“TODAS LAS EXPRESIONES DE LORENZETTI SON EXPRESIONES POLITICAS”



Por Sebastian Abrevaya

 En diálogo con Página/12, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, explica por qué se lanzó para gobernador de Buenos Aires y la actitud oficial frente a Massa y el massismo. Les quita importancia a los “crujidos” de las paritarias y analiza los movimientos de los miembros de la Corte.
Anibal

En menos de seis meses, Aníbal Fernández pasó de ser senador nacional a volver a la Jefatura de Gabinete, tras un breve paso por la Secretaría General de la Presidencia. En ese camino de regreso a la primera línea del gobierno nacional, el ex intendente de Quilmes se postuló como precandidato a presidente y justo unos días antes de que la presidenta Cristina Fernández pidiera un “baño de humildad” para los precandidatos, anunció que se bajaba para disputar la gobernación bonaerense. En diálogo con Página/12, explica por qué decidió dar la pelea en el principal distrito del país, analiza la relación con Massa y el massismo y retoma el debate sobre la situación de Carlos Fayt y la actitud del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti.

–¿Por qué decidió bajarse a la provincia de Buenos Aires?


–Primero, yo me siento capacitado para gobernar el país porque he sido jefe de Gabinete en dos ocasiones. Me siento orgulloso de ese reconocimiento por parte de la Presidenta de la nación. Se aprecia qué es lo que más me interesa, la administración nacional la conozco muy bien, soy un tipo templado, por más que uno pueda discutir a otros niveles, cuando más quilombo hay más frío me pongo, y más serio para ejecutar. En ese marco yo sabía que corría en desventaja con todos, pero un día se podía dar y lo intenté. No pagué un afiche, no pegué un cartel, no hice un pasacalles, no puse una sola nota. Soy uno de los tipos con mayor conocimiento nacional, aproveché esa situación, presenté mi libro y fui caminando. Pero un día llegó un grupo de intendentes a plantearme que entendían que al que le daban bien las cosas para competir en la provincia era a mí. Puesto a pensar en esa situación, me hice de algunas encuestas. Todas me daban que estaba bien arriba y nunca había dicho una sola palabra.


–¿No tiene hay una imagen negativa alta para ser gobernador?


–La he tenido, pero hoy está a la mitad de lo que la he tenido porque son situaciones las que te ponen en posiciones negativas. A lo mejor te toca ser el que lleve la batuta en determinada situación y por ahí gusta y por ahí no. Sos el beneficiario de las cosas buenas y las cosas malas.

–En algún momento hubo críticas a la gestión de Scioli por parte de la Presidenta y del vicegobernador Gabriel Mariotto. ¿Tiene críticas al gobierno provincial?

–Yo no voy a entrar en las críticas a Scioli. Esas cosas se las dejo a otros. Si voy a intentar llegar a la provincia lo que quiero es valerme de todo lo que se hizo, que son muchas cosas buenas. Subirme arriba de ellas y construir desde ahí.

–Uno de los caballitos de batalla de la oposición tanto provincial como nacional es el tema de la inseguridad.

(Interrumpe) –Sí, pero todas esas expresiones de la oposición son alegóricas. Ninguna dice nada. Cuando yo era jefe de las fuerzas federales de seguridad, la policía de la provincia tenía entre 45 y 50 mil efectivos. Hoy tiene 80 mil. Esos efectivos, adecuadamente preparados, que eso es fundamental… Con una brillante tarea de inteligencia criminal tiene que encontrar una salida a la responsabilidad de la vida, los bienes y la seguridad de los ciudadanos. No creo en una administración de la policía por la policía, creo que una administración civil, muy sería y formada. Ya lo he hecho. He demostrado lo que pienso en términos de seguridad.

–¿El problema de la inseguridad pasa entonces por las fuerzas policiales o por la desigualdad y la inclusión?


–Una cosa no mata a la otra. La primera es la cultural. Yo tengo que trabajar para que no haya quien tenga la vocación de volcarse al delito. Emile Durkheim decía que no hay sociedad sin delito. Partir suponiendo que uno va a arribar a ello es una estupidez. Lo que sí se puede es morigerarlo duramente si uno crea todas las condiciones para que nadie tenga la necesidad de delinquir. Una provincia como ésta que tiene 15,6 millones de habitantes, 9,9 en el conurbano. Hay que tener en claro que estás trabajando para una fuerza de distintas características. Una que se ocupe del conurbano y otra del resto de la provincia.


–¿Ya definió quién va a ser su candidato a vice?

–Cuando fui a hablar con la Presidenta para consultarle si estaba de acuerdo con mi postulación, si ella no estaba de acuerdo no hubiera seguido porque no haría nada que no me autorizara porque es la jefa del movimiento nacional peronista, le dije que creía que tenía que elegirlo ella en función de la necesidad política.


–¿Pero no tiene ninguna preferencia o un perfil?


