DE PERÓN O BRADEN​ A PATRIA O BUITRES

 



por Pablo Chena

Las principales herramientas de dominación que posee el bloque alineado con la globalización son la apropiación y administración de los dólares y el uso del endeudamiento externo como forma política de subordinar lo nacional.
Braden o Peron
En el actual contexto de globalización resulta cada vez más difícil suponer que cada nación pueda ser identificada como un sistema económico relativamente autónomo (ejemplo:

la economía argentina). Esto es así porque al interior de cada nación las sociedades se encuentran  polarizadas en dos grandes grupos sociales con intereses contradictorios.

Uno de esos agrupamientos está identificado con la expresión del capital concentrado global y es liderado por conglomerados transnacionales, las potencias hegemónicas en alianza con las élites locales, bancos privados y organismos multilaterales de crédito. Lo integran sectores sociales diversos

que están estrechamente ligados entre sí por la cultura irradiada desde los países centrales, los intereses económicos que defienden y su identificación con el dólar como única moneda válida. Este bloque

veta sistemáticamente cualquier intento de autonomía nacional dolarizando sus excedentes.

En las antípodas se encuentra el Movimiento Nacional, un espacio que nace como reacción a la exclusión generada a comienzos del siglo XX por el modelo agroexportador y continuada por el neoliberalismo.

Dicho bloque está integrado por los sectores productivos y por los trabajadores que generan y gastan sus excedentes económicos en pesos, en un espacio de acumulación y consumo perteneciente al territorio nacional-regional. Su principal característica es que

reconoce la soberanía del Estado Nación y busca fortalecerlo frente a los poderes de los mercados autorregulados. El liderazgo de este movimiento emerge de las expresiones políticas del movimiento nacional.

En términos económicos, el bloque global propone para los países de la periferia una inserción productiva dependiente tecnológica y financieramente de las grandes potencias, donde los conflictos de intereses se resuelven bajo la órbita de organismos supranacionales que garantizan la jerarquía superior de los intereses de las potencias. En ese contexto, la distribución del ingreso de la población surge como consecuencia de un eventual derrame del sistema. Las principales herramientas de dominación que posee este bloque son la apropiación y administración de los dólares y el uso del endeudamiento externo como forma política de subordinación de lo nacional a lo global.

En contraposición, el Movimiento Nacional asienta su poder de transformación-resistencia en la capacidad movilizadora de las masas trabajadoras y en el Estado Nación como herramienta de cambio social.

Por esa razón reivindica la supremacía de la política por sobre la economía. El eje de la valorización económica es el trabajo y la distribución del ingreso es la variable determinante del crecimiento económico.

Los golpes militares del ’30, ’55, ’66 y ’76, y los golpes de mercado del ’75 y el período 89-90, son una muestra del poder de fuego del capital concentrado. Mientras que movilizaciones populares, como las del 17 de octubre, que logró la liberación de Perón, o la de diciembre de 2001, que hizo renunciar a De la Rúa y a Cavallo para terminar con el neoliberalismo, son una muestra de la fuerza popular.

La llegada de Néstor Kirchner a la presidencia en 2003, con el mandato popular de liberar al país del FMI y renegociar la deuda para poder pagarla con crecimiento, fue continuada por Cristina Kirchner con la estatización de las AFJPs e YPF. En el medio de esta disputa hegemónica el dólar ilegal y la fuga de capitales mostraron el poder de daño del bloque global en la economía nacional. Hoy el enfrentamiento entre ambos proyectos de país se traduce en “Patria o Buitres”, que revive las viejas consignas: “Braden o Perón”, “Endeudamiento o Vivir con lo Nuestro”, “Reconocer Deudas Ficticias o Derechos Sociales”. Apostar en esta encrucijada al fortalecimiento del Ser Nacional y su poder de movilización es crucial para frenar la presión global por convertirnos en un botín del capital financiero.

 Pablo Chena

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Licenciado en Economía. Magister en Dirección de Empresas. Doctor en Economía. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor en las Universidades Nacionales de La Plata y de Lomas de Zamora.

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