LA VIABILIDAD DE UN SISTEMA DE COMUNICACIÓN NO COMERCIAL EN ARGENTINA

 



Por Nahúm Mirad (Coordinador Usina de Medios)
Luego de aprobada la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que introduce la perspectiva de garantizar derechos a las organizaciones cuyo principal objeto no es el de comerciar, aparece en agenda el tema de cómo hacer viables este tipo de medios.

“Los problemas no se pueden solucionar al mismo nivel de conciencia con el que fueron creados”.
Albert Eisteinlogo_usina“Inventamos o erramos”
Simón Rodríguez

“(Una de las causas que llevan a una crisis de hegemonía es que) vastas masas pasaron de golpe de la pasividad política a una cierta actividad y plantearon reivindicaciones que en su caótico conjunto constituyen una revolución”.
Antonio Gramsci

Luego de aprobada la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que introduce la perspectiva de garantizar derechos a las organizaciones cuyo principal objeto no es el de comerciar, aparece en agenda el tema de cómo hacer viables este tipo de medios.

Las organizaciones llamadas sin fines de lucro son el gran espacio a desarrollar cuando se piensa en un esquema de comunicación desconcentrado, que promueva nuevas voces, la diversidad y el empoderamiento de la ciudadanía y la comunidad. Este sector, como emergente histórico en el marco de un modelo que con sus políticas públicas le “da margen para existir y desarrollarse”, es quien tiene la llave para cambiar un sistema concentrado, en buena parte extranjerizado, enfocado en gran medida a ser una “herramienta de lobby” empresario, que en distintas etapa y de acuerdo a sus intereses, apoya o defenestra gobiernos.

En rigor, las llamadas organizaciones “sin fines de lucro” deben conceptualizarse como “no orientadas al lucro”, ya que en este amplio horizonte aparecen organizaciones que sí se relacionan y muy exitosamente con el mundo comercial, aunque con el concepto de “renta necesaria” para perseguir sus fines basados en principios y valores comunitarios (como lo son las cooperativas y mutuales). Pensar el conjunto de organizaciones sociales como ajenas al mercado, es declinar la disputa principal de toda sociedad de la cual el sistema de medios es otro escenario: la creación y distribución del excedente económico. Si el sector cuyo principal fin es el desarrollo comunitario, no el beneficio privado, se sale de la discusión social por el excedente y su justicia distributiva, habrá perdido cualquier batalla antes de empezarla.

La pregunta que aparece entonces es ni mas ni menos: ¿Cómo generar poder suficiente para disputar la “renta”, desde espacios marginados por años, en muchos casos sin capacidad tecnológica, de inversión, con escasa capacidad gerencial y, hay que decirlo, sin unidad de concepción?

Empecemos por el final: la “unidad de concepción”.

La sustentabilidad o sostenibilidad son dos conceptos que parecen similares, pero implican dos perspectivas diferentes. Lo que se sostiene implica una interrelación entre un sistema “externo” que apoya, apuntala o mantiene una cosa. Mientras que lo que se sustenta, implica que tiene desarrollada las condiciones estructurales y de funcionamiento que permite por sí mismo su mantenimiento, vale decir, es capaz de autovalerse.

La diferencia no es menor y, en gran medida, separa dos visiones y filosofías que conviven en el seno del llamado sector no comercial.

Mientras organizaciones como las cooperativas y mutuales llevan entre sus principios y valores el horizonte de la autogestión y la autonomía, otras formas organizativas no incorporan en su lógica estos principios. En el primer caso no hablamos de sistemas “aislados” o que no necesitan ningún tipo de apoyo, sustento o acompañamiento. Pero el mismo nunca se piensa de manera permanente y siempre se lo incorpora a la planificación a la manera de alianza, integración y/o articulación. La clave aquí es desarrollar las propias posibilidades para “sostenerse”. Sin esta lógica de articular de “abajo para arriba”, la incorporación de ese factor social de reserva que se mueve en el participe y protagonista de un cambio de status quo, es decir en un factor de cambio, encuentra claros límites.

Desde la el modelo desconcentrado implícito en la Economía Solidaria no planteamos ser un apéndice del Estado, planteamos la construcción de poder para definir como sector Políticas de Estado, porque queremos ser parte de las alianzas que conducen los destinos del conjunto, tal cual hemos avanzado en estos últimos años.

Entonces, si la base de la filosofía de la economía solidaria no es “el sostenimiento”, sino la “sustentación”: ¿Cómo se encara el desafío de desarrollar un sistema de medios de comunicación, lo que exige ser capaces de “competir” en un entorno complejo y de “grandes jugadores”?

