por David Sendra Domènech
Como nos tiene acostumbrada la estrategia política internacional, lo que acontece numerosas veces no es exactamente lo que se cree que acontece. Cuando cubrí los conflictos del Sahel, acabé por entender que Al-Qaedadel Magreb Islámico (AQIM), que se apropió del nombre Al-Qaeda para aumentar su eco internacional, era un simple grupo de delincuentes y contrabandistas que, en gran parte, viven del contrabando de tabaco y el tráfico de drogas. El Sahel es el lugar perfecto; un vasto desierto con fronteras porosas y aduanas dentro de ciudades y casi sin carreteras. Mover los cargamentos es sencillo y desde ahí a Europa, vía Argelia especialmente, es un camino sin molestias. Se trafica con casi todo, pero el tabaco es la estrella, tanto es así que ya existe la Ruta Marlboro.
El Sahel controlada por Al Qaeda
Siempre se le ha restado relevancia al contrabando de tabaco porque, se lo considera poco peligroso (a fin de cuentas, no se trafica con armas o personas), y ese es el problema, no comprender lo que implica y sus consecuencias. El contrabando de tabaco hacia Europa desde el Sahel ha sido y sigue siendo un enorme dolor de cabeza para los gobiernos que, cada año, pierden 30 mil millones de euros en ingresos fiscales. Irónicamente, tanto en Europa como en EEUU los elevados impuestos sobre el tabaco crean un espacio para el contrabando que, además, tiene éxito porque aprovecha las enormes diferencias de precio en las cajetillas entre uno y otro lugar. El contrabando de cigarrillos originales, que se calcula en unos 80 mil millones de euros al año, ya sirve para financiar las actividades de los sindicatos del crimen organizado y a toda una serie de grupos terroristas y señores de la guerra en todo el mundo. Y ese es el otro peligro grave del tabaco.
Se sabe que un tercio de la producción anual de cigarrillos desaparece, nada misteriosamente, en el tránsito hacia el país de destino. El tabaco llega a algunos puertos francos como tránsito y algunas cargas se “pierden”, la mayoría ya etiquetadas para el país de destino al que llegarán como contrabando. Es un contrabando que llega preparado, por tanto es fácil y seguro, y se aprovecha de la laxitud de los controles en ciertos países. Las cargas ocupan poco espacio y desaparecen fácilmente. Los perros no las detectan y las condenas por contrabando de tabaco son leves.
Es un negocio subterráneo que mueve más de 600 millones de cigarrillos al año y que va de la mano de los actores más violentos del planeta. El contrabando de tabaco ayuda a financiar, directa o indirectamente, a los talibanes, a Hezbolá, a la mafia siciliana, a los grupos que se autodenominan Al-Qaeda, a las FARC y, en general, a todos y cada uno de los grupos terroristas y organizaciones del crimen organizado, ayuda a corromper gobiernos e instituciones y, como consecuencia, está directamente implicado en guerras y asesinatos.
Tras intensas investigaciones se descubrieron vínculos entre las tabaqueras y las redes criminales para introducir sus cigarrillos en el mercado negro. Por supuesto ellas siempre lo han negado, pero la UE demandó a Philip Morris International por practicar e incentivar el contrabando. La demanda fue retirada en 2004, después de que la empresa aceptara pagar 1.000 millones de euros durante doce años. En años posteriores, la UE alcanzó un acuerdo similar con JapanTobacco International, con BritishAmerican Tobaccoy con Imperial Tobacco. Pero, como es fácil de deducir, no ha servido para ofrecer más transparencia en el sector y el contrabando continúa y se reinventa con nuevos protagonistas, rutas y técnicas.
Ahora los cigarrillos originales, continúan llegando a Europa y EEUU a través de rutas alternativas o, simplemente, se derivan a puertos de baja tributación como Dubai o Panamá y luego se contrabandean hacia países con impuestos más elevados. Es cierto que las tabaqueras han aumentado el presupuesto para luchar contra el contrabando ilegal, pero su preocupación está en el mercado que pierden con los cigarrillos falsificados, más que con el contrabando de cigarrillos originales del que siguenlucrándose.
Millones de cigarrillos falsificados en fábricas clandestinas, localizadas en países débiles, altamente corruptos y con nulo control. Las rutas de distribución son difíciles de rastrear y muy numerosas. Las personas implicadas se cuentan por miles. China es la estrella de los fabricantes de cigarrillo falsificado, e introduce el producto en el continente americano y europeo en cargamentos de navío, muchas veces a través de Dubai y Panamá, oculto como juguetes o perfumes o ropa. Paraguay es otro gran productor y sus cigarrillos falsificados se destinan mayormente al mercado brasileños y argentino y, a través de los puertos argentinos y uruguayos se dirige a Europa y a EEUU. Además de esos dos países, las fábricas clandestinas se encuentran especialmente en Rusia, Pakistán, la Europa del Este y el Norte de África. Si el cigarrillo original ya se reconoce que no tiene nada de positivo, de los falsificados se sabe que están elaborados con serrín y altos niveles de nicotina para generar mayor adición, e incluso se llega a utilizar metal como el cadmio o pesticidas, arsénico, veneno para ratas y hasta heces humanas.
El contrabando es un aliado de las políticas comerciales de la empresa. Ellos no pierden, cobran igual, pero consiguen bajar el precio medio del tabaco en el mercado, eluden restricciones de edad e impuestos y ganan cuota de mercado, aumentando el número de adictos. Desde que se equiparó tabaco con problemas de salud, el precio de los cigarrillos se ha encarecido y se han lanzado campañas agresivas de sensibilización para disuadir al consumidor. Pero el tabaco genera adicción. A mayor contrabando, menor precio medio de la caja de tabaco. El tabaco contrabandeado llega a todos fácilmente, también a los menores y llega incluso a países donde esas marcas quizás no son legales. Hoy por hoy el monopolio de producción es deEEUU. El tabaco europeo es marginal.
La UE ansia crear una política que permita supervisar y poner bajo control la producción y distribución, capaz de identificar todos los productos. La idea es interesante pero, como suele pasar cuando hay que implicar a todos para lograr el éxito, la propuesta se olvidará en algún cajón y la financiación del terrorismo a través del contrabando de cigarrillos continuará. Los grupos violentos se financian y generan más violencia, más conflictos, más guerras.
Que el tabaco es pésimo para la salud, ya lo sabe todo el mundo. Que los gobiernos sabiéndolo, lo permiten y se lucran con esa droga y la adicción que genera, también se sabe. Pero ahora, da para entender que fumar no sólo perjudica la propia salud y la del fumador pasivo (se calcula que mil millones de personas morirán por el consumo de tabaco en el siglo XXI), también la de muchos otros inocentes en todo el mundo que, quizás, ni saben lo que es el tabaco ni lo que implica.
David Sendra Domènech – Periodista y analista de internacional, especializado en zonas en conflicto (corresponsal de guerra), además de investigador y activista defensor de los derechos humanos de las mujeres y niñas.
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