INCLUSO EN ESTADOS UNIDOS LA MAYORÍA QUIERE EL FIN DEL BLOQUEO A CUBA

por Emilio Marín

Estados Unidos no solamente viene perdiendo las votaciones en la ONU sobre el bloqueo a Cuba. En el propio imperio son mayoría quienes consideran esa política como anacrónica. Obama ha negociado con los talibanes, pero con Cuba no quiere.


cuba
La política estadounidense de bloqueo total a la isla fue establecida en febrero de 1962; en enero de 1961 había roto sus relaciones diplomáticas. Y el bloqueo absoluto fue precedido de medidas tales como no compra del azúcar cubano, no venta de petróleo, etc. Después se generalizó con la idea de rendir por hambre a quienes se habían atrevido a revivir, victoriosas, las ideas libertarias de José Martí.


El aislamiento total se completaría con la expulsión de Cuba de la OEA en 1962, que al principio sólo México se atrevió a desafiar.
Después, de a poco, otros países se fueron animando a restablecer relaciones. En el caso argentino tal normalización se demoró hasta el 28 de mayo de 1973, inmediatamente después de asumido Héctor J. Cámpora, con su colega cubano Osvaldo Dorticós llegado a Buenos Aires.

Se han cumplido cuarenta años de muy buenas relaciones entre Cuba y Argentina, y esa evolución favorable a la integración latinoamericana es, con más y sus menos, similar entre los 33 miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Queda claro con la constitución de ese espacio regional, que Cuba ya no está aislada; los que están en esa penosa condición son Estados Unidos y Canadá, afuera de la Celac.

Esa correlación de fuerzas entre la isla de la dignidad y su mal vecino se puede apreciar en las votaciones adversas al bloqueo en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desde 1992 hasta la del año pasado en la 68° Asamblea General, la mayoría de los países han exigido que sea levantado el bloqueo. En 2013 la votación arrojó un resultado espectacular: 188 votos a favor de Cuba y 2 en contra (Estados Unidos y su fiel escudero sionista, Israel).

Washington se ha dado el lujo de ignorar esas 22 resoluciones que sintetizan un clamor mundial; no tuvo ninguna sanción, ni siquiera formal.
Con las Naciones Unidas en Nueva York y con Estados Unidos con poder de veto en su Consejo de Seguridad, hecha la ley, hecha la trampa.

Obama un fiasco

En la lista de presidentes que se alternaron en la Casa Blanca hubo en estos 52 años de bloqueo hubo tanto republicanos como demócratas. Los mandatos de George Bush fueron de los más rigurosos. Incluían amenazas ciertas de invasión, luego de las producidas contra Afganistán (2001) e Irak (2003). Por eso la llegada al poder de Barack Obama abrió una esperanza módica en que quizás tal endurecimiento podría revertirse.

Sin embargo Obama fue en cierto sentido peor que el texano, pues su bloqueo provocó más multas a empresas que habían cometido el «delito» de comerciar con la isla.
Tiene el récord de multas de 2.000 millones de dólares, especialmente a bancos que hubieran tenido que ver con ese comercio.

Esa marca quedó chiquita con la última multa contra del banco francés BNP Paribas, al que sancionó con 10.000 millones de dólares con la acusación de supuesta violación del bloqueo a Cuba, Sudán e Irán.

El 3 de junio el canciller francés, Laurent Fabius, calificó esa multa como «injusta, unilateral e irracional». Fabius declaró a la cadena France 2 que la misma podría tener un efecto devastador para la economía francesa. Como se sabe, el PBI galo no atraviesa momento no precisamente de florecimiento.

Para François Hollande, ese gesto muy inamistoso de la administración Obama puede ser un obstáculo en las negociaciones para firmar un tratado de Libre Comercio Trasatlántico, entre Europa y Estados Unidos

La política anticubana del imperio es tan obsesiva y brutal que lo lleva a afectar a la isla e incluso a dañar las relaciones con sus socios europeos.

El más férreo impulsor de esa agresión es la gusanería de Miami, la Fundación Nacional Cubano Americana y otras organizaciones, algunas ligadas al terrorismo como la nombrada
. Ese lobby anticubano cuenta con los senadores Bob Meléndez (demócrata Nueva Yersey) y Marco Rubio, (republicano, La Florida), la representante Ileana Ros-Lehtinen, de la cloaca miamense, y otros. Estos tipos son tan agresivos que incluso después de descubierto el programa ilegal de ZunZuneo de la Usaid, tipo Twitter, y desactivado, Rubio planteó en el Senado: «de modo que mi pregunta sería, ¿cuándo empezamos de nuevo este programa?, ¿qué tenemos que hacer, no solo para abrir este programa, sino para expandirlo?» (Nuevo Herald, 14/4).