A grandes rasgos planteamos que la base de hacer posible en la práctica lo que necesitamos que sea posible en los términos de la política es nuestra capacidad de construir el poder necesario para llevarlo a cabo. Y el poder (que es poder hacer) se construye, en el marco de la economía solidaria, de una sola manera: integrándonos.
Integrándonos a nivel local/regional. Integrándonos por ramas y tipos de actividades de comunicación. Integrándonos en redes multiplataforma. Integrándonos en organizaciones nacionales y redes latinoamericanas. Integrándonos más allá del formato jurídico, la identidad ideológica o la profesionalidad. Cada salto de integración genera un nuevo ámbito desde donde mejorar la totalidad de los aspectos y ganar en cantidad y calidad.

Sólo desde la miradas de redes de base asociativa se puede pensar en proyectos comunicacionales de la economía solidaria no sólo viables, sino competitivos, capaces de llevar servicios de calidad a los territorios de influencia, disputando la preferencia de los públicos a escala local, regional y nacional.

Trascender el modelo empresario basado en el lucro del capital, implica que primero hay que encontrar, desarrollar, hacer viables y “culturalmente elegibles” alternativas a lo que se quiere cambiar.

De ese “poder hacer,” porque construimos la escala (que nunca es basada en la concentración sino en la conformación de redes organizativas distribuidas), emerge la posibilidad de hacer posible lo necesario: innovar, agregar valor, proponer alternativas, cambiar mapas y matrices productivas y de consumo, etc.

No es sólo para el caso de medios de comunicación. Las empresas de la economía solidaria, en un entorno capitalista y cada vez más de competencia globalizada, plantean desde el vamos un desafío de innovación organizacional. Al incorporar la dimensión social, participativa, basada en principios y valores, a la gestión económica, se está encarando el problema de la creación de trabajo, de riquezas, desde una lógica diferente al modelo empresario hegemónico basado en la preeminencia del factor capital.

Luego, para sobrevivir e incluso desarrollarse y consolidarse, las empresas de la economía solidaria deben agregar valor a sus productos y servicios de manera innovadora. La autogestión, la democracia de su forma de desarrollo empresarial plantea otro gran desafío de creatividad e incorporación de prácticas que no son las “habituales” en un tipo de sociedad que nos educa o para ser dueños de empresas o empleados.

El modelo empresario solidario con su lógica de escalabilidad vía la integración asociativa,permite hacer economía de recursos, resolver problemas en el orden material gestionando precios y costos, a la vez que su gestión participativa introduce al seno de las organizaciones las expectativas y demandas comunitarias, incorporando de manera innata la construcción de valor social en su actividad.

Este modelo asociativo es el que se viene impulsando desde el cooperativismo y mutualismo argentino apoyado (no sostenido) por el Estado Nacional, con su Programa Usina de Medios, para avanzar con la conformación de un nuevo mapa de comunicación en nuestro país.
Al igual que como se hizo y hace, con mucho éxito, en el ámbito de los servicios públicos, el agro, servicios de seguro, etc.

Algunos de los proyectos que se encararán en 2014 desde el Programa Usina de Medios:

La conformación de una mutual que preste distintos tipos de servicios a personas (los clásicos de una mutual, como de salud, farmacia, asistencia a distinto nivel), a profesionales (asesoramiento profesional, capacitación, acompañamiento en proyectos y a organizaciones de medios de comunicación (gestión comercial, gestión de proyectos, capacitación, etc). Esta mutual está dirigida por representantes de cada una de las redes de medios y comunicadores que trabajan en el marco del Programa Usina de Medios y tiene como fin central acompañar el desarrollo de la comunicación solidaria, asistiendo con servicios y acompañamiento a profesionales, emprendedores, organizaciones y redes.

– Realización de más de 100 encuentros en todo el país, llamados Foros de Comunicación Solidaria, donde se expondrán las principales políticas públicas y del sector de la Economía Solidaria en relación al desarrollo de medios de comunicación, se trabajará sobre casos y en una tercera etapa se debatirán posibles cursos de acción para fortalecer los entramados locales y nacionales de medios y comunicadores de la economía solidaria.

– Armado de una plataforma de capacitación a distancia, basada en producciones audiovisuales, para difundir temáticas que hacen al interés de medios y profesionales de la comunicación vinculados a las organizaciones solidarias. Siempre bajo el precepto de difundir casos de integración y transferir capacidades a quienes trabajan en el espacio de la comunicación.

Esto se complementa con diferentes cursos, entre ellos la Diplomatura de Comunicación Organizacional, que desde 2013 se dicta en Cooperar.

Nahúm Mirad  Coordinador Usina de Medios

 

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