INFORME

 
Por Silvia Torres

El feriado de Carnaval volvió a volcar a miles por las rutas turísticas argentinas y sirvió para que medios analicen el informe anual de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ante el Parlamento. 

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Algún opositor dijo “habló más del pasado y poco del futuro”, para referirse al informe anual de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugurando el 132° período de sesiones del Parlamento nacional. Despistado, el hombre, olvidó o desconoció que la presencia de un mandatario en ese preciso lugar todos los años es para informar sobre la tarea desplegada en el último año de su gestión.

 

En una exposición que duró 2 horas 45 minutos, la Presidenta desgranó datos, cifras y hechos, que exigieron la elaboración de un texto impreso y un compacto que fue distribuido entre los parlamentarios. Algo así como tarea para el hogar. También se puede encontrar su exposición en la página web de la Casa Rosada.

 

Cristina repasó con cierto énfasis o muy a vuelo de pájaro la tarea realizada. En el primer caso, colocó el crecimiento económico con inclusión –y para ello usó datos provistos por organismos internacionales, fuera de toda sospecha de alguna adhesión al kirchnerismo-, como el período más extenso que vivieron los argentinos a lo largo de su historia ya que, y muy a pesar de los agoreros,el 2013 volvió a registrar un crecimiento de más de 4 % sustentado en el consumo popular, la venta de automóviles nuevos y usados, de motos, de cemento en bolsas, del turismo interno e internacional. Puntualizó sobre la actividad agropecuaria básica y con valor agregado que alcanza a producir alimentos para 400 millones de personas y el sostenido desarrollo de la actividad industrial que junto con la obra pública y la construcción en general permitió la creación de 6 millones de puestos de trabajo.

 

La mandataria destacó la existencia de 37 meses con descenso de la desocupación y que el trabajo legal y registrado fue el elemento fundamental para pulverizar la pobreza y no los planes sociales, con su fuerte impacto en el consumo lo que, sumado al Procrear, por ejemplo, convirtió al 2013 en el año en el cual se registraron varios récord de consumo: de cemento en bolsas, de acero, de aluminio, de aire acondicionados, entre otros.

 

La reforma del Banco Central lo convirtió en garantía del crecimiento. Además de proveer los recursos para enfrentar los vencimientos de deuda externa, se financió con créditos a 50 mil empresas, de las cuales 90 % fueron PYMES, lo cual aportó para el crecimiento del 106,4 por ciento PBI industrial, el más alto del continente. Para proteger este crecimiento se tomaron medidas sobre el control de las importaciones, para enfrentar la guerra de monedas y la guerra comercial que crean los países del Norte, para que la crisis de sus economías sea pagada por los países emergentes.

 

Sin dudas que la joya de la gestión fue la expropiación de YPF y la culminación de las negociaciones en torno al precio de sus acciones expropiadas, que abren las puertas a las inversiones, algunas de las cuales ya impactaron en el crecimiento de la producción de crudo y gas y que comprenden, entre otras cosas, 2.600 millones de pesos en la destilería de Mendoza.

 

Las apelaciones de la Presidenta estuvieron dirigidas a los empresarios, jueces y maestros. A los primeros, les pidió “no matar la gallina de los huevos de oro” –y con ello está todo dicho-. Lamentó la declaración de la inconstitucionalidad del control popular sobre el Consejo de la Magistratura y reclamó mayor compromiso de jueces en los hechos delictivos y problemáticos que aquejan a la sociedad y, a los docentes, cuyas paritarias ponen en vilo el inicio de las clases todos los años, los instó a analizar propuestas para sanar el escandaloso ausentismo que se registra en la actividad, así como también atender al gran desafío que implica lograr calidad educativa.

 

Entre los anuncios, Cristina señaló algunas líneas del año parlamentario: Reforma de algunos códigos y sanción de leyes que atiendan la defensa de los consumidores. Y obviamente, continuar con el desafío de construir un “capitalismo nacional”, profundizar las líneas de acción para continuar con el proceso de industrialización y creación de nuevas fuentes de trabajo para, finalmente, señalar que el Estado debe actuar como “el reparador de las diferencias” que hieren la piel social de la Nación.

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