LA QUINUA, EL EJE DE LA INTERCULTURALIDAD

 

Por Washington  Benalcázar

Limai (en chino), juira (en aymara), jupa (en quechua), le quinoa (en francés). No importa el nombre con el que se conoce a la quinua en el mundo. La fama de este superalimento originario de los Andes congrega a 800 personas en la capital de Imbabura. Se trata de productores, investigadores, industriales y consumidores de rincones tan distintos como Eslovenia, Marruecos, Bolivia, Estados Unidos, Bélgica, entre otros, que participan en el IV Congreso Mundial de la Quinua. LA QUINUA, EL EJE DE LA INTERCULTURALIDAD

Manal Mhada, por ejemplo, llegó desde África. Esta investigadora del Instituto de Agronomía y Medicina Veterinaria Jassan II de Marruecos conoció a este alimento hace dos años. Ayer estaba feliz recorriendo las plantaciones de la hacienda Santa Mónica, perteneciente a la Universidad Técnica del Norte (UTN), junto a otros invitados. En inglés y francés, Mhada explicaba que la quinua llegó a su país hace 13 años y que hoy existen 15 hectáreas, en donde se experimenta con esta planta. A pesar de que no se podía comunicar con las indígenas bolivianas Magdalena Lázaro y Celia Alcaine, que arribaron desde La Paz, se saludaban alzando la mano. «Este grano siempre ha estado en la mesa de los campesinos bolivianos. Pero a raíz de que se declaró al 2013, como el Año Internacional de la Quinua, se popularizó entre la clase media», aclara Alcaine. Su compañera arrancó unas hojas del arbusto y se las llevó a la boca. «Esto se come crudo. Aquí también está el alimento», señalaba Lázaro, quien, al igual que su compatriota, lucía un colorido vestido color rojo y un sombrero de copa alta, típico del altiplano.
 Técnicos del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias dictaban charlas sobre la quinua, el amaranto y el ataco delante de sembradíos y frente a un ejército de invitados de 20 países. En un español con acento chileno, Jurka Lesjak, de Eslovenia, explicaba que la quinua está en franca expansión en Europa. «Yo conocí a este alimento milenario hace 10 años. Es uno de los más nutritivos del mundo», comenta. Lesjak llegó al país interesada por saber más, pues cursa una maestría en Agronomía en la Universidad Austral de Chile.  La europea lamenta que muchos productos nativos de Latinoamérica estén en riesgo de desaparecer.
Valdi Fischer, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bélgica, comenta que la quinua, como muchos otros alimentos tradicionales de los Andes, han sido menospreciados. «El comercio justo entre países pequeños y Europa permitió conocer a este grano andino supernutritivo en la década de los noventa». 
La quinua y el amaranto fueron las estrellas de la cita internacional. Hubo pasteles, galletas, bebidas, helados… elaborados a partir de estos productos. Ayer cuando se alternaron las conferencias con el día de campo se ofreció una colada de amaranto. Esa fue la bienvenida que hizo suspirar a más de una persona. «Es una bebida parecida a la que elaboramos los indígenas mapuches, de Chile», comentaba Susana Mamani, una campesina que colabora con la Universidad La Frontera, del país austral.
 Santiago Falcón, docente de Gastronomía de la UTN, explica que se elaboró la bebida de amaranto, para recibir a los visitantes, con pulpa de naranjilla, panela, leche y harina de amaranto. También cuenta que los españoles, durante la Conquista, trataron de desaparecer a este producto junto a la quinua, porque les daba mucha fortaleza a los indígenas. Para los pueblos originarios de América es un regalo de los dioses, comenta Mamani. Incluso hay sembradíos de quinua en China, asegura Luis Fernando Rojas, un consultor económico.
 Para Fischer, el Congreso de la Quinua es una verdadera fiesta de la interculturalidad mundial. Yo conocí la quinua en 1980. Vivía en Chimborazo e impulsaba un proyecto de fortalecimiento de este grano andino junto a técnicos del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap). Había poca quinua sembrada en pequeñas parcelas rurales. Eso era un problema porque no había suficientes semillas. A pesar de todo hicimos los primeros ensayos de adaptación local, junto a plantas nativas como la mashua y mellocos.
 
 La quinua alcanzó importancia a raíz de que se abrieron los mercados de Estados Unidos y Europa, que descubrieron su potencialidad nutricional. Hasta ese entonces en Ecuador se le denominaba, «comida de indios» y se la despreciaba. En Latinoamérica hay muchos recursos con potencial. Lamentablemente, no son bien vistos los productos nativos por sus propios habitantes. Muchas veces se prefiere lo foráneo. 
 
No concibo que en países muy productivos, como Ecuador, se hable de pobreza. Los indígenas mapuches de Chile consumimos la quinua desde tiempos milenarios. Este encuentro mundial me parece excelente, pues considero que debemos compartir este alimento único con todo el mundo, especialmente con los pueblos que sufren hambre. La idea es producir y compartir la quinua. El grano es la materia prima con la que yo trabajo. En Chile consumimos la quinua hecha bebida y pan. Pero quizá la mayor importancia es su poder simbólico. Nosotros utilizamos la quinua y el amaranto en las ceremonias religiosas ancestrales. Son productos infaltables. Ahora, con la Universidad La Frontera estamos elaborando chocolate con quinua y amaranto. Se trata de un proyecto que lleva dos años. Este producto se incluyó en la dieta escolar de estudiantes de colegios y la universidad. Hoy que se han popularizado los granos andinos, también se están revalorizando los conocimientos de los pueblos ancestrales, que han cuidado las semillas»
 
Testimonios
Hay un desprecio por lo nativo Valdi Fischer. Expositor 
Yo conocí la quinua en 1980. Vivía en Chimborazo e impulsaba un  proyecto de fortalecimiento de este grano andino junto a técnicos del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap). Había poca quinua sembrada en pequeñas parcelas rurales. Eso era un problema porque no había suficientes semillas. A pesar de todo hicimos los primeros ensayos de adaptación local, junto a plantas nativas como la mashua y mellocos. 
 
La quinua alcanzó importancia a raíz de que se abrieron los mercados de Estados Unidos y Europa, que descubrieron su potencialidad nutricional. Hasta ese entonces en Ecuador se le denominaba, “comida de indios” y se la despreciaba.
 
 En Latinoamérica hay muchos recursos con potencial. Lamentablemente, no son bien vistos los productos nativos por sus propios habitantes. Muchas veces se prefiere lo foráneo. No concibo que en países muy productivos, como Ecuador, se hable de pobreza.
Saberes nativos se revalorizan Clara Buldes. Indígena Mapuche
Los indígenas mapuches de Chile consumimos la quinua desde tiempos milenarios. Este encuentro mundial me parece excelente, pues considero que debemos compartir este alimento único con todo el mundo, especialmente con los pueblos que sufren hambre. La idea es producir y compartir la quinua. El grano es la materia prima con la que yo trabajo. En Chile consumimos la quinua hecha bebida y pan. Pero quizá la mayor importancia es su poder simbólico. Nosotros utilizamos la quinua y el amaranto en las ceremonias religiosas ancestrales. Son productos infaltables. Ahora, con la Universidad  La Frontera estamos elaborando chocolate con  quinua y amaranto. Se trata de un proyecto que lleva dos años. Este producto se incluyó en la dieta escolar de estudiantes de colegios y la universidad. Hoy que se han popularizado  los granos andinos, también se están revalorizando los conocimientos de los pueblos ancestrales, que han cuidado las semillas.

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