LA COMUNICACIÓN Y LOS ESPEJOS



Por Conrado Yasenza


Estas líneas surgen de la pregunta inicial que me hiciera una amiga sobre la entrevista a la Presidente realizada por el periodista Hernán Brienza. Está muy bien retomar la idea de la Presidente en un mano a mano conversacional y en el marco de una entrevista.bRIENZA Y cfk

Pero hay un dato algo preocupante y que no es otro que el de la Comunicación Gubernamental. Se ha dicho y escrito mucho sobre la manera, las formas, los espacios, los tiempos que el Gobierno ha elegido para comunicar medidas de importancia. Se ha discutido la Cadena Nacional, la abundancia de anuncios en simultáneo y vía teleconferencia; sobre la utilización del espacio de publicidad durante los partidos de fútbol en los que se comunican las realizaciones del Gobierno Nacional. Pero creo que el problema va un poco más allá y tiene que ver con que siempre es la Presidente quien está sobrexpuesta ante la debilidad de otras figuras, otros cuadros políticos, digamos “anchos de basto” que aborden la comunicación de decisiones políticas en tiempos de exasperada coyuntura política. Sumemos a este dato que no es ya suficiente el interesante espacio generado por 6,7,8 en el cual, con mayor o menor grado de profundidad, con más o menos cintura para el disenso, atento a replicar cotidianamente la agenda que impone a diario el discurso dominante de los medios consolidados ya como un partido político en las sombras, se intenta comunicar desde atrás o digamos a través de un efecto espejo de contestación. Es decir, se trataría de no elevar el piso de la discusión sino subir el techo.

Pero volvamos a la entrevista. Con la probada capacidad argumentativa, oratoria y de respuesta que posee Cristina Fernández, ¿no es deseable y estratégicamente necesario que la Presidente conceda (feo término, no hallo otro ahora) entrevistas a periodistas que no sean los que adscriben con firmeza al proyecto político iniciado en 2003? ¿No es una posibilidad interesante la de proponer, tomar la iniciativa de realizar alguna entrevista con otros periodistas como por ejemplo Marcelo Zlotowiazda o Reynaldo Sietecase? Y que quede claro un punto central: No se sugiere desde aquí una entrega de la figura presidencial a los medios hegemónicos porque todos sabemos que allí no existe intención ni posibilidad de periodismo ni actividad u oficio que se le parezca. Allí imperan intencionalidades, operaciones políticas, intervenciones político-comunicacionales que persiguen la desestabilización como principio estratégico ante Gobiernos que no se someten, o que lo hayan intentado al menos, a sus complejos diseños de negocios y climas de gobernabilidad que los apuntalen. No viene mal recordar la contundente definición del histórico dirigente radical, César Jaroslavsky:“Clarín ataca como partido político y se defiende con la libertad de prensa” Repito, no hablo de los medios con discurso dominante. Si planteo la posibilidad de algunos periodistas que no están fervientemente alineados en la esfera anti-K y con los que podría intentarse esa posibilidad de expansión, visibilización, de ideas y propuestas que llegan con certeza sólo a quienes apoyamos el proyecto mediante una suerte de “circuito cerrado comunicacional” que se sostiene todavía en la lógica mencionada antes: la reacción como efecto espejo ante los embates cotidianos de órganos políticos como Clarín, La Nación y su hermano menor Perfil (aunque con poder de daño y mayor margen para difundir las preocupaciones de quienes integraban el “círculo rojo” y sienten que han sido abandonados momentáneamente).

Cerrarse en lo que torpemente se puede definir como medios que presentan un mayor o menor grado de observancia crítica al Gobierno, no es un acto político muy aconsejable sobre todo si se cree en un proyecto que impulse esa construcción política que devino en el 54% en las elecciones presidenciales de 2011. Y para ello no alcanza con los convencidos. La apertura hacia núcleos comunicacionales que podrán gustar más o menos, pero que apuntan y llegan a un sector de la población que oscila en sus opiniones y elecciones políticas, puede ser una estrategia comunicacional atendible porque es allí a donde también se debe dirigir el mensaje. De hecho observamos, ante lo brutal del discurso mediático dominante, las fisuras, las críticas y el reconocimiento de esa situación abismal en donde se plantea que todo lo realizado por el Gobierno está mal y estará peor. Intentar la apertura del hasta ahora reducido abanico periodístico de tono “amigable”, puede ser considerado estratégico desde el punto de vista político-comunicacional y como un intento de establecer una agenda propia que no corra detrás del titular que siempre encuentra el modo de presentar cualquier hecho o medida como negativa. O detrás de denuncias sin sustento, espectacularizadas, que se desvanecen luego en sede judicial.   Esas entrevistas permitirían, supone quien escribe, que la palabra de la Presidente llegue a ese sector de la población que no es férreamente anti- K, y en el intercambio con los periodistas que nombro u otros, la Presidente podría exponer ideas, argumentos y políticas ante otras audiencias que se caracterizan por ese movimiento oscilante frente a la política, un sector que en democracia expresa sus acercamientos y distancias votando. Sólo con los convencidos, no alcanza; es necesario persuadir y convencer con ideas y argumentos a aquellos que han apoyado algunas medidas de gobierno pero se han distanciado. Salvo que se adopte como estrategia la postura de “consolidar para avanzar”.