–Lo que no puede suceder es que no seamos compatibles. Yo soy un workaholic, no podés ponerme un tipo que se levanta a las 10 de la mañana porque entonces estamos fritos. Tiene que ser alguien que conozca, convencido y dispuesto a trabajar todos los días, mucho tiempo.

–La Presidenta y también el Congreso del PJ se pronunciaron en contra de la multiplicidad de candidaturas, pero todavía no se bajó nadie. ¿Por qué?

–A mí no me preocupa eso porque eso va en cada uno. Yo vi números, aunque no soy de mirar mucho las encuestas. Hay que interpretar lo que está sucediendo y que uno se de cuenta de que puede realmente competir con posibilidades ciertas de llegar.


–¿Pero eso no termina reduciendo la política solamente a las encuestas?


–No, muchas cosas se tienen que ver. Por eso no soy quién para decir quién tiene que bajarse. Lo que digo es que un despropósito que haya semejante cantidad de candidatos. Algunos no toman conciencia de que no miden. Pueden tener la vocación pero no están en el reconocimiento. No se necesita ser buen intendente o buen legislador para ser gobernador, se necesita ser figura nacional, reconocido por todos para que sea mucho más fácil llegar con un mensaje contundente.

–En ese caso, Martín Insaurralde es muy conocido y ratificó que quiere ser candidato…

–No lo estoy diciendo por nadie específicamente.

–Kunkel dijo que Insaurralde tenía más chances de ser heredero al trono inglés que gobernador, ¿coincide?

–Son las reglas del juego después de lo que pasó. Yo con él ya arreglé los tantos y no voy a volver sobre el tema. Yo no soy de los que cierran los brazos cuando los compañeros se convencen de que la propuesta política es una sola. No hay varias propuestas políticas alternativas.


–¿Y a nivel nacional también hay que reducir a dos o tres fórmulas?

–Me da la sensación que sí. Hay candidatos que están muy lejos de la posibilidad de competir y eso, lejos de ayudar, conspira contra los otros. La fortaleza de la herramienta de las PASO está en que nadie se quede con ganas de participar cuando se tienen posibilidades ciertas. En la elección de Capital Federal había cinco listas que no se sabe qué hacían. Y eso no es saludable.

–Hablando de la Ciudad, algunos criticaron la elección de Leandro Santoro como vice de Mariano Recalde porque era muy crítico del oficialismo hace unos años…

–Es una estupidez discutir lo de Santoro. El tipo hablaba mal del Gobierno, sí claro, ¿y? ¿Nos va a acompañar? Sí. ¿Es una propuesta fácil? No, es difícil. Bienvenido sea. Perón llevó de vicepresidente a Quijano, que era radical. Hay gente que viene del radicalismo y trabaja en los círculos íntimos nuestros. El planteo tiene que estar dado no de dónde venís, sino a dónde querés ir. Si nos ponemos de acuerdo y arrancamos, yo no te digo que deletees tus broncas o tus posiciones como no me las pidas a mí.

–Con ese criterio, ¿mañana podría volver Massa al FpV?

–Bueno, vos podés elegir quién querés que venga. Yo no quiero que venga Massa. El no tiene nada que ver con nosotros. Nunca se supo qué hacía acá. Le dieron a manejar una calesita que era la Jefatura de Gabinete y la chocó. Todo lo que hace lo hace con odio. ¡Qué cretino! Hacé la tuya, pero por lo menos tené respeto por los otros. Hacía reuniones en la oficina que hoy estoy ocupando yo, contra la Presidenta, que está a ocho metros. Le chupaba las medias a Néstor en Olivos y después iba a la embajada de Estados Unidos.

–El documento del PJ que se firmó en Parque Norte dice que el peronismo tiene los brazos abiertos y no hace diferencias.

–Sí, pero uno también tiene escrúpulos y estómago. La mayoría eso lo pasa sin inconvenientes. Algunos no.


–¿Darío Giustozzi sí los pasa?


–Es amigo mío hace 30 años. Sigo hablando y cuando me encuentro me saludo con mucho aprecio. No es un tipo que haya querido hacer daño.

–Pero es el jefe del bloque del Frente Renovador en Diputados…

–¿Qué tiene que ver? No pasa por ahí la discusión.


–¿Si Massa se baja no puede complicar al oficialismo?


–No me interesa si se baja o no. Nah, el Frente para la Victoria va a ser gobierno nuevamente, no tengo ninguna duda.


–¿Pero eso no genera una polarización que beneficie a Macri?


–El electorado tiene que tomar dos caminos. El peronismo, con una franja de partidos de centroizquierda, el Frente Grande, buena parte del radicalismo, todos aquellos que tienen visión más progresista en la forma de conducirse en nuestro país. Macri no piensa eso, él va a acumular la derecha en él. En eso tengo que reconocerle que es honesto en lo que dice, que va a privatizar las AFJP, Aerolíneas Argentinas, eliminar Fútbol para Todos. Cuando el subte estaba en manos del estado nacional valía 1,10, ahora vale 4,50. ¿Para qué? para que viajen pocos. Compró unos vagones que son del ’90.

