidamente el epicentro integrador que puede desarrollar la capital misionera, asociada a la vecina y hermana Encarnación (Paraguay).

Tomando como eje de cálculo a la capital misionera, resulta notable la equidistancia relativa con Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Montevideo (Uruguay) y San Pablo (Brasil), todas situadas en el rango entre 940 y 1.350 Km. Otros puntos importantes son Asunción (Paraguay), a 380 Km, Curitiba, a 890 Km y Porto Alegre, a 700 Km (estas dos últimas en Brasil).

El siguiente detalle muestra las distancias, por carretera, desde Posadas, Misiones, a las capitales y ciudades indicadas, redondeando cantidades, en un abanico en todas las direcciones. Rosario 940 Km. Córdoba 1.130 Km. Buenos Aires 1.000 Km.

Núcleo Corrientes/Resistencia 320/340 Km. Núcleo Paraná/Santa Fe 720/740 Km. Formosa 500 Km. Curitiba (Brasil) 890 Km. Porto Alegre (Brasil) 700 Km. San Pablo (Brasil) 1.350 Km. Asunción (Paraguay) 380 Km. Montevideo (Uruguay) 1.090 Km.

Núcleo Iguazú/Foz de Iguazú/Ciudad del Este 350-370 Km. Por otra parte, Posadas y Encarnación, frente a frente (no separadas por algunas decenas de kilómetros, como otras ciudades en ambas márgenes), y unidas por dos puentes, forman un núcleo poblacional de 800.000 personas, con sus entornos cercanos. Toda la potencialidad que nos facilita un correcto análisis geopolítico, reforzada por la transformación de esta capital provincial en una gran ciudad en ciernes, precisa para su concreción en realidad tangible, salir del encorsetamiento mental del subdesarrollo institucionalizado, al que nos sometió el centralismo excluyente portuario.

Se necesita pensar, planificar, accionar y concretar con criterio de grandeza, saliendo del conformismo cómodo o nacido de la ignorancia o la mediocridad. Una ciudad capital en crecimiento y transformación visibles, una provincia privilegiada por su ubicación y potencialidades, necesita definir Políticas de Estado con visión de grandeza.

Sin una logística eficiente y completa, no seremos un polo de irradiación de desarrollo socio económico. Sin una poderosa base tecnológica e industrial, no se romperán los moldes del subdesarrollo crónico de economía primaria, y en tal caso seguiríamos siendo débiles.

No es cuestión de negarnos “alegremente” a las potencialidades inductoras del desarrollo, tanto por cerrazones mentales del ultraecologismo como por mediocridades de cortas y escasas visiones de futuro.

¿Si hubiera petróleo, será que a algún “iluminado” se le ocurriría oponerse a la extracción y consecuente riqueza?
Seguro que no, pues sería tildado de lunático, o de simple traidor a la patria.

Similar gravedad e incoherencia tiene la oposición irracional y dogmática a la plena utilización de nuestro enorme potencial hidroeléctrico…pero tiene cierta “prensa favorable” y apoyos de oportunistas políticos de baja estofa.

Esas enormes masas de energía renovable, limpia y eficiente, son necesarias; pero no son suficientes para impulsar el necesario desarrollo. También se necesita reactivar el flete fluvial, reconstruir el ferrocarril e incluso llevarlo hasta los límites norte de Bernardo de Irigoyen e Iguazú; concretar nuestra interconexión al gasoducto del NEA; seguir construyendo las autovías de las rutas nacionales 12, 14 y sus empalmes; crear y activar parques industriales –en su precisa acepción-, no menos de seis, con toda la infraestructura y legislaciones acordes (no meros terrenos baldíos o poco más); mejorar el transporte público dando prioridad a la tecnología eléctrica, tanto en las ciudades como en el transporte interurbano; impulsar la diversificación de las ofertas turísticas, con mejor y más variada infraestructura (para que no seamos un destino de paso, sino un lugar de mayor permanencia como destino final de excursiones); y sin duda esas concreciones serán las bases de otros objetivos subsecuentes de mayores alcances.

Pensar y actuar con criterio de grandeza y con metas bien definidas, que excluyan e impidan mediocridades y estrechos criterios egoístas y cortoplacistas.

Esta en juego el futuro de los actuales jóvenes y de las próximas generaciones de misioneros; además de la consolidación geopolítica de la Patria Grande
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arlos Andrés OrtizAnalista de Temas Económicos y Geopolíticos

 

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