NEOLIBERALISMO AL ACECHO

 

 

 

Por Silvia Torres

Grandes empresarios agrupados en varias asociaciones emitieron un documento en el que reivindican los instrumentos económicos del neoliberalismo, cuya restauración esperan del gobierno que habrá de asumir en diciembre del 2015. En la historia argentina, nunca habían llegado tan lejos.

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Empresarios reunidos bajo el rimbombante nombre de Foro de Convergencia Empresarial emitieron hace unos días el documento Bases para la formulación de políticas de Estado en el que reivindican los instrumentos propios del neoliberalismo y cuya aplicación por parte del gobierno que asumirá en diciembre del 2015 se torna en mucho más que una sugerencia: Las consideran medidas imprescindibles que habrán de contener los males que aquejan al país, como la inflación y provocará la creación de riqueza que habrá de “derramarse” sobre toda la sociedad.

 

Sostienen que el rol indelegable para crearvalorlo tiene el capital y no el trabajo y que, además, el Estado debe olvidar toda iniciativa empresaria –como por ejemplo la reestatización de YPF o la recuperación de Aerolíneas Argentinas-, así como también exigen una “fuerte reducción de la elevada presión tributaria” y se encare una “reforma tributaria y fiscal” en todos los niveles del Estado que elimine “impuestos y otros gravámenes distorsivos y tipos de cambios diferenciales”, incluidas las retenciones a las exportaciones de granos y la total liberación de las importaciones. Reclaman que se respete la propiedad privada y el ámbito propio de las empresas privadas, que tiene una condición natural: la búsqueda de beneficios económicos.

 

Los empresarios no dudan en equiparar el proyecto del establishment con el proyecto común, como si los intereses entre ambos coincidieran ciento por ciento, sin conflictos ni pujas de ninguna índole, en una clara actitud hegemónica y retratando un mundo casi paradisíaco, de allí que, como Foro, se proponen aportar “políticas de Estado” que puedan ser implementadas por cualquiera de las fuerzas políticas que gobierne el país. Sostienen que son medidas vigentes en infinitos países del mundo con “éxito” notable, que eluden el excesivo “gasto público y la emisión monetaria” causante de la inflación de dos dígitos y, bajo este discurso cuasi bucólico ocultan que, excepto Alemania, los países que aplican esas políticas tienen desocupación alarmante y viven un proceso de franca destrucción de sus proverbial “estado de bienestar”. Mientras otros, como muchos de los vecinos de América Latina, no tienen la puja que ha sido proverbial en la Argentina desde la aplicación de políticas distributivas (gobiernos peronistas), porque tienen niveles salariales mucho más bajos  y, por ende, tampoco el desarrollo industrial, científico y tecnológico, a excepción del Brasil, que suple los menores salarios con la cantidad varias veces mayor de trabajadores y de población en general que sostiene su gigantesco mercado interno, entre otras diferencias que no vienen al caso señalar en esta nota.

 

La puja distributiva en el país es de tal magnitud que se manifiesta en que el 40 % del ingreso nacional se concentraba en el 10 % de población más rica, mientras que, en los últimos 10 años, descendió a 30 %. Es decir, que esos diez puntos de diferencia pasaron a manos del 90 % de la población que, por ello, pasó a los sectores más pobres y a la clase media, vía asignación universal, jubilaciones, Progresar, Procrear, etc. etcétera.

 

El Foro -integrado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina, la Asociación de Bancos Privados, la Asociación Empresaria Argentina (liderada por el grupo Clarín y que agrupa a las empresas con más alta facturación en el país), la Sociedad Rural, la CRA, la Federación Agraria, la Bolsa de Comercio, la Cámara de Importadores y algunas pocas más-, a través de sus Bases, impactó sobre dirigentes opositores. Binner dijo que de ser electo presidente su primera medida sería ajustar el gasto público para frenar la inflación; Massa, acaba de presentar un proyecto de ley para eliminar las retenciones al trigo y a otros cereales; Macri, explicita su predilección por ambas medidas y volver a privatizar YPF y AA; Sanz y Carrió adoran ofrecer la reducción de impuestos y de las retenciones, para achicar el “gigantesco poder creado por Cristina desde el Estado”, y evitar así que “se meta en todo”.

 

Delante de interlocutores que no les exigen demasiadas explicaciones en torno de los efectos y consecuencias de estas medidas sobre la vida del pueblo argentino, la oposición política y el establishment se regodean soñando volver al país con alta concentración de sus ya concentradas riquezas y millones de pobres implorando por un trabajo mal pago o deambulando sobre los tachos de basura.

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