Ese, cree humildemente el autor de estos párrafos, es el desafío actual. Siempre viene a la memoria de este periodista el gesto de dignidad política que representa Horacio González concurriendo a ese set televisivo siempre hostil y apurado que representa TN. Debiera ser tomado en cuenta frente a la abstrusa concurrencia del candidato a primer diputado nacional a los almuerzos o cenas de la señora de la televisión argentina para tratar de explicar cómo se intenta seducir tomando la agenda del adversario político.

¿La hora de los bifes?

Admitamos de una vez que luego de las PASO, el adversario político le ha impuesto la agenda al Kirchnerismo, por lo menos en lo relacionado al tratamiento del tema seguridad. Los hechos así lo demuestran:

1) Declaraciones de Martín Insaurralde sobre la baja a 14 años en la edad de imputabilidad o punibilidad de los menores. Luego, y ante tamaña torpeza, se maquilló el traspié del candidato con una confusa explicación del envío al Congreso de una nueva legislación sobre minoridad. El daño ya estaba hecho: Criminalizar, nuevamente, a los sectores más desprotegidos de la sociedad.

2) La designación del Sheriff Granados como Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires.
 ¿Será este el resultado de ese cónclave convocado por Scioli, a una semana de las PASO para evitar la dispersión de la tropa de los intendentes del conurbano, aún leales?

Ya conocíamos las declaraciones del antiguo matarife sobre la guerra contra la delincuencia, que es “a matar o morir”, cuando fue víctima de un supuesto robo – su hermana deslizó que se podría tratar de un ajuste de cuentas por negociados inconfesables – ; también de su jactancia portadora de una 38 especial con la que repelió el ataque de los “malvivientes”, y de la creación de las cuadrículas de patrullaje conducidas por ex miembros de las Fuerzas Armadas y con agentes exonerados o retirados. También recordamos la creación de los escuadrones de la muerte en Ezeiza, pedidos por los «comerciantes» de la zona, que entre otros casos aberrantes y que reproducen los años del terror total en la Argentina, produjo el degüello en una tosquera del adolescente Diego Peralta. Pero en su asunción amplió y ratificó: «vamos a los bifes contra la delincuencia» y prometió 100.000 nuevos policías junto a los gendarmes que, manifestó, llegaron para quedarse, contradiciendo la propuesta oficial de su permanencia hasta fin de año.

Lo siguió el intendente de Tres de Febrero, el ex boxeador y dirigente de la OUM, Hugo Curto, que durante 18 horas, con chaleco antibalas y custodiado por dos «agentes» que de sólo ver las fotos publicadas por él mismo, realmente dan miedo, salió a cazar «chorros» (léase «pibes chorros»). Curto también expresó que en todo hogar argentino hay un arma para defenderse de los delincuentes. Otra enunciación que entra en contradicción, choca directamente, con los planes oficiales como el de Desarme.

3) Estos datos de la coyuntura ejemplifican el modo espasmódico con el que ha respondido parte del Kirchnerismo ante el resultado en las PASO, contestación histérica que se sustenta en la supuesta pérdida de votos como producto de la desatención del problema de seguridad. Dato cuestionable. Campo siempre fértil para el eterno retorno de la mano dura, el afianzamiento de la autogobernabilidad de las policías y la estigmatización sobre quienes el Estado tiene una total responsabilidad en su cuidado e inclusión, los menores, no en la realización del sueño fascista de transformarlos en el estereotipo del mal absoluto.

Insistir con aclaraciones y defensas burdas que banalizan la muerte y la violación al derecho a la vida parece ser, hasta ahora, el único reflejo de reacción. Si hay que debatir un nuevo régimen penal juvenil que suplante el decreto que instauró el Régimen Penal de la Minoridad impuesto por la dictadura genocida, debe hacerse con absoluto profesionalismo, con discusión, profundidad, seriedad y no en tiempos de campaña electoral. Este hecho, estas declaraciones, las designaciones mencionadas constituyen una señal de alarma en la reacción que el Kirchnerismo ha tenido ante una derrota electoral, que ni siquiera se ha consolidado como una interna abierta. Estas manifestaciones no se condicen con lo mejor del Kirchnerismo, con sus postulados de inclusión y protección de los más vulnerables; de vigencia y valorización como doctrina política de los derechos humanos en su aplicación total.

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– Conrado Yasenza es Periodista. Dtor. de La Tecl@  Eñe, Revista Digital de Cultura y Política
 
 

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