Norteamericanos buenos
Vienen aumentando los estadounidenses que se inclinan por mejorar las relaciones con la isla. Sin adelantar opinión sobre las razones políticas de ese cambio, lo miden las encuestas: en enero pasado una del Consejo Atlántico arrojó que el 56 de los norteamericanos quiere cambiar esa política anacrónica y en La Florida ese porcentaje sube al 63 por ciento.

El cronista no cree que un partido castrista esté por ganar las elecciones en ese Estado, ni mucho menos. Sucede que hay muchos cubanos que viven allí porque fueron en busca de trabajo, o porque tenían parientes. Unos y otros quieren poder viajar más seguido a su país o girar dinero sin tantas restricciones. Quieren escuchar y bailar en Miami con Silvio Rodríguez o los Van Van sin tener que penar porque les den vista y les permitan entrar a EE UU antes que fallezcan como Juan Formell.

Otros pueden tener motivaciones más políticas y simpatías por Cuba, sus avances en salud y educación, etc. Algunos que se exiliaron y tenían críticas a su país, puede que -al sufrir en carne propia el capitalismo real-, hayan reflexionado y hoy valoren más lo que tenían.

Entre los norteamericanos sensibles están el director de cine Oliver Stone, el actor Danny Glover, el lingüista Noam Chomsky, el grupo Pastores por la Paz, el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco Cubanos, el Centro de Acción Internacional, los estudiantes y profesionales que en 2011 formaron Occupy Wall Street, la izquierda, etc.

El Comité por los Cinco organizó desde el 4 hasta el 11 de junio la III Jornada Mundial por la libertad de los Cinco, en Washington, con paneles y conferencias. Estuvo el actor Glover, quien elogió la personalidad de Gerardo Hernández, a quien ha visitado varias veces en su prisión. Es uno de los tres cubanos presos desde 1998 y con severas condenas, acusados de «espionaje». En rigor monitoreaban a los círculos terroristas de Miami, que habían provocado muertos en Cuba con atentados con bombas, por ejemplo en hoteles.

El encargado de negocios de Cuba en EE UU, José R. Cabañas, deslizó en ese evento que su gobierno está abierto a negociar este caso y el de Alan Gross, un espía estadounidense condenado por la justicia cubana.

Obama negoció con los talibanes de Afganistán el trueque de su sargento Bowe Bergdahl por cinco presos en Guantánamo, que ya volvieron libres a Qatar.
Con los talibanes intercambia prisioneros. Con Cuba aún no quiere hacerlo.

Negocios y poder
El bloqueo se viene horadando dentro de Estados Unidos por varias razones. La primera y fundamental es que no ha logrado resultados en más de medio siglo de aplicación.

Cuba está de pie, pese a todo. Está buscando perfeccionar su socialismo y ha abierto su economía al capital extranjero, manteniendo lo esencial de sus medios de producción en manos del estado. En marzo pasado aprobó su ley de inversiones extranjeras Nº° 118. Al calor de ésta ya se inauguró una parte de la Zona Económica Especial de Mariel, un puerto de grandes contenedores. La inversión mayor fue de Brasil. Otra novedad fue que la canadiense Sherritt negoció la prórroga hasta 2028 de su concesión para la búsqueda de petróleo, a medias con la estatal Cupet.

¿Se van a quedar las empresas norteamericanas fuera de estas oportunidades de negocios?
El 28 de mayo estuvo en La Habana el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas J. Donohue, con otros directivos de esa entidad. Dio una conferencia en la Universidad y fue recibido por el presidente Raúl Castro.

«Hay muy buenos negocios en los que se pudiera invertir»,
aseguró. Sobre el Puerto del Mariel, opinó que «podría convertirse en el principal centro comercial para la región del Caribe» y destacó la importancia para los empresarios foráneos de la Ley de Inversión Extranjera. Donohue no es un luchador antiimperialista. Es un pope empresario en busca de negocios pero por eso puede ser decisivo para darle un golpe final al bloqueo.

El Nuevo Herald de Miami publicó extractos de un nuevo libro de Hillary Clinton, donde se lee: «desde 1960, EE. UU. había mantenido un embargo contra la isla con la esperanza de sacar a Castro del poder, pero sólo logró darle alguien a quien culpar por los problemas económicos de Cuba».

Ella no habla de bloqueo sino de «embargo». Y no dice que fuera criminal sino que habría favorecido al gobierno cubano para disimular sus problemas. Más allá de la falsedad de la señora Clinton, es positivo que opine en contra del bloqueo. Ella está anotada entre los presidenciables para 2016. Y no quiere lidiar con la mayoría de los países latinoamericanos por el tema Cuba, como le ocurre a Obama: en la reunión de cancilleres de la OEA en Paraguay, muchos advirtieron que -si se excluye a la isla de la Cumbre de las Américas de Panamá en 2015- ellos no concurrirán.

La Arena

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