–El titular del PJ, Eduardo Fellner, fue muy crítico de la decisión de la UCR de ir con Macri.

–Ernesto Sanz, sin ser nadie, porque es un presidente circunstancial del radicalismo, no es un líder, les entregó atado de pies y manos el radicalismo a los conservadores.
Por eso en nuestros actos hay mucha gente del radicalismo. No van a estar siempre, y está bien que sea así. Hoy están porque los expulsaron del partido yendo a jugar con la derecha, que no tiene nada que ver con el radicalismo, que forma parte de la internacional socialista. Esa gente no va a votar ahí. Van a votar seguramente con nosotros, que somos la única fuerza progresista, esperando rearmarse y en algún momento ponerse en la vereda de enfrente y poder discutir con nosotros políticas de otras características.

–¿Qué opina de las críticas de Randazzo a Scioli?


–Es un tema de ellos, que los tienen que dirimir ellos, no yo.


–¿Pero como candidato a gobernador va a ir en la boleta de los dos?


–Supongo que sí, que se va a hacer así. Alguno por ahí me dijo que va a ser un quilombo de boletas. Prefiero que sea un quilombo de boletas a un quilombo político.

–Entonces, ¿no tiene una preferencia por un candidato a presidente?

–Sí. Yo tengo una posición asumida, pero no es el momento para decirla. Cuando llegue el momento la diré. El 20 de junio se presentan las listas, ¿por qué voy a anticipar mi posición? Si no me meto en la interna de los otros. Los dejo tranquilos.

–A Insaurralde no le fue muy bien por no pronunciarse a favor de nadie…

–Yo no soy así. Yo sé claramente dónde estoy.

–¿La Presidenta va a ser candidata?


–No lo sé, y si lo supiera no lo diría.


La Corte Suprema

–El abogado de Carlos Fayt, Jorge Rizzo, dijo que la idoneidad está expresada en sus fallos…

–Eso no es verdad. Fayt ha sido un ministro de lujo, de una formación superlativa, pero la idoneidad que pudo haberle desbordado por los cuatro costados pareciera ser que no está. El mal desempeño habla de cuando vos no tenés idoneidad o la perdiste. Lo que están haciendo es una falta de decoro superlativa, respecto de la Corte y del doctor Fayt.


–¿Su presidente, Ricardo Lorenzetti, debería tomar otra actitud?


–Lorenzetti dice que la Corte es “el gobierno del Poder Judicial”. ¿En ese caso él es el presidente del gobierno del Poder Judicial? Eso es una cosa confusa. Tiene que ver con la concentración que han hecho del poder. Después dice, entre otras cosas, que la Corte no gobierna, pero les pone límites a otros poderes, entre ellos al Ejecutivo. Esas dos cosas están mal. La primera es que gobierna porque se gobierna a sí misma. Y que tiene por responsabilidad ponerles límites a los otros poderes es mentira. En ninguna norma figura como misión la de ponerles límites a otros poderes o al Gobierno. Y mucho menos a aquellos que son electos por la voluntad popular. Entonces todas estas expresiones de Lorenzetti son políticas. Me preocupa porque no está para dar expresiones políticas. No son saludables.


–¿Y por qué piensa que las hace?

–Porque tiene una posición distinta. Le gustará tener un poder que no tiene. Porque puede aspirar a ser presidente, que tiene todo el derecho del mundo, pero si quiere ser presidente que compita a través de un partido como lo dice la Constitución.


–¿Se va a impulsar la ampliación de la Corte?


–El Gobierno no lo tiene en agenda. No lo tiene. Yo tengo una posición asumida y es que por lo menos deberíamos ir a nueve miembros. La constitución de 1853 hablaba de nueve.

–Pero la Presidenta, cuando era senadora, fue la que presentó el proyecto para achicar la Corte a cinco integrantes.

–¿Pero qué tiene que ver? Es mi visión. Yo la escribí y se la mandé a la Presidenta.


-¿Qué le respondió?


–No estaban dadas las condiciones en ese momento, no sé. Pero más temprano que tarde… Este gobierno creo que no, pero los gobiernos que vienen van a tener que pensar en una Corte de nueve. Y con especialistas. No hay especialista en derecho tributario, de seguridad social, penal.

Paritarias
–Algunos gremios están hablando de medidas de fuerza por dificultades en las negociaciones. ¿El Gobierno va a intervenir?

–Los ruidos de la paritaria no me preocupan. Son ruidos de algo que tiene que darse. Es la vocación de este gobierno que haya paritarias. Forman parte de la libertad.


–¿Se justifica que se convoque a otro paro general?


–No. Espero que no haya. Espero que se pongan de acuerdo. A lo mejor la mejor vuelta es que las dos partes no se vayan satisfechas totalmente. Si un gremio consigue un porcentaje exagerado, que la patronal se lo está dando, pero esa diferencia impacta en los precios tampoco sirve. El Gobierno no pone límites a las paritarias. ¿Quién se lo pone entonces? La economía se lo pone. No se puede desmadrar y que termine impactando en el resto de los trabajadores.

 

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